martes, 18 de abril de 2023

MUJER DEL LIBRO DE CARAS

A veces divido el mundo en dos. Ayer lo dividí en: mujeres que son como muros para tirar, y mujeres que son como muros de Facebook. La mujer muro de Facebook es rete argüendera, es fanática de este siglo, se pasa el día mostrándose con miles y miles de amigos virtuales. La compañía virtual es una de sus habilidades, se alimenta de “likes”. Su realidad se ha convertido en una simple imagen en pantalla, desde que despierta sube información a su página para que sus amigos la disfruten; a veces se desespera y quisiera tener más éxito, que su muro fuera más visto que el de sus amigas reales o virtuales; a veces sueña en abrir un “only fans”, que es una página donde las chicas obtienen ganancias, porque los suscriptores pagan una cierta cantidad por ver fotografías selectas; esto de fotografías selectas puede leerse como fotografías atrevidas; y esto de atrevidas puede leerse como fotografías sensuales; y esto de sensuales puede leerse como fotografías donde las partes nobles y las innobles no dejan nada a la imaginación. Pero no lo hace, porque aún es pudorosa y así la tenemos mostrando sus fotos familiares, las de sus viajes, las de la cocina, las de comidas, las de juegos en parques, las de sacando a correr a los chuchos. Hace honor al nombre de la red social: Libro de caras, así que muestra las muchas caras que posee. Claro, evita los rostros reales, sube fotos arregladas con Photoshop, fotos donde se muestra exitosa, bonita, bella, inigualable, siempre sonriente, solidaria, linda, simpática, ingeniosa, inteligente, atrevida, liberal. Cuando algún atrevido o ingenuo le pide una cita real (se ha sabido de casos donde el muchacho viaja de Israel para conocer a la chica mexicana, porque se sintió identificado y dio gracias a los dioses por hallar a la mujer de sus sueños), con el tiempo, la mujer muro de Facebook comienza a mostrar su verdadero rostro, un rostro que sólo corresponde en mínimo porcentaje a lo que mostró en la red social, porque la red social tiene la capacidad de encubrir con una burbuja la verdadera personalidad. Como dice Ángel (quien no es aficionado a las redes sociales): en el Facebook las chicas huelen a tarde en huerto, cuando en realidad muchas también se pedorrean. Pobre iluso el que cree que estalqueando el muro de la chica Facebook descubrirá huellas de su carácter. Ese muro es tan falso como la promesa del hijo que jura no volver a hacer travesuras. La mujer muro de Facebook bien podría ser acusada de plagiaria, como una magistrada muy conocida, porque a cada rato sube frases célebres que no fueron escritas por ella; pero eso no es todo, lo más grave es que se muestra como si realmente coincidiera con esos mensajes. Por ejemplo, sube una frase célebre: “El corazón no es de quien lo rompe, es de quien lo repara”, y los que están acostumbrados a dejarse apantallar por esas frases ramplonas y pedantes se maravillan. No reflexionan en la pedrería, son como indígenas deslumbrados ante las piedritas brillantes de los conquistadores. “El corazón no es de quien lo rompe, es de quien lo repara”, ¡qué simpático!, ¡qué bobo!, esto es tan falso como si dijéramos que “El himen no es de quien lo rompe, sino de quien lo repara”. El corazón es del propietario, no del que llega y lo ve de lejos. La mujer muro de Facebook muestra todos los días lo que come, lo que sueña, lo que desea, lo que lee, lo que ve, lo que escucha, pero no es ella, en realidad, es su avatar. Cuando los amantes reconocen que la mujer muro de Facebook es una mera representación ideal y falsa de la mujer real, entonces la vida toma un color caramelo con aroma de juego. Que nadie le crea a la mujer muro de Facebook, que todos la vean como es: una mujer que aspira a ser lo que no es, que en cuanto bota el muro ficcional y se topa con el muro de la realidad advierte que la vida no es lo que ella mostró, sino que es un muro de aire que a veces se encabrita y forma chiflones o huracanes. A veces divido el mundo en dos. Mañana lo dividiré en: mujeres que son como manubrios de bicicleta, y mujeres que son como volante de carretón.