sábado, 10 de abril de 2021

CARTA A MARIANA, EN BUSCA DE ESTRELLAS

Querida Mariana: medio mundo dice que Balún-Canán significa nueve estrellas. Acá, en este fotograma, hay dos estrellas. ¡Sí, dos estrellas del cine mexicano! La niña es Cecilia Camacho y la mujer es la gran Rosaura Revueltas. Las dos actrices participaron en la película “Balún-Canán”, que dirigió Benito Alazraki, en 1977. Y digo que son estrellas, porque Cecilia, en ese momento, ya había obtenido la Diosa de Plata, a la mejor actuación infantil en la película “Presagio”, dirigida por el gran Luis Alcoriza, con guion escrito por quien años después sería galardonado con el Premio Nobel de Literatura: Gabriel García Márquez; y Rosaura, también años antes, había sido la protagonista principal de una película gringa que ahora está considerada como una joya cinematográfica: “La sal de la tierra”. Dos grandes estrellas pues. Y es que en la película “Balún-Canán”, basada en la novela de Rosario Castellanos, participaron más estrellas cinematográficas. Ah, basta mencionar a Saby Kamalich, a Tito Junco y a Pillar Pellicer, la famosa actriz que trabajó en la película “La choca”, que fue dirigida por el Indio Fernández y que, en 1975, obtuvo el Ariel, como mejor película y Pilar obtuvo el Ariel como mejor actriz. ¡Uf! Puro grande, pura estrella. Mi espíritu se esponja como cola de guajolote a la hora que menciono a tanta luminaria. No sé si en el norte del país, a una persona que carece de un ojo le llaman igual que acá: choca. He escuchado que en Chiapas y en Tabasco sí usan la expresión. Herminia tenía una perrita que, en algún accidente, perdió un ojo, la perrita se llamaba Chiquis, pero todos en la casa, sin ser despectivos, le decían la choquita. ¡Choquita, Choquita!, la llamaban y la perrita entraba a la casa a toda carrera y se trepaba en el sofá. La Pellicer interpretó a una mujer choca. No me estás preguntando, pero yo recuerdo muy bien el inicio de esta película, no recuerdo a Pilar Pellicer, a quien recuerdo es a Meche Carreño, quien era una actriz muy joven en los años setenta, que despertaba pasiones, porque no tenía empacho alguno en mostrarse como Dios la mandó al mundo. Esta película fue muy generosa para nuestros ímpetus juveniles, porque ni siquiera comienzan los créditos cuando ya aparece Meche a mitad de un río, emerge como una sirena, levanta los brazos y muestra sus pechos, húmedos, bonitos. Ah, genial. La imagen sintetiza el ambiente de la selva, de las lianas que brotan en la naturaleza. En una entrevista, Pilar dijo que cuando leyó el guion no se dio cuenta que representaría a una mujer con cicatriz en el rostro. No sabía que la palabra choca aludía a una mujer carente de un ojo. De las estrellas mencionadas, y que participaron en la película “Balún-Canán”, sólo Cecilia vive. Ya fallecieron Tito Junco, Rosaura Revueltas, Pilar Pellicer y Saby Kamalich. También ya fallecieron el director, Benito Alazraky, y el gran fotógrafo Gabriel Figueroa, quienes estuvieron en Comitán, en los años setenta, para hacer algunas filmaciones de la cinta. Acá hicieron algunas tomas en el barrio de Yalchivol, en el parque de La Pila y en el panteón municipal. Para las tomas del panteón, los productores invitaron a la población comiteca a participar como extras. Hace como diez días, la poeta Clara del Carmen Guillén pidió, de manera respetuosa y atenta, que algunas de las personas que participaron como extras compartan sus experiencias. ¡Sí! Es un llamado muy pertinente. Para la historia local de nuestra identidad es importante que sus protagonistas cuenten este suceso histórico. El rompecabezas sólo se logra armar cuando se tienen todas sus piezas. Acá, muchos paisanos pueden aportar sus testimonios. La filmación de “Balún-Canán” fue un momento luminoso para el pueblo. Por fortuna, Clara del Carmen Guillén hizo la petición colocando la primera pieza sobre la mesa. Con emoción compartió sus recuerdos, recuerdos que, estarás de acuerdo, mi niña bonita, son esenciales para el árbol de nuestra nostalgia. Las escenas filmadas en Comitán representan un mínimo porcentaje del film. Muchas otras locaciones corresponden al centro del país. Es importante mencionar que las escenas de la hacienda corresponden a una hacienda que construyeron dominicos en el siglo XVI, y que está en Cuautla, Morelos. La hacienda ya es un cascarón, pero ha servido para hacer películas que también están relacionadas con nuestra historia local. La hacienda se llama Coahuixtla. ¿Mirás? Ya el nombre nos amarra una cinta de luz. En Chiapas tenemos una ciudad que se llama Huixtla (en esa ciudad de la costa chiapaneca nació mi mamá). El nombre es un nombre náhuatl, que significa lugar donde abundan las espinas. Coahuixtla debe ser nombre náhuatl, de acuerdo con el diccionario coa significa serpiente, así que el nombre de la hacienda que fue empleada para representar la finca Chactajal, de la novela, puede significar lugar con espinas y serpientes. Otro lazo de unión es que la hacienda de Coahuixtla la construyeron frailes dominicos. ¿Quiénes llegaron a evangelizar nuestro pueblo? Pues dominicos. Por eso, Santo Domingo es el santo patrono de Comitán. ¿Más lazos de unión? Lo que ya dije, muchas películas han sido filmadas en la hacienda Coahuixtla, películas que también tienen alguna liga con nuestra historia local. Por ejemplo, en 1971, en la hacienda realizaron algunas tomas de la película “La chamuscada”. En ese film participó la Tigresa Irma Serrano, producto made in Comitán o en Las Margaritas, porque ella vivió en el rancho de su papá, el poeta Santiago Serrano, que se llama “La Soledad” y que está en el municipio vecino. Pero hay más, la película “El cuartelazo” también tiene escenas grabadas en la hacienda Coahuixtla. “El cuartelazo” fue filmada en el año 1977 y cuenta el golpe de estado que dio Victoriano Huerta en contra de Madero. La película, en blanco y negro, inicia con la exhumación del cadáver de nuestro máximo héroe civil: Belisario Domínguez. Así pues, la hacienda Coahuixtla tiene nexos cercanos con nuestra tierra. La hacienda, como ya dije, está en ruinas, pero es inmensa y, con la magia del cine, recuperó vida. En la película “Balún-Canán”, aparece como la hacienda Chactajal. ¡Ah, el cine nos sorprende siempre! La poeta Clara del Carmen solicitó que quienes salieron de extras en esa película cuenten sus experiencias. Y ella puso la muestra. Clarita participó como extra, pero, ¡oh, decepción!, cuando acudió al estreno en el Cine Comitán se buscó y no se halló. La cámara de Gabriel Figueroa no la captó. Uno entiende, no todos los extras aparecen. Los extras hacen el montón, pero quien participa en una película vive una experiencia sin igual. Clarita estuvo cerca del gran Gabriel Figueroa. ¿Qué cuenta Clarita? Ella cuenta que era estudiante y una mañana escuchó en la radio XEUI que invitaban a la población como extras en la película. Ella no lo pensó dos veces, se presentó en el patio de la Casa de la Cultura y cuando llegó vio que había muchas personas formadas. Los encargados de la producción los habían dividido en clases sociales, por su físico, en clase baja, clase media y clase alta. Clarita la colocaron en la fila de la clase media. Clarita cuenta, con emoción, que vio a Saby Kamalich y a Tito Junco, y recuerda a una chica alta que encabezaba la fila de la clase alta (no sólo por la estatura, sino por el porte). El día que los citaron para participar en la filmación, todos fueron peinados de acuerdo a la época. Clarita dice que de un gran camión bajaban los vestidos y los repartían de acuerdo a su condición social. La escena donde participaron fue en el panteón municipal, todos iban vestidos de luto. A ella la vistieron con un vestido antiguo y con velo. Al llegar los colocaron en diversas tumbas y les dieron un plato que simulaba el quinsanto, porque la calabaza no tenía el dulce de la panela. En esa escena aparece la actriz Cecilia Camacho, que era la niña de la novela. En esa escena, la niña acude a la tumba de su hermanito Mario. Todos los comitecos sabemos que la novela de Rosario tiene tintes autobiográficos, ella cuenta parte de su historia familiar. El hermanito, que en la vida real se llamó Mario Benjamín Eugenio, falleció el 7 de julio de 1933; es decir, cuando tenía seis años y ocho meses de edad, porque nació el 12 de octubre de 1926. Benjamín, Minchito como cariñosamente le decían en Comitán, falleció de apendicitis. Un cartel de la película muestra a un muñeco, niño, pinchado con alfileres y con la siguiente leyenda: “Un extraño hechizo sentenció a muerte a su único hijo varón”. En la novela, un día, la madre de los dos niños, los hijos del gran hacendado, encuentra llorando a la nana y cuando la madre pregunta por qué llora la nana dice que llora “de ver cómo se derrumba esta casa, porque le falta cimiento de varón”, y cuando la madre le dice que ahí está su hijo Mario, la nana le dice: “No se va a lograr, señora. No alcanzará los años de su perfección”. La nana dice que su varoncito, su hijo único varón, está condenado: “los brujos se lo están empezando a comer”. Posdata: Los únicos que pueden dar constancia y testimonio de la filmación de esa escena en el panteón deben contar. Las estrellas cinematográficas que participaron ya no están vivas. Sólo Cecilia Camacho sigue viva. Ella podría dar un testimonio sensacional.