miércoles, 31 de julio de 2019

CARTA A MARIANA, CON INTERROGANTES INSOLUBLES




Querida Mariana: Sí, lo reconozco: Me cuesta trabajo entender. Me han explicado como diez veces la situación de Israel y Gaza y no lo entiendo. Me cuentan que en Jerusalén hay un muro de más de seiscientos kilómetros. Me explican la causa de tal muro y no lo entiendo.
Lo reconozco. El otro día me contaron que un loro comiteco no come otra cosa que no sea una cemita, pero la cemita debe ser de Las Torres (tradicional panadería comiteca). Me lo explicaron dos o tres veces, las dos o tres veces se me hizo un comportamiento genial, pucha ¡un loro gourmet!, pero no entendí cómo es que comenzó tal adicción. ¿En algún momento alguien de la casa, mientras comía una cemita le dio un pedazo al loro y éste consideró tal pan el alimento más sublime del mundo? No lo sé. Lo único que sé es que el loro, a partir de un determinado instante, nunca registrado en los anales históricos del pueblo, no volvió a comer otra cosa más que la cemita, de Las Torres. Una tarde, me contaron, la muchacha que compraba el pan tuvo un contratiempo y cuando llegó a la panadería ya se habían agotado las cemitas. El loro hizo un berrinche genial cuando le dieron un salvadillo, y cuando (la muchacha fue enviada a otra panadería a comprar una cemita sustituta) le dieron gato por liebre, el loro (malcriado de por sí) comenzó con una letanía de mentadas de madre que se escuchó en toda la cuadra. No come más que la cemita, pero la cemita debe ser de Las Torres.
Me cuesta trabajo entender la cosa sencilla, con mayor razón, la compleja. Nunca he entendido cómo la energía eléctrica hace que un foco tenga luz. Me lo han explicado con manzanitas una y mil veces y mi cabeza no logra aprehender el conocimiento elemental del funcionamiento de las turbinas.
Me han explicado dos y tres veces por qué Arjona insiste en rimar asustado con excusado. No entiendo cómo tiene millones de seguidores en todo el mundo musical. No lo entiendo.
El otro día estacioné mi auto frente a esta puerta. Lo hice porque bajé a comprar un elote asado. Vi la foto, llamó mi atención el color azul discreto. Me puse lentes oscuros para poder acercarme y vi algo inusual. ¿Ya viste que esta puerta tiene cuatro soportes de madera? Dos están justo a la mitad, y dos en el extremo inferior. Me han explicado que estos soportes se usaban antes para colocar trancas. ¿Trancas? Sí. Reglas de madera que se colocaban en esos soportes para protección de la casa y evitar que los delincuentes entraran. A las nueve o diez de la noche (eran tiempos en que los de casa, como gallinas, se acostaban temprano) la señora de la casa colocaba una regla de madera en dichos soportes. Hasta ahí ¡todo bien! ¿Entendido? Entendido. Pero (nunca falta) ¿por qué en esta puerta los soportes están en la parte exterior de la casa? Como dice el personaje de Derbez: ¡Que alguien me explique! Entiendo que las trancas se colocaran en el interior, para que sirvieran de protección, pero ¿qué uso tenían estas trancas en la parte exterior? No pienso que el propietario al salir de paseo, por ejemplo, colocara estas trancas, porque los ladrones las quitarían con la mano en la cintura. No, querida mía, no entiendo. Me cuesta mucho entender la lógica de la vida. Así como soy escaso en relaciones sociales, soy escaso en entendimiento. Por esto, cuando vi esta rareza (nunca había visto una puerta similar en alguna parte de la ciudad) le tomé una fotografía para enviarte copia, para que hagás favor de decirme cuál era el uso que les daba el propietario de la casa a estos soportes de madera.
Te conté que una vez Paco y yo dábamos una vuelta en el parque de San Sebastián y nos topamos con el arqueólogo Carlitos Navarrete. Como don Carlitos es amigo de Paco nos sentamos en la banca que ocupaba, una banca frente al templo. Paco le preguntó qué hacía. Navarrete dijo que veía las piedras que estaban empotradas en el templo, en forma irregular (aún pueden verse) y se preguntaba para qué las habían puesto ahí. Paco y yo vimos la fachada y notamos esas piedras encajadas que nunca habíamos visto. ¿Qué uso tuvieron esas piedras? No supimos. Don Carlitos ya no nos dijo.
Bueno, ahora quiero que hagás la labor de Navarrete y te parés frente a esta puerta y la observés y me digás (después de tu deducción) qué uso tenían estos soportes en la parte exterior de la puerta.
Posdata: Perdón. Me cuesta trabajo entender. Hay cosas que me explican una y otra vez, y una y otra vez sigo sin entender.