martes, 9 de abril de 2019

EL SUEÑO DE TOPITO




Imaginá que te llamás tope, imaginá que sos tope. Tu territorio natural será Chiapas. Aunque hay miles y miles de automovilistas que odian los topes, éstos proliferan (diría el poeta) como hongos bajo la lluvia. ¡Ah, cómo hay topes en este estado! ¡Quién sabe de dónde viene esta herencia! Tal vez de algún resabio de la época en que las carreteras estaban llenas de piedras. Chiapas (todo mundo lo sabe) no termina de adaptarse a la modernidad. Muchos ciudadanos siguen añorando los tiempos idos. Mientras en el norte de la república todo mundo ve hacia el futuro y trata de construir un porvenir acorde a los nuevos tiempos, en el sur, muchísimos ven hacia el pasado. Su mirada está llena de nostalgia. Esta nostalgia hace que no reparen en los instantes del presente, que no formulen un mejor desarrollo. Así que si sos tope, aunque muchos te odien, vos vivirás durante mucho tiempo, porque cuando llega un reglamento de prohibición y las autoridades ordenan el retiro de topes, éstos vuelven a brotar un día después. Hay muchos habitantes que viven en casas modestas construidas a la orilla de la carretera, estos habitantes son los encargados de levantar túmulos que tienen mucha semejanza con las bardas, porque la altura provoca daños a la panza de los autos.
Si sos tope cumplirás con éxito tu misión, porque el noventa de los carros se detendrá justo dos centímetros antes de tu cuerpo, porque (¡faltaba más!) las carreteras de Chiapas no cuentan con una señalética conveniente y, en lugar de avisar la cercanía de un tope, cien metros antes (como sucede en cualquier carretera del mundo), en Chiapas el aviso de tope (escrito con letra chueca, sobre una tabla húmeda) se encuentra justo al lado del tope, esto hace que el conductor que maneja a ochenta kilómetros por hora tenga que meter el pie en el freno de manera abrupta, sin dar tiempo para el aviso de los compañeros de viaje. En Chiapas, ¡Dios mío!, se debe bajar la velocidad de ochenta a cero, en la absurda distancia de un metro.
Si sos tope te divertirás, porque el conductor y sus acompañantes brincarán como si estuvieran en brincolín, se pegarán contra el toldo, rebotarán, se descoyuntarán, mentarán madres y se sobarán. Todo esto en ¡fracciones de segundo! Tu presencia provocará todo un festejo inadvertido, innecesario y violente.
Si sos tope, lograrás el sueño de todos los niños: que los papás se detengan y queden mudos de la impresión, por, cuando menos, un segundo.
Claro, podrás elegir entre ser tope de la carretera de Comitán a San Cristóbal o tope de San Cristóbal a Palenque o tope de alguna carretera rural, apenas transitada. Si decidís ser tope de camino de extravío llenarás de polvo a los pasajeros, y alguno de ellos, enojado, bajará a orinar encima de vos; pero si decidís ser tope de carretera asfaltada serás la delicia de los niños que pensarán que están en Six Flag sobre uno de esos aparatos donde el vértigo es la cosa más divertida del mundo; pero, en contraposición recibirás el rechazo de los conductores adultos, quienes, con los riñones destrozados calcularán el coste de las descomposturas de sus autos. Porque, ¡ah, cómo joden los topes! Los autos se desajustan y quedan como pollos deshuesados.
Si sos tope cumplirás el sueño de los huevones, porque estarás tirado todo el día en la carretera, sin estar muerto. Alguien podrá pensar que no podrás dormir con tanto auto que pasa encima de vos, pero, en realidad, vos disfrutarás ese constante movimiento, porque naciste para molestar, tu vocación es estar ahí jorobando a los otros. A vos, lo sabés, nada te pasará. Tu panza, ¡enorme, rotunda!, jamás perderá su forma, y, como ya dije, si alguien te elimina una tarde, como el Ave Fénix, emergerás de tus cenizas, y volverás a estar en el lugar que te corresponde. Los chiapanecos aman los topes. Esto es como un símbolo de su nulo desarrollo económico. No poseen la capacidad de transitar por súper carreteras rumbo al porvenir. ¡No! Insisten en colocar túmulos que hacen que el progreso se detenga a cada rato.