viernes, 19 de julio de 2019

CARTA A MARIANA, DONDE APARECE GENY CIFUENTES




Querida Mariana: Uno de estos días le brindarán un homenaje a Eugenio Cifuentes. Geny, como le dicen sus amigos, es un comiteco que radica en Tuxtla Gutiérrez, desde hace varios años. Estudió Economía y vivió una temporada en la Ciudad de México. En la capital chiapaneca le harán el reconocimiento a su labor, de hormiguita, en la crónica y en la promoción cultural.
Me topo con él, de vez en vez, en Comitán. Acá está una fotografía donde posa, como muchacho formalito (como decimos en Comitán, que lo compre el que no lo conozca). Acá, en Comitán, lo conocemos y lo conocemos bien. Geny es afectuoso, dicharachero, incisivo, amante de las tradiciones y de los modismos. Geny ha sido un promotor incansable de encuentros de comitecos radicados en Tuxtla Gutiérrez con comitecos radicados en Comitán. A los comitecos radicados en Tuxtla les encanta llegar a Comitán y lo hacen en montón. Cuando es temporada de feria (en agosto), Geny procura esos encuentros. En dos o tres ocasiones me ha tocado verlo en esa gestión. Geny dice: Que haya marimba, que sea un buen desayuno, que se den reconocimientos a comitecos notables, que, por favor, los contadores de anécdotas se avienten una seguidoña. Que todo sea una gran fiesta. Geny procura que los comitecos que radican en otras regiones reciban la luz divina del pueblo donde nacieron. Eso es una buena labor, ¿no? Todo esto es como un homenaje a la tierra.
Ahora, en Tuxtla Gutiérrez, Geny recibirá un homenaje, bien merecido. A mí me han contado que Geny tiene una crónica donde habla de “los botaneros” de Comitán. Nunca he tenido en mis manos esa crónica, pero la imagino llena de sabores, sabores comestibles y bebibles. En nuestro pueblo tenemos una larga tradición de cantinas y bares, los nombres y las anécdotas son imposibles de abarcar. Es necesaria la mirada de muchos bohemios y bolencones para dar cuenta precisa de esos lugares que dan sosiego al espíritu (bueno, al principio, porque al final el espíritu de muchos bolos se transforma y termina siendo cuerda para amarrar cochinos).
No conozco esa crónica botanera, pero sí conozco un testimonio que Geny escribió y que aparece en el libro “Uninajab. La feliz niñez”, donde aparecen tres testimonios más, de tres valiosos comitecos: Ramiro Gordillo García, César Gordillo Vives y Armando Alfonzo Alfonzo.
Uninajab, todo el mundo lo sabe, es como el Acapulco de los comitecos. A inicios del siglo pasado se convirtió en lugar de recreo y diversión. Geny, igual que los otros tres escritores, da un testimonio de ese maravilloso lugar, en los años cuarenta del siglo XX. Uninajab ha cambiado mucho, por esto, el testimonio de ellos es muy valioso, porque nos permite entender cuál era la riqueza de ese balneario, riqueza que ahora está disminuida, pero que sigue conservando algo de ese brillo único.
¿Qué recuerda Geny de sus viajes a Uninajab? ¡Ah!, muchos recuerdos brotan en su escrito, pero como bien dice Armando Alfonzo (coordinador del libro), Geny habla de una actividad singular de las temporadas en Uninajab: La cacería. El libro dice: “Empieza con la “honda” para matar lagartijas y chinchibules, pasa por las “mecheras” para la cacería de palomas, y culmina con los “riflitos de la U” y las escopetas empleadas en la cacería de venados.”
Digo pues que los tiempos han cambiado. Ahora hay mucha gente que tiene espíritu animalista y que promueve el respeto a la vida de los animales, pero (sin duda) debe haber muchachitos que siguen matando lagartijas o muchachotes que matan venados por esa zona.
¿Cómo era la actividad cazadora en aquel tiempo? Bueno, pues eso es lo que Geny nos regala en ese libro.
En realidad, Geny no sólo habla de cacería, también escribe acerca de “Los baños”, de “Chichimá”, de “Las purgas y los permisos”, de “Juegos y entretenimientos” y “Del retorno”. En los años cuarenta no existía la carretera en la que hoy conducen los viajeros. ¡No! En los años cuarenta era toda una aventura llegar a Uninajab.
Posdata: En Tuxtla reconocerán la labor de Geny Cifuentes. ¡Bien!