miércoles, 5 de abril de 2023

CARTA A MARIANA, CON HIJO DE IXTAC

Querida Mariana: ayer, Mario y yo, fuimos a casa de Romeo. Entramos y sólo hallamos a Esperancita, bordando, sentada en un butaque, en el corredor. Romeo estaba en el oratorio, dijo. ¿Quién se murió?, preguntó Mario en tono de burla. Andrés, dijo Esperancita, como si realmente sintiera la muerte de Andrés. ¿Andrés, el que te lo hace al revés?, siguió bromeando Mario. No, dijo, ella, sacando la aguja del bordado: Andrés García, el actor. Mario me quedó viendo y, sin dejar su sonrisa de Guasón, dijo: ¿Ya viste? Andrés se lo hacía al revés a Romeo. No, yo sí entendí la congoja de Esperancita y que Romeo le estuviera rezando un padrenuestro en memoria del actor. Porque, lo supe, quien murió ayer fue Chanoc. Andrés fue Chanoc. Los de mi generación crecimos con los cómics donde Chanoc y su padrino Tzekub vivían aventuras de selva en un poblado de costa mexicana llamado Ixtac. Tzekub era un simpático viejo, bigotón, bebedor de cañabar, padrino de Chanoc, muchacho sano, apuesto, valiente. Un día, alguien en el cine mexicano pensó que debía hacer películas de los héroes de las revistas ilustradas (lo mismo que ahora hace Marvel) y los cinéfilos vimos películas donde aparecieron Kalimán y Chanoc, sólo por mencionar a dos de los más grandes héroes de los cómics mexicanos. ¿Qué actor debía representar a Tzekub? Ah, pues nada más y nada menos que el famoso Tin Tan, maravilloso actor. ¿Y quién a Chanoc? ¡Quién más! Andrés García, quien le daba al pelo al personaje. Así pues, una tarde de los años setenta, los cinéfilos comitecos fuimos al Cine Comitán, sala donde don Rafa Pascasio programaba las cintas mexicanas, nos sentamos en una butaca de madera, pintada en rojo, con un vaso encerado lleno de Pepsi y en un papelito de estraza una orden de los riquísimos tacos dorados y cuando la pantalla se iluminó apareció el título de la película y los nombres de los actores y actrices, y como si fuera el anuncio de la serie radiofónica que decía: “Y como Kalimán, el propio Kalimán”, supimos que Chanoc sería representado por el propio Chanoc: Andrés García. Pero, la vida es cambiante, lo sabemos, los chavos de mi generación identificamos a Andrés con Chanoc, los chavos de generación posterior ya identificaron a Andrés como Pedro Navajas, y en tiempos más recientes Andrés fue el de la bombita para la potencia sexual. Así es la vida, nosotros jamás imaginamos que Chanoc fuera a necesitar una bombita para responder a las decenas de chicas que se enamoraban de él, pero digo pues que la vida es cambiante, tanto que lo que se dijo en los últimos días acerca de Chanoc es que andaba ya cansadito y él mismo había dicho que ya, que había estado bueno, que ya se iba a despedir, y se despidió el 4 de abril de 2023. Arrimamos unas sillas al lado de Esperancita y esperamos que Romeo saliera del oratorio, cosa que sucedió minutos después. Se murió Chanoc, fue lo que dijo al vernos, los dos nos paramos, Esperancita soltó un ay de dolor. Romeo estaba realmente triste, tanto que el bromista de Mario se guardó sus sandeces y sólo atinó a decir: lo siento mucho. No sé cuántas personas realmente sintieron la muerte de Andrés, muchas lamentaron el deceso del actor, otros lamentaron el fallecimiento de Pedro Navajas, unos más bromearon con lo de la bombita y algunos sintieron que con la muerte de Andrés se cerraba un capítulo de la vida: de tiempos donde los niños fuimos felices con las revistas de monitos y disfrutamos la película donde Andrés interpretó magistralmente a Chanoc. En la pantalla quedó para siempre la imagen del aventurero que se enfrentó a tiburones y enormísimos cocodrilos. ¿Quién no recuerda la imagen donde Chanoc viste la playera de color rojo y tiene colgado en el pecho un colmillo de tiburón? Entendí la congoja de Esperancita y la tristeza verdadera de Romeo. Se murió Chanoc. ¿Recordás que en mi novelita “Triste historia de un cuenta historias” hay un homenaje a ese personaje maravilloso, que mereció la atención sagaz de Carlos Monsiváis? Sé que, entre tanto Supermán y Batman, nuestros héroes mexicanos se han perdido, pero los de mi generación recordamos con emoción a esos personajes que nos hicieron disfrutar muchas tardes de lectura. Posdata: murió Chanoc. Hace muchos años murió Tin Tan y muchos lloraron al gran actor, tal vez el mejor humorista del cine mexicano, pero muchos lloraron la muerte de Tzekub y fue motivo para despedirlo bebiendo cañabar; ahora se murió Chanoc, algunos lo recordarán por la bombita, otros, como Romeo y como yo, lo recordarán porque fue más que Andrés. Cuando murió Johnny Weismüller muchos lamentaron la muerte de Tarzán, el rey de los monos. ¡Tzatz Comitán!