martes, 19 de mayo de 2020
CARTA A MARIANA, CON UN RASTRO DE LUZ EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Querida Mariana: Lo que ves en la imagen es la portada del libro más reciente de Óscar Bonifaz. Es un libro que apareció en tiempos de pandemia, resguardado en casa. Los tiempos exigen que su presentación sea así, discreta. Si hubiese sido otro tiempo, el tiempo donde todos volábamos en forma libre, la presentación habría sido en un escenario lleno de asistentes. Óscar habría asistido acompañado por sus hijos y por sus múltiples amigos y por muchos lectores.
Pero, el tiempo de pandemia ha exigido que el libro aparezca como un hilo de su sueño. Al despertar, el mundo halla un cofre sobre la playa y dentro del cofre el poemario de Bonifaz.
El maestro me hizo una llamada telefónica, preguntó si estaba enclaustrado. Sí, dije, sigo las indicaciones de las autoridades sanitarias. Me dijo que él también respeta la sugerencia de permanecer en casa, está acompañado por su hija Olivia.
El maestro nació en 1925, tiene noventa y cuatro años. “Andando” en los noventa y cinco, goza de cabal salud, física y mental. Se apoya en un bastón al caminar, pero lo hace porque un médico le recomendó usarlo. Pero el maestro, con su característico humor, cuando alguien lo observa, como si fuera Chaplin, se coloca el bastón en el hombro y camina con su característico paso de basilisco sobre el agua. Goza de cabal salud, pero la estadística oficial indica que él, igual que yo (y tal vez yo más), está colocado en la relación de personas con alta vulnerabilidad, por esto, permanece en casa, pero no está inactivo.
Cuando dejó la dirección del teatro Junchavín, una mañana fui a su casa a preguntarle a qué dedicaría su tiempo, cuando entré vi que escribía. Ya nada pregunté, supe a qué dedicaría su tiempo. Bonifaz, a sus noventa y cuatro, sigue en permanente proceso de creación.
El día que el maestro me llamó, dijo que Olivia, su hija, quería obsequiarme un ejemplar. Insistí en que no estaba saliendo. No salgás, me dijo, abrí la ventana del portón y recibilo. Y así lo hice, y así lo hizo Olivia, ella me envió el libro con un propio (así decimos en Comitán, un propio). Abrí la ventanita del portón y recibí el libro.
Esto que te cuento lo hago para que veás cómo funciona la creación. En tiempos de pandemia, la actividad intelectual en Comitán está en movimiento. Bonifaz sigue activo, Olivia también. Y digo que Olivia también, porque ella (quien radicó en España varios años y regresó al pueblo) ha estado muy activa en el proceso de creación. Los hijos de Bonifaz traen enredado el cordón del arte desde el momento de su nacimiento, en su ADN vino integrada la cuerda de luz. Olivia es fotógrafa. La fotografía que ilustra la portada del libro del maestro es producto de su mirada. Además, y este además significa mucho, el diseño de la portada está firmado por Raquel P. Bonifaz que, intuyo, es rama de la misma ceiba.
Recibí el libro del maestro, el obsequio de Olivia. Lo recibí en casa. Desde casa comparto con vos mi gusto por tener esta primicia, en tiempos donde todo parece envuelto en una manta extraña. En estos tiempos de incertidumbre, hasta mi casa llegó la certeza de la luz, reflejo de la fotografía que Olivia tomó y que muestra la torre iluminada del templo de Santo Domingo, de Comitán.
El libro está dedicado a sus hijos: Juan Carlos, Alex, Gaby y Olivia. Es una edición de Editorial Chiapaneros; y la presentación la hace Ernesto Zúñiga el editor, quien, en las primeras líneas, dice lo siguiente: “A lo largo de la historia, los héroes de la palabra, de la espada o de la estrategia, se han identificado por sus orígenes y así, no se puede hablar de Miguel Ángel Asturias sin pensar en Guatemala, no se puede mencionar a Julio César sin que por nuestra mente surja Roma, o Londres por Churchil, Praga por Kafka, y lo mismo ocurre con Óscar Bonifaz Caballero, a quien no se le puede nombrar sin que Comitán lo acompañe siempre.”
Zúñiga tiene razón, Bonifaz está íntimamente ligado a este pueblo y este pueblo también tiene una rama que lleva el nombre de su escritor, rama donde se cuelgan los columpios de la poesía, del cuento, de la novela y del teatro; rama donde también ya se asoma la mirada inédita de Olivia.
Posdata: Estos tiempos son históricos. El mundo está inmerso en una dinámica que no fue advertida apenas hace unos meses. El mundo no volverá a ser el mismo. Las presentaciones de libros tendrán nuevas dinámicas. Tal vez ya no habrá las presentaciones con auditorios pletóricos de personas; tal vez las presentaciones ahora serán virtuales y los libros llegarán a casa, después del pago, a través de un propio. O nos acostumbraremos a hacer libros digitales y los leeremos en chunches electrónicos, y Olivia montará exposiciones fotográficas en salones virtuales de todo el mundo. Yo, siempre privilegiado, asistí a la presentación del nuevo libro del maestro, desde mi casa. Lo abrí sentado en mi sofá. Ahí lo bebí, desde acá lo comparto con vos.