miércoles, 31 de agosto de 2022

CARTA A MARIANA, EN UN CANAL

Querida Mariana: ¿qué pensaste cuando dije canal? ¿Qué pensás cuando menciono trajinera? Tal vez si unís ambas palabras pensás en Xochimilco, los canales de Xochimilco con las trajineras, sitio obligado para los turistas que llegan a la Ciudad de México. Si digo sólo canal bien podés pensar en un canal de televisión. Y acá podemos ver que vos tenés otra concepción del canal televisivo, porque ahora hay servicios que brindan cientos de canales de televisión. El dedo se cansa cuando alguien zapea en el control remoto. ¿Qué sucedía en los años setenta en Comitán? Ah, querida niña, cuando la televisión llegó a Comitán sólo había un canal: el de TRM (Televisión Rural Mexicana). No había más. Comitán no era rural, pero acá nos llegaba esa señal. Quienes estaban acostumbrados a las televisoras comerciales, el canal 5, por ejemplo, odiaban la programación de la TRM. Poco a poco, por solicitud de los televidentes, TRM, además de los partidos de baseball, programaron algunos partidos de fútbol soccer y eso tranquilizó a la audiencia. Como TRM era un canal de gobierno no existían anuncios. Recuerdo una señora que había vivido en la Ciudad de México, ella decía: “allá, hasta los anuncios son bonitos”. Ella quería cantar los anuncios de la Coca Cola y demás. Un periodista chiapaneco llegó a decir que la señal que enviaba el gobierno era un canal de desagüe, porque la programación era selectiva, con tono aburrido, porque el cine no era comercial y los conciertos de música clásica no eran del agrado de las mayorías. Pero mencioné la palabra trajinera y dije que vos pensaste de inmediato en esas simpáticas canoas que usan en los canales de Xochimilco. Los paisanos que viajan a la Ciudad de México en plan vacacional nos envían las fotos de recuerdo, trepados en las trajineras, con sus mesas llenas de antojitos, cervezas y, al fondo, el clásico mariachi que acompaña el viaje. ¿Qué pasa con los axolotls, esos animalitos que ahí tuvieron su casa original? Esos animales son una maravilla de la naturaleza. ¿Has oído que tienen una fantástica capacidad de regenerar algunos de sus miembros cercenados? Estas trajineras son las góndolas mexicanas. Xochimilco es la Venecia mexicana. Claro, con sus propias características. En Venecia no es extraño hallar a un gondolieri interpretar algo de Vivaldi, en Xochimilco el mariachi se avienta unas de Juan Gabriel; allá beben vino, acá tequila; allá pasan debajo del puente de los suspiros, acá frente a las chinampas con sus sembradíos. Tal vez te sorprenda escuchar que tuve una sobrina trajinera. Sí, como lo estás oyendo. En Comitán hubo una trajinera. Y es que así le decía el tío Anselmo a su hija María. Nosotros, niños, escuchamos a cada rato que el tío llamaba a su hija con el grito de: Trajinera, y vimos a María dejar de hacer lo que hacía para correr al llamado de su papá. ¿Trajinera? Sí, quién sabe en qué momento se le ocurrió apodar así a su hija, quien, ya mayor, lo tomó a chiste y el día de su cumpleaños se colocaba una corona en su cabeza, como una réplica del arco que llevan las trajineras de Xochimilco. María, con pétalos formaba el nombre de María y bromeaba: “Soy una trajinera con el nombre de María o viceversa” y se botaba de la risa. ¿Cuándo preguntábamos por qué su papá la llamaba así? María subía los hombros: “no sé, imagino que porque siempre fui muy trajinosa”; es decir, que andaba de un lugar a otro, entrajinada, en el trajín. Posdata: tal vez fue por eso. A mí me encantaba oír el llamado del tío: “Trajinera” y María, de inmediato, dejaba de secar los platos, se secaba las manos en el mandil y corría al lugar donde estaba su papá. Yo la imaginaba trajinera de Xochimilco en Comitán, la miraba deslizarse por el canal, con el aro lleno de flores. Nunca más se dio otra trajinera en el pueblo. Cuando el tío se fue a Veracruz con toda su familia, me dio mucha tristeza. Vi a la trajinera treparse a la camioneta cerrada, sacar la mano y decirnos adiós. La vi bogar en un canal que muy pronto se secó y que, desde entonces, no permite que las trajineras del mundo naveguen en él. ¡Tzatz Comitán!