viernes, 24 de abril de 2020

CARTA A MARIANA, CON UNA IMAGEN SENSACIONAL




Querida Mariana: La foto que te comparto es de junio de 1988, me la regaló mi amigo Paco Flores, quien, en esa fecha, era el Director de la Biblioteca Pública Rosario Castellanos. Es una foto sensacional.
En ese entonces, la biblioteca funcionaba en la planta baja y en el mezzanine del edificio que actualmente ocupa Megacable. En 1988, no eras proyecto de vida. Pienso que tus papás aún no se casaban. Yo, que nací en 1957, tenía 31 años de edad, estaba casado con mi Paty y éramos padres de dos hijos.
La tarde de esta fotografía estuve presente en la biblioteca. En el mezzanine de la biblioteca hubo dos actos importantes, bueno tres. El primero fue la donación de la colección completa de novelas de Luis Spota, un bestseller mexicano. Esa tarde se dispuso un estante metálico de la biblioteca para albergar la colección; el otro acto fue la inauguración de una muestra plástica de Ricardo García Mora (quien en la fotografía aparece sonriente, con un saco negro y un pañuelo blanco, como paloma en el pretil de una ventana); y en el tercer acto, que son de esos actos que no quedan registrados en imágenes, sino en grabadoras de periodistas, Isabel Arvide, la periodista que era directora de comunicación del gobierno de Absalón Castellanos Domínguez, anunció que, muy pronto, se inauguraría un museo de arte en Comitán, con unas palabras que más o menos decían así: “No le estoy pidiendo permiso, gobernador, le estoy informando que dicho museo llevará el nombre de su mamá, doña Hermila Domínguez de Castellanos”. El general Absalón Castellanos Domínguez, gobernador de Chiapas en ese momento, no pudo evitar que sus ojos adoptaran un brillo de agua.
¿Mirás por qué digo que esta fotografía es sensacional? Porque es testimonio de esos tres instantes de la cultura comiteca, pero además es prodigiosa por la reunión de damas que acá se ve, mujeres que disfrutan la plática de un poeta de México: Alejandro Aura. Tal vez estas damas se reunían frecuentemente, pero pienso que nunca se había dado su coincidencia en Comitán. Digo que quien habla es Aura (poeta que siempre honró su apellido, porque poseía un aura que encantaba a las audiencias), a su lado está doña Hermila Grajales de De La Vega (esposa de Jorge De La Vega Domínguez, ex gobernador de Chiapas); luego está mi amigo Francisco Flores Medina, quien, ya lo dije, era el Director de la Biblioteca; a continuación, con un vestido amarillo y un collar de ámbar, doña Patricia Ortiz Mena (esposa de Patrocinio González Garrido, ex gobernador de Chiapas); luego doña Elsy Herrerías (esposa de Absalón Castellanos Domínguez, gobernador de Chiapas en ese momento); de saco negro está el artista cuya obra se exponía (Ricardo era tabasqueño, falleció en 1992. En el museo de arte Hermila Domínguez Castellanos hay obra de él. En ese momento, ya lo dije, el museo no existía. Dicho museo fue inaugurado el 28 de agosto de ese mismo año, apenas dos meses después del anuncio. Isabel logró que Hernán Pedrero, quien era el encargado de las finanzas del gobierno de Chiapas, le soltara el dinero para la compra y remodelación de la casa, así como para pagar el acervo con que se inauguró.) y atrás del artista está doña Albita León (esposa de Leopoldo Leal Melgar, quien era el presidente municipal de Comitán en ese momento).
Alejandro Aura fue invitado especial en esa ocasión. Aura llegó a Comitán para estar presente en las Jornadas de Periodismo Libres por la palabra libre, Belisario Domínguez, que se celebró en nuestra ciudad del 1 al 6 de junio de 1988. Las ponencias se realizaron en el Teatro Junchavín y por ahí recuerdo, entre otros, a Polo Borrás, a Óscar Wong, a Guillermo Samperio (quien recibió el Premio Nacional de Periodismo Literario 1988, al mejor libro de cuentos, por su libro “Cuaderno Imaginario”). Asimismo, dentro de las jornadas, los periodistas Rosa Rojas e Ignacio Trejo Fuentes fueron galardonados con el Premio Nacional de Periodismo Cultural Comitán de Domínguez. ¡Ah, qué jornada tan llena de luces!
¿Mirás, querida mía? En nuestro pueblo, Isabel organizó una jornada donde el periodismo cultural fue el centro de atención. Es una pena que el Premio Nacional de Periodismo Cultural Comitán de Domínguez no quedó instaurado para que se otorgara cada año. A una tierra libertaria como la nuestra le iba bien un premio con ese nombre y con esa dignidad.
Posdata: Alejandro Aura falleció veinte años después, en 2008, en España. Alejandro fue compañero de mi amiga Carmen Boullosa, destacada poeta y narradora mexicana. Murió de cáncer. Cuando supo que estaba enfermo abrió un blog y ahí compartió el proceso de su enfermedad. En ese blog aparece un poema que se llama Despedida. No sé, pero pienso que puede gustarte leer algo de este poeta que estuvo en Comitán una tarde de junio de 1988, fecha en la que vos no eras ni anteproyecto de vida. Acá pues, paso copia del poema Despedida.
“Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta,
pedir los abrigos y marcharnos,
aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo
y en las que cada uno pusimos nuestra identidad;
se quedarán los demás, que cada vez son otros
y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,
también el hueco de nuestra imaginación se queda
para que entre todos se encarguen de llenarlo,
y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,
como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo
y luego, sin rencor, deja de estarlo.
¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres,
allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas
esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra,
eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielo
con mis fauces y mis garras. O el cielo de las garzas
en el que el tiempo se mueve tan despacio
que el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua.
O el cielo carnal de las begonias en el que nunca se apagan
las luces iridiscentes por secretear con sus mejillas
de arrebolados maquillajes. El cielo cruel de los pastos,
esperanzador y eterno como la existencia de los dioses.
O el cielo multifacético del vino que está siempre soñando
que gargantas de núbiles doncellas se atragantan y se ríen.
Lo que queda no hubo manera de enmendarlo
por más matemáticas que le fuimos echando sin reposo,
ya estaba medio mal desde el principio de las eras
y nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse
a deshacer el apasionante intríngulis de la creación,
de modo que se queda como estaba, con sus millones,
billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,
esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planos
y completo el panorama lo descifre y se pueda resolver.
Nos vamos. Hago una caravana a las personas
que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós.”