sábado, 14 de abril de 2018
CARTA A MARIANA, DONDE SE ENCIMAN PREGUNTAS
Querida Mariana: ¿Has visto cómo los turistas extranjeros llegan a nuestro pueblo con un libro grueso debajo del brazo? ¿Nunca te has preguntado qué dice de Comitán esa guía turística?
Cuando alguien viaja, busca información mínima del país que visitará, para no llegar con la venda en los ojos. Las grandes editoriales publican guías turísticas y éstas sirven para orientar al viajero.
Imaginemos a una pareja de franceses que decidió vacacionar en nuestro país. Van a la librería “Shakespeare and company” y eligen una guía que, en letras grandes, dice: “México”; luego se sientan en un café al aire libre y leen la información mínima del país que visitarán.
Esta información refiere datos geográficos, políticos, culturales y sociales. Sin duda que la guía les dice que en la Ciudad de México hay smog, que la altitud es de tantos metros sobre el nivel del mar, que el clima no es extremoso, que deben tener cuidado porque la violencia está a la vuelta de la esquina. Sin duda que les advierte del “Mal de Moctezuma” y los previene de las molestias por comer chile.
¿Qué dicen esas guías acerca de Chiapas y, sobre todo, de Comitán? Como es conocimiento mínimo, estos lazarillos editoriales deben instruir a los viajeros en esas minúsculas trazas culturales. Pienso que estos libros tienen sugerencias y advertencias.
Si yo quisiera ir a París de vacaciones compraría una guía que dijera, en letras grandes, “Francia” y me enteraría qué lugares hay para asistir al teatro, qué librerías existen, qué restaurantes sugieren y cómo puedo desplazarme en Metro a los diferentes barrios de la ciudad. ¿Qué ropa debo llevar si voy en diciembre o si voy en abril? ¿Cuáles son los precios para entrar al Museo del Louvre? Y, tal vez, venga un apartado con frases para pedir un pastel o un refresco o para preguntar “Oú se trouvent les toilettes por hommes?”, que, más o menos, significa: “¿En dónde están los sanitarios para que yo haga pis?”.
Imagino, entonces, que la guía de “México” ofrece datos mínimos para que la pareja de franceses tenga una idea de cómo es Comitán.
No pensés que mi ejemplo es desventajoso, porque alguien podría pensar que París es mucha ciudad para Comitán. Bueno, nadie pone en duda que aquella ciudad francesa es una de las ciudades más hermosas del mundo. Una amiga me dijo un día que cuando estuvo frente a la Torre Eiffel y caminó por el Palacio de las Tullerías y por los Campos Elíseos y por Montmartre pensó: “Esta ciudad la construyeron para ser bonita”.
Nuestro Comitán, también, es un pueblo bonito. La pareja de franceses que llegará al pueblo no piensa hallar la suntuosidad de París. ¡No! Lo que pretende hallar es un pueblo discreto, con una cultura auténtica. No vendrán a comer croissants sino a probar los panes compuestos. En la guía, sin duda, hay un apartado que explica qué es un pan compuesto, qué ingredientes lleva y los lugares donde se pueden probar los mejores. No será casualidad que mencione al “Foquito”, lugar íntimo, atendido por mamá Lupita, que prepara unos de los mejores panes compuestos de todo el mundo.
Tal vez, la guía sugiere la visita al mercado Primero de mayo; tal vez, de pasada, dice que Rosario Castellanos (quien vivió su niñez y parte de la adolescencia en este pueblo), menciona dicho mercado aparece en su novela “Balún-Canán”. Ahí, en el mercado, se puede comprar cacahuates, de sabor exquisito; asimismo riquísimos chinculguajes que prepara doña Chusita, de Quijá. ¡Ah, pero eso sí! Si tienen ganas de hacer pis ¡jamás se les ocurra usar los baños del mercado! No, por favor, ¡no! Es una pena que en Comitán no existan sanitarios públicos higiénicos.
¿Sugerencias para visitar lugares? Bueno, la guía debe sugerir una visita a la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez (a la pareja de franceses le gustará hallar imágenes del París que conoció nuestro héroe, que en confianza le decimos Tío Belis); al Museo Arqueológico (que contiene una colección de piezas prehispánicas de valor, de la zona de Tenam y de Chinkultic); al Museo de Arte Hermila Domínguez de Castellanos (la guía debe señalar que, por desgracia, la mayoría de cuadros son muestra de la pintura oaxaqueña y no chiapaneca, como debería ser); y, por último, debe recomendar la visita al recientemente inaugurado Museo Rosario Castellanos, que, la verdad, la verdad, nos quedó a deber, y no hizo justicia a la grandeza del personaje que debería ser motivo de real orgullo de Comitán para chentearlo con medio mundo. ¡Ah, olvidaba mencionar el Museo de la Ciudad! Claro, también nos queda a deber, pero es un buen acercamiento a las raíces de este pueblo.
La guía debe señalar otras características importantes, debe privilegiar el “cantadito” del habla popular y la riqueza de nuestro lenguaje. Tal vez mencione algunas palabras propias con su correspondiente definición: “flato” no corresponde a la acumulación de gases que se entiende en otras latitudes, sino que es un sentimiento de nostalgia y de tristeza (tiricia) que tiene mucha semejanza con la “saudade” portuguesa; “armonía”, no es un estado de equilibrio, sino un estado de inquietud. Estos ejemplos servirán para que nuestros amigos franceses sepan que Comitán es un pueblo sencillo y complejo.
La guía estaría incompleta si no advirtiera de riesgos y peligros, y esta es la parte del libro que los comitecos quisiéramos quemar, porque apena que una ciudad tan bella tenga esas manchas que, cada vez, se hacen más grandes y profundas. La guía debe advertir que es posible, muy posible, que en el trayecto de San Cristóbal a Comitán se topen con un bloqueo carretero y permanezcan varados horas y horas hasta que los líderes de las organizaciones den paso; es decir, la guía debe advertir que la Constitución Mexicana consigna que es delito federal bloquear las vías de comunicación, pero que hay grupos que ignoran la Constitución y las autoridades no aplican las leyes, porque el estado de Chiapas está sumido en el caos.
Es triste, pero la guía debe advertir que, de igual forma que sucedió en la carretera, es probable, muy probable, que el parque central de Comitán esté lleno de carpas donde los comerciantes ofrecen, además de una imagen sucia, artesanía de Guatemala.
La pareja de franceses debe saber que la violencia ha crecido de manera exponencial. Nuestros amigos viajeros deben tener conocimiento de que un disfrute gozoso es caminar por barrios tradicionales, ir a la Cueva, lugar donde se fabricó el “comiteco”, bebida que dio brillo a este pueblo, o a Yalchivol, donde siguen haciendo las tejas y los ladrillos, pero, si lo hacen, deben hacerlo en compañía de más personas, porque, en el momento menos pensado, dos maleantes pueden despojarlos de sus celulares y de sus carteras. Deben saber que Comitán es frontera y que, Dios mío, ¡qué pena!, cada vez se convierte en una ciudad con las desventajas de Tijuana, que es ciudad fronteriza del Norte.
Nosotros, quisiéramos que una guía turística hablara sólo de las bondades y bellezas de este pueblo (¡que vaya que los tiene por montones!), pero sería hipócrita no mencionar sus carencias y desventajas. En los últimos tiempos, los naturales de esta tierra hemos dejado de sentir la armonía, que en otras partes significa equilibrio, y hemos fortalecido el concepto comiteco que significa desasosiego. Vemos, con tristeza, que nuestra ciudad pierde el equilibrio que la hizo un lugar pleno y sosegado. La leyenda urbana cuenta que era una ciudad limpia (los visitantes de antes daban fe). ¿Ahora? Hasta las propias autoridades permiten que sea una ciudad sucísima. En pleno parque central, un lugar lleno de luz como es el espacio donde está la escultura de Luis Aguilar, “Día marcado”, lo convirtieron en espacio para colocar la basura antes de que pase el camión recolector. Decenas de bolsas de basura afean el centro.
Ahora la leyenda urbana cuenta que hay una escasez tremenda de agua entubada. Si la guía turística menciona que en La Pila hay agua que, generosamente, brota de los chorros y que el sonido del agua es como un canto líquido de cenzontle, habrá que advertir que ya no es así. Un gran porcentaje de población no recibe agua en sus casas (hay usuarios que, molestos, aseguran que llevan más de seis meses sin recibir gota de agua).
Posdata: Uno quisiera sólo hablar de las cosas bonitas, pero no es posible ni es justo para el viajero. Las guías tienen sugerencias y advertencias. Siempre sugeriremos que lleguen a Comitán, que se llenen con sus cielos y con sus aires, con la riqueza de su cultura y con la afabilidad de los auténticos comitecos, pero también advertiremos que caminen con cuidado, porque el pueblo ya no es lo que era. Necesitamos en puestos públicos a personas que amen a Comitán. ¡Lo necesitamos, con urgencia!