domingo, 29 de abril de 2018

A ÓSCAR BONIFAZ



El poeta Arbey Rivera me invitó a participar en el homenaje que brindó a los poetas Óscar Bonifaz y Roberto Rico, en el Tercer Festival Internacional de Artes y Literatura “Balún-Canán”. A la poeta Mirtha Luz Pérez Robledo le correspondió hacer los honores a Rico y a mí me tocó comentar la obra de Bonifaz. Paso copia del textillo que leí (Fotografía: Cortesía de Alejandro Hiram Morales Torres).

Buenas noches.

¿Puedo centrar mi participación en sólo dos elementos de la vasta obra que Óscar Bonifaz nos ha legado? Gracias. Hablaré de manera breve de dos aportes de Bonifaz. Por un lado, la anécdota y por el otro lado el rescate y la preservación de nuestros modismos.
En los dos elementos está presente, en el sitial de honor, el lenguaje, materia prima esencial de los poetas y narradores.
En lo que refiere a la anécdota, todo mundo de Comitán y de otros lugares reconoce el uso que Bonifaz hace de ella. La anécdota está presente en sus novelas, es como la sal y la pimienta en los guisos de los chefs del mundo. Es de tal manera eje de su creación literaria que ha ido más allá y la ha introducido en la poesía. Cuando recibió el Premio Chiapas, en 2014, Bonifaz declamó el poema “Vuelo Nupcial”, poema que es solicitado como si el poeta fuera Luis Miguel y sus fans le pidieran una canción favorita. El poema basa su eficacia en el final anecdótico, por lo que muchos lectores lo identifican como el “del zancudo”. No creo que haya alguien que desconozca tal poema breve, pero, en caso de que fuera así, acá lo leo:

Me acompañaste toda la noche.
Junto a mi oído cantabas
esa lejana canción de cuna;
ávidamente te pegaste a mi piel desnuda,
en el estremecimiento
de las dos de la mañana.
Y el dolor de estar juntos,
frente a la evidencia
de una mancha ensangrentada.

Pero hoy en la mañana te maté,
pinche zancudo,
en la pared azul de mi recámara.

La transición del primer bloque hacia el segundo tiene todas las características de la anécdota graciosa que se practica en todo el mundo. Tal estructura prepara el camino para la explosión final que es como una catarsis para la carcajada, para el disfrute de vida.
Quien se acerca a Óscar Bonifaz recibe el saludo del zaguán y luego, un minuto después, él ofrece la luz de su patio central a través de una anécdota que hace que el interlocutor ría, ría mucho. Puede ser motivo de análisis más exhaustivo este hilo de luz que Bonifaz emplea en su obra y que define su personalidad. La anécdota le ha permitido hacer muchas amistades, pero también, no lo sé bien, es una máscara que, desde siempre, le ha ayudado a superar el ambiente opresivo en el que creció de niño. La anécdota simpática, graciosa, también ha funcionado como escudo para enfrentar el ambiente cerrado de esta sociedad provinciana.
El otro elemento es el rescate y preservación de nuestro modo de hablar. De igual manera que Carlos Monsiváis nos enseñó que la cultura popular mexicana es fundamental para entender el carácter del mexicano, Bonifaz, a través de la investigación y posterior publicación del libro “Arcaísmos, regionalismos y modismos de Comitán, Chiapas” nos dijo que la conservación de nuestro lenguaje original es esencial para afianzar la personalidad de los comitecos. Nos dijo que si perdemos estas joyas lingüísticas seremos un pueblo común y corriente. Monsiváis se fijó en los personajes que el pueblo ha recibido con gran pasión, como Pedro Infante; Santo, el enmascarado de plata; la familia Burrón y demás ajos que dan sazón a nuestro carácter mexicano. Bonifaz tomó las palabras que siguen siendo constante en el modo de hablar del pueblo comiteco y las colocó en el libro citado con su definición. En tiempos de globalización esta labor toma una dimensión gigantesca. Ahí están las palabras originales, las que le dan sentido a nuestro modo de hablar, las que nos hacen únicos y originalísimos en todo el mundo. Ahí está la columna vertebral de nuestro voseo.
Este legado es muy claro. ¿De dónde Bonifaz obtiene la anécdota? De lo que hablan las personas en el mercado, en el parque, en el café. Ahí donde Bonifaz llega pepena esas piedritas lingüísticas, las acomoda y les agrega su particular sentido del humor. Bonifaz es tan hábil que pepena anécdotas de otros lugares del mundo y las adecua a nuestro entorno y personajes. Con esas adecuaciones las hace comitecas.
Una vez me contó que tenía escrito un cuento que se desarrollaba en Comitán, leyó una convocatoria de cuento lanzada en Querétaro. Tomó el cuento, cambió el entorno, el parque de Comitán se convirtió en plaza de aquella ciudad. La maquilló con tal pericia que obtuvo el Primer Lugar de ese concurso nacional.
El legado de Bonifaz es rico y preciso. Nos dice que debemos valorar nuestro lenguaje, porque ahí está la esencia del patrimonio cultural. Comitán es un pueblo cultural de gran valor, por lo que es su gente. Bonifaz lo entendió y ahora somos nosotros los que debemos comprenderlo a cabalidad.
Por eso, en esta noche que se reconoce el valor de su creación, pido, de manera respetuosa, que le brindemos un aplauso generoso al poeta Óscar Bonifaz.
Muchas gracias.