miércoles, 17 de junio de 2020

UNA HOJA DE LIBRO




Imaginá que te llamás hoja de libro, que sos hoja de libro. Imaginá que entrás a una librería y elegís qué tipo de hoja querés ser. En primer lugar tenés qué elegir entre ser hoja grande, mediana o pequeña; luego elegirás entre la clase de papel que querés ser, porque (lo sabe medio mundo) hay papeles finos (fifís los llamarían ahora) y papeles económicos. Hay hojas que brillan, porque están hechos de papel cuché; y hay hojas que son opacas, porque son plebe, son como de libro de texto gratuito.
¿Qué elegiste ser? ¿Hoja de libro pequeño? ¿Con ilustración o con pura palabra? ¿Hoja de libro grande con ilustraciones? Sí, tal vez te gusta ese libro que está en el estante de abajo, que cuenta la historia de los dinosaurios, o tal vez elegís aquel otro, el que está al lado de la Biblia, y que cuenta el cuento del barco que tenía alas y volaba.
Si elegís ser hoja de libro con puras palabras tenés mil opciones. Podrás elegir entre muchos temas. ¿Te gustan las biografías de personajes célebres de la historia de la humanidad? Ah, sería bonito que eligieras ser hoja de la biografía de Gandhi, por ejemplo, la página donde se cuenta cómo el Mahatma decide, antes que ser violento, luchar por sus derechos a través de la resistencia pacífica. Sé que suena un poco fuera de época, porque en estos tiempos todo mundo cree que es a través de la fuerza física que se logran las transformaciones.
¿Y si elegís ser hoja del libro que cuenta la biografía de Frida Kahlo? Ah, serás una hoja muy leída, porque a medio mundo le encanta la vida de la pintora mexicana. Pero, qué pena, si te toca ser la página donde cuenta que Frida seduce al viejo ruso de la piocha, también conocido con el nombre de Trotsky, o la página donde la mujer de Diego Rivera, la tal Frida, hace jueguitos de cama con Chavela Vargas. Bueno, como ya viste, podés ser una hoja de libro con chismes o con juegos o con información científica, porque podés elegir ser hoja de un libro que cuente la biografía de Einstein o ser una hoja de libro que cuente la biografía de Stephen Hawking para poder descubrir los Agujeros Negros del Universo.
Pero, me sonrojo al decirlo (me chiveo), podés elegir ser hoja de un libro de Sade. Con esto garantizás que serás muy leída por viejos perversones, porque, lo sabés, Sade agotó el tema de cómo manifestar una pasión sexual, sin tapujos, digamos que la historia sin biquini, la historia como si estuviera en Zipolite, playa oaxaqueña, maravillosa, donde los visitantes andan encueraditos, sin trajes de baño.
Pero, también podés elegir ser hoja de un libro con gran ternura, el que se llama “El Principito” y ser una página donde la gente se inspire y reflexione en las palabras que dice el bolencón: “Bebo para olvidar que soy borracho”. Por supuesto que esta cita es más importante que la conocidísima “Sólo con el corazón se puede ver bien”, porque la del bolo está más llena del misterio de la vida.
Pero, de igual manera podés ser página del libro “Rayuela”, de Julio Cortázar. Tené la seguridad que yo te leeré frecuentemente. Podés elegir ser cualquier página de ese libro maravilloso. Este libro es como, dicen los expertos, resulta la Biblia: En la página que lo abrás hallarás motivos de reflexión. Ahora, que escribo esto, hago la prueba porque tengo a mi lado la novela y la abro al azar y me topo con lo siguiente: “La Maga no sabía demasiado bien por qué había venido a París, y Oliveira se fue dando cuenta de que con una ligera confusión en materia de pasajes, agencias de turismo y visados, lo mismo hubiera podido recalar en Singapur que en Ciudad del Cabo…”, y pienso que a muchas personas les sucede lo mismo: la vida termina siendo una confusión de pasajes, agencias de turismo y visados y terminan viviendo donde jamás imaginaron, donde, tal vez, no les correspondía, donde no querían.
En fin. Si imaginás que te llamás hoja de libro, si sos hoja de libro, te divertirás como si, a cada hora, te cambiarás de zapatos. Hay zapatos que son más cómodos que otros. ¿Qué necesidad de usar zapatos que sacan callos? Vos podés jugar a ser mil, cien mil, hojas de libro.