domingo, 8 de abril de 2018

RESUMEN CREATIVO EN SEIS VINILOS




¡Seis vinilos en seis mamparas! Cada uno de ellos resume el camino de una labor de hormiga.
¿Por qué hoy hablo de mí? Porque acá están seis vinilos que sintetizan mi vida creativa. Porque, sin duda, algún lector puede hacer este mismo ejercicio al que me vi precisado el día que, en el Museo de la Ciudad (en Comitán), hubo una especie de reconocimiento a mi trabajo de redacción de las Arenillas. El ejercicio fue interesante, casi como si alguien preguntara: ¿Cuáles son los seis instantes que definen tu vida? ¿Qué diría el lector que ahora lee esta Arenilla y a quien, de manera respetuosa, le pregunto lo mismo?
En la primera imagen estoy parado frente a la cámara fotográfica, instrumento que detiene el instante, cuando tengo la edad de ¿cuatro o cinco años?
En la segunda imagen aparecen mis papás, el día de su boda. Ellos se casaron en la Ciudad de México y vinieron a vivir a Comitán, ciudad donde mi papá falleció en 1990, y donde (gracias a Dios) mi mamá, a sus ochenta y ocho años de edad, sigue viviendo.
En la tercera imagen aparece una entrevista que le hice al talentoso Raymundo Zenteno, el creador de Radio Ombligo. Fue para ilustrar el origen de las Arenillas; es decir, las Arenillas, en un principio, fueron entrevistas con diez preguntas inusuales que provocaron, en mis entrevistados, diez respuestas sorprendentes. Creo que un libro con estas entrevistas justificaría la existencia de las Arenillas, por el juego de ingenio e inteligencia que desplegaron mis entrevistados.
En la cuarta imagen (se logra ver) aparece la cifra de dos mil ochocientos cuarenta y cuatro textos que, hasta diciembre de 2017, había subido en mi blog; es decir, ahí están más de dos mil ochocientas Arenillas. El homenaje se centró en ello: en la cantidad de textillos que han sido leídos por mis fieles lectores. El número (lo mencioné esa noche) es minúsculo (si lo comparo con el número de estrellas que existe en el universo), pero es inmenso, si pienso que un año tiene trescientos sesenta y cinco días y que las Arenillas se publican casi a diario. En esta cifra se resume toda una vida dedicada a escribir para comunicar. La lectura me ha hecho feliz durante toda mi vida, si la redacción de uno de mis textillos logra hacer feliz a un lector el círculo divino se completa. La vida está hecha de círculos, los divinos, como la escritura y la lectura, es uno de los excelsos.
En la quinta imagen aparece una relación de los temas que trato en las Arenillas, desde las cartas que le envío a Mariana hasta cuando, en un alarde de maniqueísmo, pero infinito en sus posibilidades, divido el mundo en dos. En las Arenillas me he atrevido a decirles a los académicos de la Real Academia de la Lengua Española que sus definiciones, si bien no son inexactas, si están incompletas, porque el imaginario colectivo es más extenso.
Y en la sexta imagen aparece la estación más reciente de este viaje en tren: Arenilla Revista, la publicación impresa bimestral, que llega a dos mil hogares, de manera gratuita, gracias a la generosidad de patrocinadores que están convencidos de que Comitán merece una revista de calidad, que preserve y fomente los valores más íntimos de nuestra cultura.
El ejercicio de selección de los seis instantes fue intenso y emocionante. Me demostró que el camino ha sido grato y arduo; me señaló que toda acción realizada en pro de la sociedad es bien recibida.
La noche del reconocimiento se llenó la sala donde se realizó el acto. Muchos amigos acudieron a dar un abrazo a esta labor de hormiga que emprendí hace muchos, muchos años.
Si en este momento motivara al lector a hacer el mismo ejercicio estoy seguro que el resultado sería muy halagüeño. Parece que la imagen uno y la imagen seis no tienen variación mayor. La primera tiene que ser una fotografía de cuando fue niño y la sexta es una imagen del acto más reciente de su vida. ¿Con qué imágenes completan las cuatro restantes? Esas cuatro restantes son el camino seguido para llegar hasta el momento actual. Son imágenes determinantes en la vida de cualquier persona.
De vez en vez es bueno (así lo constaté esa noche en el Museo de la Ciudad) hacer una pausa y realizar un breve recuento de instantes definitorios. Si no lo hacemos nosotros es difícil que otro lo haga. La cita recurrente dice que nosotros somos “los arquitectos de nuestro propio destino”. Este ejercicio me permitió ver la forma en que yo, albañil necio y bien intencionado, levanté las paredes que hoy forman la casa que soy. Vi (y me asombré) que a mis paredes les puse ventanas anchas para que entre el aire y el sol, y yo pueda, desde ahí, ver la calle y lo que ahí pasa. Por esas ventanas puedo ver las frondas de los árboles y el vuelo de los pájaros y observo cómo se oscurece el cielo cuando está a punto de llover. Desde ahí he visto la lluvia, de agua y de pétalos de tenocté y de jacarandas.
¿Cómo se sintetiza una vida en seis vinilos? Este ejercicio lo hice para resumir mi labor creativa volcada en las Arenillas.
¿Y lo demás? Algún día deberé hacerlo, para que mi casa no quede cholenca.
¿Algún lector se anima a hacer el ejercicio? Sólo como mero juego, para hacer una pausa, para que vean que el camino tiene abrojos, pero también está lleno de azucenas y nomeolvides.