viernes, 3 de mayo de 2019

CARTA A MARIANA, CON UN MURAL AZUL




Querida Mariana: Los chiapanecos saben que el turulete es un dulce hecho a base de maíz, que tienen forma de rombo.
Los comitecos saben que Turulete, también, es el nombre de un espacio cultural y artesanal, que tiene forma de sueño.
Desde hace varios días, en la entrada del Turulete comiteco, existe este mural. Quien entra es recibido por esta imagen que está complementada con un fragmento poético de Samuel Guillén, poeta y artista plástico.
“¿Quién eres pues, caminante?, que cuando te miro me dan ganas de cantar…”
La persona que entra se detiene y puede pensar que el fragmento está dedicado a ella, que las palabras de Samuel están destinadas a su ser, que es el poeta (o el universo) quien le pregunta quién es. El caminante puede, entonces, hacerse la pregunta para tratar de responder, para saber por qué cuando entra a ese espacio, al poeta (al universo) le dan ganas de cantar. ¿Mirás el prodigio enredado en esta pared? ¿Mirás lo que provoca el arte?
Te invito a que juntos imaginemos la escena en la que vos caminás por la calle de la primaria Matías de Córdova y te golpeas la frente, en forma leve, porque recordás que en tu cocina faltan tostadas de nopal. Cruzás la calle y entrás al Turulete para comprar las tostadas en la Huerta Urbana (tu prima Alhelí está fascinada con estas tostadas, porque están bien ricas, son nutritivas, y tres de ellas equivalen a una normal). Entonces, el prodigio asoma, porque esos azules intensos jalan tu mirada hacia la pared izquierda. La imagen es seductora. Leés el fragmento poético, pensás que te gusta lo que ahí ves, y te decís que, a la salida, te detendrás un rato más, porque ahora entrarás a comprar antes que cierren el local, porque ya es tarde.
No sólo comprás tostadas, también comprás unos palitos que a tu mamá le encanta comer con miel. Pagás, deseás buena tarde a quien te atiende. Caminás hacia la salida. Caminás de manera diferente a como lo hacías antes de que este mural apareciera. Caminás pensando en que te detendrás tantito, porque la imagen lo merece, porque vos lo merecés.
Sí, ahí estás de nuevo, parada ante ese mural azul, azul intenso. Ves con atención los detalles que pintó el artista (joven pintor, egresado de la UNICACH). El artista te regala el rostro de una niña que se convierte en máscara y sale de sí misma; la mano que, en forma de cuna, recibe o emite burbujas lumínicas, el ave que (detenida en el vuelo) lleva una hoja de mirto en el pico, el pájaro que (a espaldas de la niña, como extensión de su cabellera) canta el misterio de la tarde, y volvés a leer el fragmento y mientras lo leés identificás que la pregunta está dirigida a vos, sólo a vos, a vos que te detuviste un instante frente a esa pared azul. ¿Quién sos? ¿Por qué cuando el poeta (el universo) te mira, le dan ganas de cantar? El poeta canta ¡por vos!, por cada persona que entra a ese espacio y se detiene ante el mural.
Sí, el arte hace prodigios.
Ahora imaginá que la pared sigue blanca, como estuvo hasta antes de este mural. Las personas entraban al Turulete y nada interrumpía su prisa, nada le sembraba una rama de luz.
La niña del mural tiene los ojos cerrados y extiende la mano. Tiene los ojos cerrados, porque la luz está frente a ella, emerge de sus manos. Se sabe que para conectar el espíritu con el río universal es preciso cerrar los ojos.
Cuando el caminante lee y ve, cierra tantito los ojos y recibe ese injerto de energía que es vital para continuar en el camino.
El fragmento fue escrito para que vos lo leyeras, para que lo leyera cada caminante que entra al Turulete. En abril de 2019 una plantita creció en esta pared, una plantita azul; ahora, esta plantita, es regada por decenas de miradas que se detienen tantito, antes de entrar a ese espacio cultural y artesanal.
Posdata: ¿Quién sos? ¿Por qué cuando te miran les dan ganas de cantar? Todo canta a tu alrededor, porque vos sos la emoción sobre la cuerda, vos sos la que genera las burbujas de luz. Vos sos el universo, vos sos la caminante que se detiene ante este mural azul.