sábado, 8 de agosto de 2020

CARTA A MARIANA, CON RECUENTO DE ESTOS TIEMPOS



Querida Mariana: los amigos me piden dos cosas: una foto tuya y una foto de los animalitos que nos acompañan en casa. Acá está una foto donde Félix y Pigosa andan tomando el sol, como si estuvieran en Puerto Arista. Como mirás, guardan la sana distancia que desde siempre ha sido recomendable.
En estos tiempos, los seres humanos también debemos conservar una sana distancia, para evitar la propagación de la pandemia y para evitar el contagio (¡Dios nos libre del contagio!), además, debemos usar el cubrebocas.
¿Viste el doodle que el buscador Google subió en su página electrónica el 5 de agosto? ¿No lo viste? El buscador Google, famoso a nivel mundial, se unió a la campaña para sensibilizar a la población acerca de la necesidad de usar cubrebocas para mitigar los contagios. ¡Todo mundo debe usar cubrebocas! ¡Todo mundo debe mantener una distancia, cuando menos, de dos metros con respecto a la otra persona! ¡Todo mundo debe evitar los lugares cerrados! ¡Todo mundo debe procurar estar sano, procurar la vida!
El doodle que presentó Google fue una animación bien bonita, a todas las letras que forman la palabra les salieron patitas, como si fueran las letras de Cri Cri: “Ahí viene la g, con sus dos patitas muy abiertas…”, y así, las letras o y las g y la ele y la e, que forman la palabra Google tuvieron patitas y, al dar una vueltita como si fueran danzantes de ballet, aparecieron con cubrebocas; y ya con su cubrebocas caminaron, unas a la izquierda y otras a la derecha, para mantener la sana distancia. ¡Ah, esos diseñadores de Google son geniales!
Y uno piensa, ¿cómo es posible que las letras entiendan y los seres humanos no? Porque vos has visto que no sólo en Comitán, sino en todas las ciudades y pueblos del mundo, hay personas que andan como si la pandemia no existiera. Esto, por supuesto, hace que en el mundo, en México, y en Comitán, los contagios se den en forma exponencial. ¡Ay, cuántos enfermos! ¡Ay, cuántas muertes!
Ahora, que andamos en verano, en Francia ha aumentado el nivel de contagio, porque los muchachos andan en las playas y en los centros de diversión y se han relajado las medidas de sanidad.
No hemos entendido que, de acá en adelante, la vida en el planeta será diferente a como era en agosto de 2019, a como era en años anteriores.
El 4 de agosto del año pasado celebramos en grande, en sociedad, en amontonamiento de personas bien emotivo, el cumpleaños de nuestro santo patrono. ¡Ah!, el atrio del templo estuvo lleno de juncia fresca y la fuente coronada con ensartas de flores. Desde temprano, se escucharon las notas de las marimbas participantes en el Encuentro. Ah, ¡qué alegre!, las personas bailaban o movían los pies, sentados en las sillas plegables o en el graderío que, normalmente, sirve para subir o bajar de uno a otro nivel del parque central, y que, en ocasiones memorables, lo usamos como asientos de zona VIP. Cientos de personas acudieron a persignarse ante la imagen del festejado, del cumpleañero, y salieron para comer alguno de los platillos que ofrecían en la muestra gastronómica. Ah, poco fue el buche y la panza para consentirlos con panes compuestos, con huesos estilo tío Jul, con chalupas, con butifarra, con picles, o con un dulce como paletas de chimbo, africanos, obleas (¡ah!, las obleas, tan sabrosas, tan eróticas, a la hora que la mano, con la hostia profana doblada, baja para el lengüetazo que disfruta el merengue con su toque preciso de canela en polvo. ¡Ay! La vida concentrada en un instante armonioso. ¡Qué deliciosa conjunción de elementos tan sencillos!)
Y en la noche, miles de personas paseando en las instalaciones de la feria, cenando garnachas o pollo estilo juchi, bebiendo una michelada o un vaso con güisqui en el masivo donde actuaba Matute. Los amigos abrazándose, los conocidos saludándose, medio mundo topeteando con medio mundo en los andadores, en las filas para subir con los niños a la rueda de caballitos o en los carritos chocones. Todo mundo de fiesta.
Y este cuatro de agosto fue inédito, el connotado periodista Iván Ibáñez definió el acto como La no fiesta. Hubo el festejo a Santo Domingo, pero fue en lo íntimo. No hubo el guateque de años anteriores. Por fortuna, predominó la razón y la prudencia. Este año no hubo elección de reina, no hubo ¡reina!; este año no hubo el tradicional desfile de carros alegóricos; no hubo los masivos que tanto gustan a los amantes de la música comercial. Pero lo que sí hubo fue un acto cultural inédito: un grupo de católicos colocó la imagen de Santo Domingo sobre la plataforma de un camión bellamente adornado y la llevó a un recorrido por muchas calles de la ciudad. Con el apoyo de Vialidad y de la Dirección de Turismo y Economía del Ayuntamiento Municipal, la imagen de Santo Domingo encabezó el único carro alegórico de este año. No hubo desfile de carros alegóricos, pero el carro de Santo Domingo sí salió y la respuesta de los creyentes fue emotiva. Hubo personas que al paso de la imagen le gritaban vivas, le aventaban pétalos de flores, se hincaban y mostraban rosarios con los brazos en alto. Muchas personas se santiguaban y no faltaron las personas a quienes se les nubló la vista por el llanto. La radio católica: “Una estrella que ilumina tu camino”, hizo la trasmisión en vivo, por las redes sociales. La trasmisión fue apreciada por muchos comitecos y por creyentes y no creyentes de otras ciudades del estado, de la república y de otros países. El recorrido fue escoltado por agentes de vialidad del municipio, en la cabina del camión iba el padre Armando y Juquila, quienes narraban lo que sucedía a su paso y daban cuenta de los usuarios de las redes que se manifestaban y enviaban felicitaciones al santo festejado y mandaban saludos a Comitán. Hubo gente de muchas partes de la república: de Coatzacoalcos, de Tuxtla, de Zacatecas, de Oaxaca, de Veracruz, de Yajalón, de San Cristóbal, de Puebla y de Escobedo, Nuevo León. De muchísimos lugares. Hubo gente de Guatemala, de El Salvador, de Columbus. ¡Uf! En realidad, fue todo un suceso. Los comitecos abrieron las puertas de sus casas, y salieron a saludar el paso de la imagen, lo hicieron con cubrebocas, con los celulares para la foto del recuerdo; algunos abrieron las ventanas y desde ahí, acodados, observaron el jolgorio; unos más (privilegiados) desde sus balcones. El padre Armando, emocionado, dijo: “Estamos haciendo borlote, como dicen por ahí.” ¡Sí! De eso se trataba, de hacer borlote, de decirle al mundo que la pandemia no paraba el festejo. Paró la feria, pero no paró la celebración. Fue una manera de decirnos que la vida sigue, que debemos tener mucha precaución en estos tiempos de pandemia, que debemos evitar las aglomeraciones humanas, pero no debemos olvidar nuestra identidad, nuestra esencia de pueblo mágico.
Un compa de Valle de Bravo, estado de México, escribió: “Que viva Santo Domingo. Bendiciones a todo Comitán.” Esta frase resumió el acto cultural del 4 de agosto. No se olvidó el motivo principal de la celebración, el cumpleaños del santo patrono, y se deseó que este pueblo tenga bendiciones, que siga creciendo con la lluvia del sol afectuoso en medio de cielos azulísimos.
De una a dos y media de la tarde, el día 4 de agosto, nuestro pueblo hizo una pausa; olvidó (por un lapso) la creciente ansiedad de la crisis sanitaria. Volvimos a pensar que todo es posible, dentro de la burbuja protectora.
Y acá está la foto de nuestros animalitos, los que nos acompañan en nuestra vida, en el confinamiento. Los dos vieron a la cámara (coquetos). Félix se broncea el rostro; la Pigo se da un baño de sol completo. Ella, que es como la nana de la manada, porque siempre está pendiente de cada uno de nuestros pasos, se desparramó en el patio donde el sol caía a plomo. En realidad, a ellos, esta temporada de canícula no les ha hecho mucha mella. A las once de la mañana salen a broncearse, por eso, ellos tienen un mejor color que los humanos de casa, que nos hace falta salir al sol, nos hace falta caminar por las calles de nuestro pueblo, bajar al mercado a comprar un vaso de atol de granillo; ir a la esquina donde doña Cristi pone a asar los elotes en un anafre (¡ah!, qué ricos esos elotes, servidos en una hoja de la misma envoltura, con un poco de polvojuan.) Nos hace falta ir al parque central y sentarnos a ver el paso de los paisanos con rumbo a la escuela, al trabajo, a la oficina, al mercado o al templo. Un día todo retomará un mejor rostro, mientras tanto, con la cifra apabullante de cincuenta mil fallecidos en toda la república, más vale tener precaución.
Posdata: Me piden foto tuya. ¿Cómo les digo que a vos no te gusta aparecer en público? ¿Cómo les explico que el hecho de que me permitás hacer públicas las cartas que te envío es una máxima concesión que me has hecho?
Medio mundo quiere conocerte. A ese medio mundo le digo si no es suficiente conocerte a través de mis palabras, de mis sentimientos, de los aros plenos de luz con los que juego con vos. ¿No es suficiente saber que vos sos uno más de los motivos bellos de este pueblo? Comitán sos vos, vos, querida Mariana, sos Comitán. Comitán, ya lo dijo nuestro presidente municipal, ¡somos todos! Por eso, ahora, retomo las palabras del compa de Valle de Bravo, estado de México, y digo: ¡Que viva Santo Domingo! ¡Bendiciones a todo Comitán!