martes, 13 de septiembre de 2022
CARTA A MARIANA, CON DELICIAS
Querida Mariana: vos sos experta en cine. No sé si coincidís conmigo: siempre he estado en desacuerdo que llamen churro a una mala película. ¿A quién se le ocurrió eso? No puede ser, no puede ser. Los churros son deliciosos, son de los antojos más ricos del mundo. En Comitán, desde hace varios años, en el Hotel Plaza Tenam, a media cuadra del templo de El Calvario, tenemos la Churrería Porfirio, que prepara los churros más ricos de este pueblo y de puntos intermedios de la región.
He pensado que todos los amantes de los churros (que son multitud) deberían iniciar una campaña para modificar el uso equivocado del término con respecto al cine.
¿A qué mente salada se le ocurrió decir que una película mala es un churro? Debería ser lo contrario: una película excelsa debería recibir el término de churro, por única, genial, porque el sabor de esa delicia es único, genial.
Mi compadre Miguel, en paz descanse, era un cinéfilo de hueso colorado, cuando la película era medianona decía que era palomera; es decir, le había acompañado para disfrutar las palomitas que comía.
Una vez le comenté lo de los churros cinematográficos y me dijo que a él le encantaba comer churros y coincidió conmigo en que el término estaba equivocado y me dijo: una mala película es como una pizza congelada. Nos reímos.
En la foto que te mando está Cielito, quien es la encargada del contenido digital de nuestra revista ARENILLA, fue una tarde de éstas a tomar chocolate acompañado con churros. ¿Mirás lo que digo? Desde siempre, en Comitán hemos dicho que tomamos café ¡pero con pan!; ahora se ha convertido en una deliciosa tradición decir que tomamos chocolate ¡pero con churros!, de la Churrería Porfirio.
A mí me encanta descubrir las nuevas propuestas gastronómicas, siempre he dicho que debemos estar abiertos a lo que el mundo ofrece, sin menospreciar lo nuestro, lo que nos legaron nuestros mayores. Desde que llegó la Churrería Porfirio a Comitán nuestro abanico espiritual se amplió. En su mensaje publicitario hay una soberbia declaración de disfrute de la vida: “Churrería Porfirio – Comitán es el lugar en el que la tradición y los momentos se unen, los churros con chocolate van mucho más allá del sabor, más allá de los aromas, son el pretexto perfecto para una gran tarde o una noche con la gente que más disfrutas”. Ir a tomar chocolate y disfrutar los churros es el pretexto perfecto para vivir una gran experiencia con los afectos cercanos, para hacer pleno el instante, para abonar luz al árbol de la realidad.
Cielito jugó, se tomó la foto con un delicioso bigote, como invitación para que su esposo le diera un besito y luego, con pericia, le diera una mordida al churro. El juego era que no se cayera el churro, sus labios y la base de la nariz fueron las orillas que unieron el puente riquísimo.
La Churrería Porfirio dice que la tradición y los momentos se unen, ¿mirás? Es como el puente que Cielito pintó sobre su rostro. Cuando tomamos chocolate nuestras caras juegan, se pintan con la espuma; nuestra querida Cielito fue más allá, se pintó un bigote de churro.
Posdata: sé que el mundo es un río que fluye sin detenerse. Parecería casi imposible que triunfe la campaña contra el uso equivocado del término churro en el cine. Por eso, en lo íntimo juego el juego de Juan Pirulero donde le doy la vuelta al balero, cuando alguien me dice que la película fue un churro pienso que quiso decir que la película fue como una pizza fría, y mis ancestros italianos jamás se permitirían comer una pizza fría, siempre es salida del horno, así como los churros y el chocolate, bien calientitos, bien sabrosos.
En Comitán tomamos café, pero con pan; chocolate, pero con churros de la Churrería Porfirio. ¿Cuándo vas con tu novio y jugás como Cielito jugó?
Los churros se antojan siempre, pero ahora que entraremos al otoño y al invierno el deseo se intensifica. No lo pensés dos veces. Antes de dar el Grito de la Independencia, vivamos la buena gastronomía mexicana. ¡Buen provecho!
¡Tzatz Comitán!