domingo, 25 de abril de 2010

EL SILENCIO


Me lo contó un afecto. Estaba en su departamento con sus hijos, el menor jugaba en la sala; el mayor estaba acostado con ella en la recámara. Ambos escuchaban los sonidos del niño que jugaba con los carros, de pronto no oyeron algo y el hijo mayor le dijo a su mamá: "Huele a silencio, mami".
El niño tiene escasos cuatro años. No ha leído a Rulfo, más sin embargo, algo de esos cielos de Comala ya están instalados en su mente y en su corazón.
"Huele a silencio", dijo el niño.
Los personajes de Rulfo salen a mirar el cielo y ven las nubes que se deshacen junto con sus esperanzas de lluvia.
Si algún día, el hijo de mi afecto es escritor ¡será un maravilloso creador de escenarios!
El aroma del ruido volvió a aparecer segundos después cuando el hijo menor continuó con el juego de sus carritos.