viernes, 5 de abril de 2019

DE CHUCHOS Y ERRES




Era un pueblo simpático, simpático como un osito de felpa. Sus pobladores eran felices y sus mascotas ¡también!
En las casas había gatos, pero la mayoría de mascotas eran chuchos. ¡Ah, los niños amaban a los chuchitos! Cuando regresaban de la escuela, los niños servían croquetas a sus mascotas y luego les colocaban una correa y los llevaban al parque.
La gente que no era del pueblo, aplaudía cuando miraba que los niños levantaban la caca de los chuchos, cuando éstos cagaban en las aceras o en las plazas o en las entradas de las cocheras. Cuando los visitantes regresaban a sus lugares de origen contaban que habían conocido un pueblo simpático en el que los niños eran protectores del Medio Ambiente, y contaban cómo los niños levantaban la popó de los chuchos y la metían en bolsas de plástico; contaban que el pueblo siempre se mantenía limpio.
En realidad, los niños no levantaban la mierda de los chuchos por ser protectores del Medio Ambiente. ¡No! Los niños levantaban las cochinadas de sus mascotas porque éstas cagaban letras. Las más frecuentes eran Eses, pero también defecaban Erres, Pes, Tes, Emes y Enes. Las más escasas eran las Haches. Los científicos del pueblo habían dictaminado que todo era producto de la dieta; es decir, de la mezcla de las croquetas con otro alimento.
No faltaba el ciudadano que, generoso en extremo, le daba al chuchito de casa una mezcla de croquetas y pollo. Esta dieta producía Emes.
Por otro lado, si las mascotas comían croquetas y verduras producían Erres.
¿Cuándo cagaban Haches? Cuando la dieta consistía en una mezcla de croquetas con ese pan que se llama rosquilla chuja. Si la mezcla contenía un porcentaje mayor de rosquilla, las Haches olvidaban su condición de mudas y gritaban, a todo pulmón, su condición Heroica.
Como los lectores de esta Arenilla ya se dieron cuenta, las dietas eran tan sanas que las cagadas eran sólidas y sin olores putrefactos, como, por lo regular, sucede en ciudades en que los chuchos comen desechos de chorizos, pellizcadas, achigual, chanfaina, chicharrón de hebra, longaniza y cecina de Teopisca. Estudios científicos habían determinado que el aroma de la popó de los chuchos cagones se acercaba mucho al perfume Chanel número 5. Así que el acto de levantar la caca de las mascotas era un acto casi sublime, erótico.
La mayoría de perros en el mundo hispánico ladra con aullidos onomatopéyicos que se escucha como ¡guau guau guau guau! El ladrido de los perros de ese pueblo simpático era: miau miau miau.
En realidad, lo que más cagaban los chuchos eran Eses. Las Eses proliferaban por todo el pueblo. Las Eses eran producto de una dieta consistente en cuarenta y cinco por ciento de croquetas, treinta y cinco de masa de maíz y veinte de frijoles bayos. Era la mezcla más corriente, la más nahuatlaca, la más de vecindad.
Y es que, los niños, amos de las mascotas, sabían que en el lenguaje, como en las demás sustancias del mundo, también hay clases, segmentos. En la parte más alta está la Hache, por eso palabras como Heroico, Hada, Hogar, Hombre, Homenaje, Hembra, Hipótesis y Herencia comienzan con una Hache que les da dignidad. Si alguien escribía Omenaje sin Hache, se le consideraba un simple plebeyo, casi un bárbaro de la preistoria (así, sin hache intermedia).
En cambio, las palabras que comienzan con Ese son Simples. ¿Ven que las palabras con Ese son palabras Serpiente? Con Ese se escribe Suela, Sombra, Sismo, Sabotaje, Silencio y Soberbia; es decir, las palabras con Ese son palabras Súbditas. Por esto, cuando los niños sacaban a sus mascotas a pasear, hacían cuernitos y rogaban que los chuchos cagaran Haches, porque esto significaba, al día siguiente, que el maestro les pusiera un diez en su tarea de redacción en 3D; por el contrario, llevar una tarea con Eses significaba obtener un Seis. ¿Ven? Un número cuya palabra comienza con Ese. Seis. ¡Qué Salado!
Era un pueblo simpático. Sus chuchos cagaban Eses, Erres, Tes, Emes, Enes y, ocasionalmente, Haches.
En los demás pueblos de la zona, los perros defecaban heces, siempre Heces, así, ¡con hache!, pero eso era en los otros pueblos. En el pueblo simpático los chuchos cagaban eses. Sí, ¡siempre la cagaban!