sábado, 24 de abril de 2021

CARTA A MARIANA, CON UN RECONOCIMIENTO

Querida Mariana: mirá este documento gráfico. Según el pie de foto es del 7 de octubre de 1950 y la fotografía fue tomada en el parque central de Comitán. El portal que se ve al fondo es por donde ahora está el Italian Coffee y la Esquina de Belisario. José Alejandro Muñoa Pola hizo favor de compartir este valioso documento en las redes sociales, en la página que creó Francisco Domínguez y que se llama Imágenes históricas, leyendas y personajes de Comitán. La iniciativa de Francisco ha prosperado. Esa página se ha convertido en un maravilloso reservorio de fotografías que ayudan a cimentar nuestra identidad. ¿Cómo era Comitán en los años cincuenta del siglo pasado? Acá hay una figura para completar el rompecabezas. Los estudiosos de la historia del pueblo tienen elementos para darse gusto y aportar su visión. En los últimos tiempos, Ramón Folch y José Alejandro Muñoa Pola han compartido sus hallazgos en hemerotecas y bibliotecas. Con pasión ha subido muchas fotos de documentos del siglo pasado en la página de Francisco. ¡Genial! Lo hacen de manera desinteresada. Hay, se nota, un deseo de servir a la patria. Los comitecos honramos la memoria de Belisario Domínguez. Gracias a José Alejandro acá tenemos una imagen del acto que se realizó en su pueblo el 7 de octubre de 1950, día en que se conmemora su fallecimiento. ¿Cómo dar gracias a José Alejandro, a Ramón y a Francisco por lo que hacen por este pueblo? ¿Cómo agradecer a cientos de integrantes de la página que, de igual manera, comparten las fotografías familiares que tienen colgadas en las salas de sus casas o en los álbumes o en los arcones? Este archivo digital ahora es uno de los tesoros del pueblo. Los historiadores e investigadores ya harán un detallado y minucioso estudio de estos documentos y darán luces para iluminar la historia de este enormísimo pueblo. Yo, neófito, lo que hago ahora es lo que hacemos todos al mirar una foto y decir ¡qué bonito! No sabemos quién es la chica que está frente al micrófono, tampoco sabemos si ella fue la encargada de leer la honra fúnebre (y digo esto, porque yo veo que sostiene un papel entre las manos y su mirada se concentra en ese documento). Pero lo que sí me sorprende, con inusual alegría, es esa presencia. ¿Mirás? En 1950, una mujer ocupa el pódium. La mujer comiteca continúa con la tradición. Estamos a punto de conmemorar y de echar cuetes por el Bicentenario de la Independencia de Chiapas y de Centroamérica, que tuvo su inicio en nuestro pueblo. Y en los renglones de ese trozo de grandeza histórica asoma la presencia de Josefina García. Hasta la fecha, nos dicen los estudiosos de la historia comiteca, aún no existe un documento que dé cuenta fidedigna de la biografía de la heroína comiteca. Todo es mera especulación. Pero, tal vez, un día de estos aparecerá el eslabón perdido y confirmará la grandeza de la mujer comiteca. El busto de doña Josefina que existe en el parque de San Sebastián fue realizado tomando como modelo la fotografía de la tía de un personaje célebre, que nada tenía que ver con doña Josefina. La Josefina de San Sebastián es una representación ideal. En 1821 la fotografía no aparecía en el mundo, menos que llegara a Comitán. Las personalidades de ese tiempo, para registrar sus imágenes para la posteridad, contrataban a pintores para hacerse retratos al óleo. Tal vez doña Josefina no tuvo paga para pagarse ese gusto. Para registros de ese tiempo no tenemos más que testimonios orales que fueron pasados a papel, por cronistas de ese tiempo. Esos documentos están en archivos antiguos, en baúles y en desvanes empolvados. José Alejandro nos comparte fotografías en color sepia, color que nos remite a la nostalgia. José Alejandro Muñoa Pola y Ramón Folch han contribuido para que nuestra historia se cimente sobre un terreno más sólido, menos pantanoso. La historia requiere documentos que sustenten aquello de “papelito habla”. Acá, insisto, sólo con el entusiasmo del que mira y admira la fotografía, digo que hay un documento muy importante. Ya los investigadores nos darán más elementos. Yo sólo digo lo que siempre he expresado: antes la figura de Belisario Domínguez estaba al paso de los comitecos y, cosa importantísima para abono del civismo, cuando había un acto como el que acá se aprecia, las autoridades y el pueblo estaban unidos. Se me ocurre pensar que esa mañana de 7 de octubre de 1950 alguna persona iba a hacer un mandado y caminaba por el portal y se detuvo ante la voz de la chica y fue parte importante de la ceremonia dedicada a un comiteco ilustre y cuando llegó a su casa comentó con su familia que la chica había repetido algunas líneas del discurso de Belisario. ¿Ahora? Ahora, la presencia de Belisario no existe en el parque central. Cuando hay alguna ceremonia en su memoria el acto se realiza en el patio central de la presidencia municipal porque ahí está la estatua del héroe. Y, me da pena decirlo, pero no cualquier comiteco puede presenciar el acto. Digamos que sólo los invitados especiales tienen acceso. Esto hace que la sociedad se estratifique. En el Comitán de 1950, acá está la prueba fidedigna, en un espacio del parque central había un pedestal con un busto de Belisario. Todos los días a toda hora, los comitecos veían esa imagen. Los niños que por ahí caminaban de la mano de los papás preguntaban quién era ese señor y los papás les contaban una mínima biografía del héroe. Y los días conmemorativos, la celebración se hacía así, a la vista de todos, en la burbuja libre del parque comiteco. Otro detalle que llamó mi atención fue el micrófono. Ah, los que saben reconocen la calidad de esos micrófonos. Los he visto en fotografías de locutores de la XEUI, por ejemplo. Quienes estuvieron frente a un micrófono de esos hablan bondades de la calidad. El otro detalle es el arreglo. Veo un lazo con papelitos de papel de china picado, una espiral sobre el pedestal y arreglos florales sobre la base. Los arreglos eran modestos, pero realizados con pasión, con buen gusto. El aire comiteco era parte de los efectos especiales, porque era el que se encargaba de dar vida a los papelitos de papel y provocar el sonido de mil chisquirines alebrestados. El pie de foto dice que “año con año se honra la memoria del gran héroe civil…” Es cierto. Aún en tiempo de pandemia se hace. Sin duda que, en 1950, además de este acto registrado en el parque central, las autoridades y el pueblo acudieron al panteón e hicieron guardias de honor ante la tumba de Belisario. Comitán sigue honrando al héroe. El 7 de octubre de cada año se realizan actos en su tumba y frente a su estatua. Tal vez algún día se recupere la imagen en el parque y los actos conmemorativos sean de manera abierta, para que participe toda aquella persona que lo desee. Muchos, al ver estos documentos del siglo XX se hacen la pregunta: ¿y dónde quedó ese pasado? Por ejemplo, ¿en dónde quedó el busto que estaba ahí en el parque? Parecen preguntas inoficiosas. La respuesta general es: el pasado ya no está, todo desapareció. Pero, sabemos que no es así. El portal del fono aún existe, con transformaciones, pero ahí está, como la puerta de Alcalá, viendo pasar el tiempo; lo mismo sucede con la casa del fondo, esa casa aún conserva su traza original, casa soberbia de dos plantas. El parque central Benito Juárez aún está, también con transformaciones, ahora tiene una soberbia ampliación. ¿Viven los protagonistas de este acto? ¿Vive la persona que está detrás de la chica? ¿Vive la chica? La foto tiene setenta y un años, suponiendo que la chica tuviese veinte en ese momento, ahora tendría noventa y un años. Sí, es probable que ella viva. Lo que sí parece que ya se perdió es la base y la columna y el busto de Belisario Domínguez. El otro día platicamos acerca de la pertinencia de regresar al parque la figura del héroe comiteco, y comentamos que el senador Eduardo Ramírez Aguilar obsequió al presidente de la república de Argentina, una escultura pequeña en bronce que modeló el escultor comiteco Luis Aguilar. Ese busto, en grande, bien podría colocarse en un espacio del parque central, a la vista de todos, para que, insisto, a la hora que los niños caminen al lado de sus papás y vean el busto pregunten ¿quién es ese señor? y, ¡prodigio!, los papás, al platicar de quién se trata, honren a Belisario y al pueblo libre por la palabra libre. Y, en el supuesto caso que los papás no supieran quién es ese señor, se acercarían a la base donde habrá una placa que consignará los datos mínimos de la biografía de ese hombre excepcional. Posdata: imagino a Alejandro Muñoa Pola hurgando periódicos y revistas en la hemeroteca y al hallar algo de Comitán, de inmediato le toma una fotografía al documento y luego lo comparte en las redes sociales, a través de la página de Francisco Domínguez, que ya tiene más de 17 mil miembros. ¿Mirás cuántas personas reciben estos mensajes, estos documentos? ¡Ah! Los chunches electrónicos nos permiten estos hallazgos. Benditas todas las personas que están compartiendo documentos y fotografías del Comitán del siglo pasado. Ayudan a conformar la personalidad de este pueblo, enormísimo pueblo.