miércoles, 26 de abril de 2023

CARTA A MARIANA, CON UNA VILLA PRODIGIOSA

Querida Mariana: acá estoy en una hermosa villa: Villa Victoria, en compañía de Roxana Castellanos Macal. Es un doble privilegio. ¿Por qué estoy en este lugar genial con una compañía agradabilísima? Te cuento, sucede que en nuestra ruta de distribución de la revista Arenilla siempre llegamos a Villa Victoria. Mi amigo Luis Romeo Muñoz Guillén, su propietario, lamentablemente falleció hace algún tiempo; él siempre fue un patrocinador generoso para mis empresas editoriales. En los años ochenta tuve el privilegio de dirigir el semanario “Ensayos”, él anunciaba su restaurante Lucello; y en tiempos más recientes fue patrocinador de Arenilla-Revista. Luis Romeo, un verdadero caballero, fue de los primeros empresarios que ofreció pizza en su restaurante Lucello, bueno, fue más allá, en tiempos donde en Comitán era difícil hallar servicio de vinos, él poseía una cava generosa y bridaba ese servicio a los comensales comitecos. Como Roxana dice, él se adelantó a su tiempo, él nos ofreció una manera más cosmopolita de acercarnos a la vida. Era un tipazo, de gusto excelente. Ahora Roxana y sus herederos continúan con la tradición. Villa Victoria, vos lo sabés, es un reconocido restaurante y hotel boutique y, como vos lo has disfrutado, es un espacio prodigioso. La mañana de la fotografía con Roxana, llegamos Paty, editora ejecutiva, y yo, entramos por un acceso lateral, donde existe una prodigiosa vista que acaricia el espíritu, pasamos por una bellísima arquería, subimos una escalinata y llegamos al patio principal. Ahí, como un abrazo, la sombra de los árboles sobre un piso de ladrillo nos dio la recepción. Le dije a Paty que nos quedáramos un instante ahí, que antes de llegar al salón restaurante disfrutáramos esa caricia. ¡Ah, qué belleza! En Villa Victoria hay mil lugarcitos para recibir lo mejor de la vida. No tiene comparación. Todo está muy cuidado. No sé cómo se llama una enredadera que se desgaja en flores en tonalidades rojas y amarillas, pero es una belleza que se descuelga como el sol. Esta enredadera sintetiza el entorno: la vida se desgaja generosa en Villa Victoria. Bueno, le dije, a Paty, sigamos cumpliendo nuestro cometido. Caminamos por el patio, subimos otra escalinata y entramos al salón restaurante y, ¡prodigio de nuevo!, Roxana estaba sentada en una mesa, totalmente arrobada en una labor que realizaba. ¿Qué hacía? ¡Pintaba! Sí, con un pincel iluminaba un boceto de flores sobre papel. ¡No podía ser de otra manera! El entorno invita a la creación. Y esto es lo que quiero contarte. Nos saludamos, entregamos la revista Arenilla y al decirle que me daba mucho gusto saludarla y ver que estaba pintando una delicia de apunte, ella dijo que le encantaría que llegaran muchos creadores al espacio, que, aparte de las decenas de comensales que llegan a disfrutar de un buen desayuno o una buena comida o cuando se realiza un festejo importante en los salones que están destinados para tal propósito, le gustaría que se acercaran los creadores. Ella, siempre generosa, pone al servicio de los artistas el espacio maravilloso de Villa Victoria. Y cuando me lo contó su mirada brilló, sus ojos se iluminaron y dijo que sería genial que los pintores colocaran sus caballetes y captaran la belleza del entorno, que el grito de los Impresionistas regrese a Comitán, que los artistas vayan a la naturaleza y la representen o creen otra imagen, la que quieran, pero en contacto con lo más hermoso de la vida. Roxana me dijo que le gustaría que llegaran escritores, les ponen una mesita para que ahí, en la libreta o en la computadora, escriban cuentos o novelas; que lleguen los grupos de teatro y que ahí ensayen. Roxana y todo mundo sabe que Villa Victoria es un espacio privilegiado, es una de las más hermosas haciendas. Está tan cerca de Comitán. Llegás en tu auto o en bicicleta o caminando. Está cerquísima. La entrada está frente a la gasolinera Villatoro, en el camino a Zapata. Cuando vi la mirada de Roxana imaginé lo que ella platicaba. ¡Sí! Sería maravilloso que ese espacio tan sublime sirviera como detonante para la creación comiteca. Habrá que hacer algo para impulsar ese espacio de creación. Cualquier artista puede llegar y disfrutar el espacio. Basta avisar para colocar el letrero: “Artista en proceso creativo”. Todos serán bienvenidos, en forma gratuita, por supuesto. Posdata: Cuando nos despedimos, de nuevo, Paty y yo nos paramos debajo de la arquería de la entrada y vimos el horizonte maravilloso, donde se ven espacios de ladrilleras, ese color de tierra hubiese seducido al gran pintor de los girasoles: Van Gogh. Comitán espera que sus artistas pepenen los colores propios de nuestra tierra. Paty comentó que es un espacio donde los lectores se sienten a gusto, dijo que una tumbona debajo de la sombra de esos árboles es burbuja ideal para la lectura. ¡Tzatz Comitán!