sábado, 13 de agosto de 2022

CARTA A MARIANA, CON UN RECUERDO

Querida Mariana: falleció don José Antonio Guillén Argüello. El 8 de agosto de 2022, su hijo, el doctor Segundo Guillén, escribió en redes sociales: “Hoy es un día gris, amigos, mi padre acaba de partir de este mundo…” Murió don Toñito, persona muy apreciada y conocida. Su hijo definió el día como gris y dio a conocer la infausta noticia para que los amigos se enteraran. Antes, el pueblo de Comitán se enteraba de fallecimientos a través de la radio, ahora, las redes sociales sirven para comunicar alegrías y tristezas. La interacción permite que muchas personas manifiesten opiniones, que celebren cuando un amigo comparte su felicidad, y que expresen su pesar cuando sucede algo nefasto. El comunicador Paco Ruiz Vera (quien ha laborado en la radio muchos años), en su mensaje de pésame señaló tres rasgos que fueron parte de la personalidad de don Toñito: “gran empresario, político y líder transportista”. Igual que muchos comitecos y habitantes de la región conocí a don Toñito y tuve el privilegio de su afecto, afecto que inició con mis papás, porque él trabajó al lado de mi papá, en los años sesenta; es decir, don Tonito me conoció cuando era un niño. El afecto fue mutuo, mis papás lo estimaron y él nos estimó. Como bien expresó Ruiz Vera, don Toñito fue un gran empresario, desempeñó una serie de oficios, muchos de éstos relacionados con el transporte, su visión empresarial le permitió subir escalones hasta llegar a ser exitoso. En redes sociales apareció un mensaje del Sitio de taxis Doctor Belisario Domínguez donde enviaron su “admiración a un gran hombre e icono del transporte…” Por ahí hay una fotografía donde aparecen taxistas en el sitio que estaba frente al actual Teatro de la Ciudad, ahí aparece, entre otros, don Toñito y su hermano Fidelino. Fue un chofer de gran experiencia, recuerdo que, en una ocasión, en una willys que tenía mi papá, nos llevó a Chiapa de Corzo donde asistimos a una boda. Era un excelente chofer, a tal grado que, en 1968, cuando vino Gustavo Díaz Ordaz, presidente de la república, él fue nombrado como chofer oficial, en un hermoso auto abierto, él conducía, mientras a su lado el presidente Díaz Ordaz, de pie, saludaba a la multitud que aplaudía al paso de la comitiva. Y de chofer pasó, como dijo Ruiz Vera, a ser político, llegó a ser regidor en el Ayuntamiento de Comitán, por su calidad de líder transportista. Y esto lo confirmó el doctor Humberto Córdova Cordero, quien expresó: “Mi admiración a un gran hombre, don Toño, con quien compartí momentos muy agradables y caminamos juntos en la política…”, y luego compartió un recuerdo que da muestra del trabajo sostenido de don Toñito: “hace unos meses estuvimos en su rancho e hicimos un recorrido por él”. Dichoso el doctor Córdova Cordero. El uno de febrero de este año, don Toñito me mandó un mensaje donde me invitaba a ir a su finquita, así lo escribió. Ah, ya me conocés, agradecí su invitación generosa y le dije que en cuanto bajara el índice de contagios del Covid iríamos, que me sentía agradecido. Él, hombre maravilloso, insistió: “Vamos hoy, no tengas temor de nada. Te voy a traer” y me explicó que la finquita estaba muy cerca del pueblo. Me dio pena, pero decliné de nuevo y él me explicó que el día era perfecto, porque estaba en proceso de cosecha del café, que apreciaría el cortado del grano, el despulpado y el secado en el patio. Sí, la oferta era tentadora, pero le dije que pronto, pronto, don Toñito. Ah, la vida es generosa, pero uno debe reconocer que cada instante es el que cuenta, no hay mañana, sólo el presente, por eso el corazón del día debe despulparse y secar en el patio para disfrutarlo a cabalidad. Eso lo sabía don Toñito, por eso insistió en la invitación, y yo, bobo, siempre, no acudí. El doctor Córdova Cordero estuvo con él en su rancho y fue testigo de cómo disfrutaba el trabajo hermoso que cultivaba. El senador Eduardo Ramírez, amigo cercano de su familia, escribió: “Vivió cada segundo con gran intensidad”. Esta frase define muy bien el carácter de don Toñito, sí, supo vivir con emoción cada instante, hombre sabio supo que sólo el instante cuenta, no hay más. ¿Mirás cuántas manifestaciones de aprecio? Cada persona fue desarrollando elementos importantes del carácter de don Toñito. Al lado de sus fortalezas sociales y como empresario, también estuvo presente lo que la Tía Rox escribió: “De los mejores seres humanos que he conocido, ejemplo de cómo vivir la vida trabajando y con ideales hasta el último día”. Juan Carlos Gómez Aranda, otro destacado comiteco, gran escritor, expresó: “Lamento mucho la partida de Don Antonio Guillén Argüello. Gran chiapaneco, empresario preocupado por brindar servicios, crear empleos y amigo leal. De nuevo, le agradezco sus atenciones y apoyo que en su momento me brindó sin cortapisa: como buen y viejo amigo. Abrazo con cariño a su familia y les deseo que el legado de buenos principios que les deja, también les sirva de consuelo para mitigar su pena. Abrazo particularmente a sus hijos Julio, Segundo y Jesús. Descanse en paz, mi respetado Don Tono”. Acá está presente otro importante signo de la vida de don Toñito, creó empresas donde laboran muchas familias comitecas. Por ahí, hace algunos meses, vi una fotografía donde cortaba el listón de un hotel. ¿Mirás cuántas empresas? Un día, don Toñito también me dijo que andaba haciendo comiteco, la famosa bebida de nuestro pueblo. Pucha, qué capacidad de trabajo, como expresó la Tía Rox, tuvo ideales hasta el último día de su vida. Fue un hombre exitoso que siempre soñó con abrir más ventanas para que entrara el aire. Fue un hombre exitoso, porque fue un hombre de trabajo. Juan Carlos Gómez Aranda, en forma puntual, se dirigió a sus familiares y deseó que “el legado de buenos principios que les deja, también sirva de consuelo para mitigar su pena”. Don Toñito, hombre de trabajo, deja un legado material; a la par, hombre bueno, deja un legado de buenos principios. Leí la noticia de su fallecimiento en el muro de su hijo, el doctor Segundo; al día siguiente encontré esto que también él redactó: “Ayer despedimos a mi padre, en nombre de mi familia agradezco infinitamente a todos sus muestras de cariño, nos conmueve leerles, nos enorgullece ratificar el respeto y admiración que provocaba, nos alienta saber que nos dejó buenas huellas para seguir su mismo camino”. Sí, la verdad es que muchas personas del pueblo y de más allá lamentamos el deceso, sabemos que es parte de la vida, pero siempre deseamos que no llegue ese instante, momento en que, como expresó su hijo, el ambiente se torna gris. A mí me tocó hablar en algunas ocasiones con don Toñito, recuerdo una ocasión en la Plaza Las Flores, nos topamos en una de las entradas y nos pusimos a platicar sabroso, en otra ocasión estaba con mi mamá en el parque de la Colonia Miguel Alemán, él viajaba en una camioneta de color rojo, cuando nos vio se detuvo y bajó para saludar a mi mamá y dimos una vuelta al parque disfrutando de su plática sabrosa; es decir, su compañía fue como la de un excelente artista que pinta un paisaje con colores cálidos, desechando, por supuesto, los tonos grises y el color negro. Ahora, lo mencionó su hijo, su ausencia física pintó el entorno de gris. No hay sucedáneos en la vida, no hay compensaciones ante la pérdida irremediable, pero ante la avalancha de manifestaciones que muchas personas redactaron en las redes sociales, advertimos que don Toñito sembró afecto, prodigó colores sencillos y amables. Cuando nos enteramos de su fallecimiento muchos lo lamentamos. A sus herederos les queda ese legado, esos principios de trabajo permanente y sostenido lo llevarán como una de las obras más preciadas. Posdata: una novela de Silvia Molina se titula: “La mañana debe seguir gris”, cuenta la relación de ella y el poeta tabasqueño José Carlos Becerra, se conocieron cuando ambos, mexicanos, llegan a Londres. Siendo joven, Segundo fue a estudiar a Londres. La niebla no le es materia ajena, ojalá que, de acá en adelante, el recuerdo luminoso de su papá deseche la niebla por la ausencia y “La mañana sea siempre luminosa”. Don Toñito leía de vez en vez mis textos, a veces me aportaba algún dato histórico del pueblo, sabía que dentro de mis actividades creativas estaba la de hacer caricatura, una vez le presenté un libro que hice con caricaturas de políticos poblanos, con la serie de cartones que se publicaron en el periódico “Síntesis”, de la Angelópolis. Repasó las hojas con atención, escuchó la descripción que hacía de cada uno de los personajes: él fue presidente municipal y ahora es gobernador, él era senador, y así con cada uno de ellos, al terminar de revisar el libro con veinte o veinticinco caricaturas, me vio y dijo: “Pero a mí nunca me vayas a hacer una caricatura”, no, le dije, no lo haré. Por eso, ahora le hice un retrato, con cariño, para decirle que su afecto fue mi privilegio. Conmigo fue muy amable, nunca hizo un trazo con colores grises, su mano siempre fue de arcoíris. Descanse en paz, el buen don Toñito.