viernes, 7 de mayo de 2010

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA CÓMO LAS ALBERCAS NECESITAN AGUA



Querida Mariana, hay mentes sublimes y mentes sencillas. La mía es de estas últimas. Lo digo porque el otro día me paré frente a una casa, miré la pared, luego vi el techo y pensé: “Es necesario que existan columnas para soportar un techo”. ¿Mirás qué cosa más elemental? Sin embargo, ayer me topé con mi tocaya, Alejandra Volto (luego la cotorrean diciéndole que es la mujer de Volta) y ella, que tiene una mente sublime, me dijo que en el futuro las construcciones estarán “suspendidas” en el aire; es decir, no necesitarán soportes hincados en el suelo. Esto, entiendo, se acerca un poco a mi “descubrimiento” pueril.
¿Las casas levitarán? Pucha, y ¿entonces cómo entrarán los hombres a las casas? ¿A poco tendrán alas? ¿Levitarán?, pregunté. Alejandra se torció de la risa. “No, no -me dijo-. Todo es más sencillo”. Según Ale, los pilotes y columnas serán sustituidos por estructuras similares; serán cilindros de “aire” que permitirán a las construcciones permanecer “alzadas” del suelo. Así que, imaginá que ya vivimos en el futuro y quedamos de vernos a tu casa. Llego a las cinco, vos (como si vivieras en el quinto piso de un edificio) mirás por la ventana y me ves allá abajo y me decís que suba. Yo, entro al cilindro “elevador” y en menos que canta un gallo estoy a tu lado.
Claro, Ale diría que vos no mirás por la ventana, sino por la pantalla y yo no busco el timbre para anunciar mi presencia porque ya el detector ETTS ya te avisó de mi presencia y el dispositivo OYUS ya me escaneó y vio que no llevo “virus” ni soy un potencial terrorista.
Ale dice que los autos del futuro no tendrán llantas y se desplazarán con un sistema gravitacional similar. La energía será todo. Bueno, esto no es un descubrimiento de hoy. Desde siempre los humanos han sabido que la vida es energía. Nuestro propio cuerpo es energía que se alía con la energía universal. Cuando nos enfermamos es porque no estamos equilibrados en esa interrelación.
Por esto, vieras, querida Mariana, no me preocupa ser de mente sencilla. A final de cuentas, parece, lo complejo es aquello que se aleja del equilibrio universal. Durante mi vida he tenido muchas enseñanzas de que lo sencillo es el alpiste para los canarios. Y bueno, ya mirás cómo cantan los Pavarottis del mundo que se alimentan con el agua de lo cotidiano.
Me encanta acercarme a los textos complejos, pero he aprendido que los grandes escritores siempre escriben desde lo sencillo. ¿Qué otra cosa, sino esto, es la vida?
Me gusta la pintura de Modigliani, la de Chagall, la de Picasso; me gusta la literatura de Cortázar, la de Martínez Torres, la de Yourcenar; me gusta la poesía de Efraín Bartolomé, la de Sabines, la de Luis Daniel Pulido. ¿Mirás? Hermosas estructuras cuyos soportes no son pesadas columnas sino livianos pilotes de aire y de viento.
P.D. A veces, cuando ando metido de lleno en el colmo de lo simple, pregunto qué será de las grandes construcciones de todos los siglos en el siglo XXIII. ¿Qué pasará con el Foro Romano en la Roma del siglo XXV? ¿Qué será del mundo del siglo XX en el siglo XXX? ¿Qué será de vos, niña bonita del dos mil diez en el dos mil cuarenta? ¿Sobre qué estructura soportarás tus deseos? ¿Sobre una plataforma de cemento y varilla o sobre una cama de sueños?