sábado, 20 de abril de 2019

DE ANIMALITOS Y OTRAS PLUMAS




¿Cuál es el animal más comiteco? Digo, ¿cuál es el nombre del animal que más pronunciamos los comitecos? Porque, hay que admitirlo, los habitantes de Comitán tenemos una propensión a mencionar animales en cuanta ocasión se nos presenta.
Todo mundo sabe que muchos comitecos pronuncian el nombre del caballo cuando hacemos o vemos a hacer una caballada. “¡Qué caballo sos!”. El caballo es uno de nuestros animales favoritos. Lo mismo sucede con los perros (chuchos, le decimos acá). “¡Es chucho para beber trago!”, decimos para expresar que a alguien le encanta beber charrito o güisqui o coñac en cantidades industriales.
Lo mismo sucede con el burro. Los comitecos, así como hacemos caballadas, hacemos burradas. “¡Ah, burro, qué bonito te quedó!”. Usamos al burro como sinónimo de bobería o para expresar admiración, por lo que el aludido no se ofende. Mucho menos se ofenderá cuando un amigo generoso le dice que está como burro en primavera. Esto no es una bobera sino una exquisitez varonil.
Como en Comitán empleamos el diminutivo con frecuencia, el mono también es un animal mencionado a cada rato, porque decimos “¡Qué monito!”, cuando algo nos parece bello.
Sí, tienen razón, uno de los animales más mencionados es el tlacuache, que acá en Comitán rebautizamos como tacuatz. En Comitán a cada rato hay reconvenciones para no hacerse tacuatz; es decir, dejar de hacerse como tío Lolo, como que la virgen te habla, en síntesis: ¡Dejar de hacerse pendejo y ponerse a trabajar!
Otro animal que ronda por la mente de los comitecos es el cerdo, que acá llamamos cuch. Este nombre se emplea también en el mismo sentido que empleamos el nombre de chucho. Por esto, cuando alguien es chucho para el trago también se le puede decir que es un cuch para beber, porque hay varios bebedores consuetudinarios que, en cualquier convivio, terminan joceando de bolos.
El tzisim también está presente en nuestras comparaciones, recuerdo que cuando estudié el bachillerato decíamos que fulanita, chaparrita culoncita, tenía culito de tzisim.
Somos dados a comparar con animales de tierra. ¡Claro! En regiones que están al lado del mar o grandes ríos mencionan al tiburón o al pejelagarto. En Comitán no se escucha que alguien mencione al cocodrilo o al elefante o a la llama. Asismismo, llama la atención que las aves las mencionamos muy de vez en vez. Como que nos hizo falta un poco de alas, para el vuelo; como que deberíamos emplear más al colibrí, por ejemplo. Deberíamos, digo yo, cuando vemos a un compa muy trabajador, decir que es “Enjundioso como colibrí”.
Eso de burro en primavera es un lugar muy común, se emplea en todo el país y más allá. Así que los comitecos, para decir que alguien está arrecho, bien podíamos decir que “Anda como cenzontle”, porque tiene 400 voces para repartir.
Nos acostumbramos a los burros, a los caballos, a los cuches, a los chuchos. Dejamos de lado a animales más sutiles.
“¡Qué caballo sos!”, decimos para dar a entender que algo estuvo mal hecho. No sé en qué momento el caballo se volvió sinónimo de bobera. El caballo es imagen representativa del trabajo y de la lealtad. La equitación es un deporte de príncipes. En Comitán denigramos al caballo.
Cuando ocurra una genialidad debemos decir que es una Unicorniada. Tal vez así comencemos a incluir animales menos pedestres; tal vez debamos decir “Se puso bien Cíclope”, cuando alguien termine choroco de bolo.