martes, 11 de abril de 2023

CARTA A MARIANA, PARA BORDAR EL MUNDO (segunda y última parte)

Querida Mariana: bordo el mundo, desde Comitán. Es mi privilegio. Como si fuera un famoso grupo musical que se anunciaba: “Desde Yalchivol para el mundo”, así digo que bordo el mundo desde Comitán, un pequeño punto en el mapa terrestre, un pequeño mundo que tiene las virtudes de los más grandes puntos. Eso lo sabemos los comitecos. Escribo textitos breves, los leo frente a una cámara y mis amigos de Arenilla Revista ya lo componen para treparlo a la Red. Eso me encanta, mis bordados suben a la Red; y es que ambos términos están relacionados con el hilo. Ya entendí que el mejor hilo para los mejores bordados está en Comitán. Ha sido así desde siempre. Mi hilo es la palabra y la palabra comiteca es un tesoro. Basta tener un oído atento para escuchar esos hilos que están llenos de color, de aromas, de picardía, de pasión, de índices de jodencia. Ah, cómo es simpática la palabra comiteca, cómo es jodona. A veces, quienes no están preparados para esos tornados miran que los techos de sus casas vuelan como si fueran hojas secas; es una imagen irreal, pero parece verdadera, porque la palabra comiteca tiene mucha fuerza. No puede ser de otra manera, ya Rosario Castellanos nos dijo que uno de los guardianes de Comitán es el viento; ya Jaime Sabines nos dijo al oído que el aire también es uno de los guardianes de este pueblo. Pero nos dijeron que son guardianes, no destructores, por eso digo que cuando alguien, que desconoce el modo de ser de los comitecos, ve que el techo de su casa vuela por el tornado de la palabra no es una imagen real, es apenas un espejismo. Sí, ya lo dije, lo sabemos, la palabra comiteca es jodona, pero si se le pone en su real dimensión esa jodencia se convierte en una palabra que es como botana para la hora de beber un pitutazo de comiteco; es viento para que la carcajada vuele y mandemos esos alfileres muy lejos, que vayan a picar la panza de las piedras. La palabra comiteca es sagrada, está llena de tradición, es como ofrenda para los dioses, para el Dios Chac y para el Dios de los católicos y de los cristianos y de los Testigos de Jehová. Con la palabra bendecimos el día y todas nuestras actividades, todos nuestros actos, con la palabra comiteca (cantadita) decimos que amamos, que odiamos, que lamentamos, que bendecimos, que cantamos, que rezamos. Escribo textos breves y los leo. En esencia soy narrador, narro lo que veo, lo que sueño, lo que admiro, lo que me molesta. Narro y con ello bordo el mundo, lo hago desde nuestro pueblo, es mi privilegio, porque coloco a Comitán a la altura de las más prestigiosas ciudades de la tierra y más allá. ¿Cómo se comunican los seres extraterrestres? ¿Hablan? Tal vez tienen formas más altas de comunicarse. No sé cómo ellos bordan el mundo, yo lo hago con mi lengua materna, la que me ha acompañado desde antes que naciera, porque en la pancita de mi mamá escuché el cantadito del dialecto comiteco y pensé que era una palabra bella, linda, luminosa. Roberto Carlos, Cielito, Paty y yo buscamos lugares para grabar y ahí nos ponemos ante la burbuja luminosa. A veces grabamos en la oficina de Arenilla, pero la mayoría de grabaciones las hacemos en el exterior, en calles y parques de Comitán. A veces nos metemos en espacios públicos, al ser públicos son nuestros. Una mañana entramos al patio central del palacio municipal, alguien preguntó si debíamos pedir permiso. ¿Pedir permiso por entrar a tu casa? Por supuesto que no. El palacio municipal es del pueblo comiteco y nosotros somos parte de ese pueblo, parte importante, debo decirlo, así que nos paramos al lado de la estatua de Belisario Domínguez y honramos la palabra, la palabra comiteca. Sí, eso hago cada vez que escribo un textito y lo leo, ¡honro a la palabra de este pueblo maravilloso! Bordo el mundo desde Comitán, lo hago, como siempre lo he hecho, con pasión. Desde Yalchivol mando mi mensaje al mundo, orgulloso de mis raíces, de mi tradición, de lo que nos han legado nuestros mayores, tesoro que debemos preservar. Posdata: agradezco la generosidad de quienes consideran que son poemas y los declamo. No, mis bordados son más modestos, pero igual de luminosos, es prosa y los leo. Soy un excelente lector, es un don que Dios me regaló, lo aprovecho para compartirlo con los amigos, para enviarlo al mundo. ¡Tzatz Comitán!