viernes, 14 de agosto de 2020

CARTA A MARIANA, CON UN PRESENTE




Querida Mariana: Vengo con otra bobera: ¿Por qué a un regalo se le llama presente? ¿Es porque existe en el momento que se da? No lo sé. Cómo dice el personaje de Derbez: ¡Que alguien me explique!
El otro día recibí un mensaje por inbox, de mi tío Andrés, decía que me había mandado un “presente”, por mensajería. Ya lo recibí. Es un libro, un libro que perteneció a su papá y que habla acerca de la Historia de Chiapas.
A la hora que abrí el paquete y vi lo que era, recordé lo que el tío había escrito y jugué con la idea de recibir un presente que hablaba del pasado; y pensé que todo presente (hablando de obsequios, de regalos) tienen algo de pasado, aun cuando se reciban en un instante presente. Todo es así. Todo objeto, todo chunche, está hecho de retazos del pasado; es decir, el auto nuevo que el papá da como presente a su hija que cumple quince años, está formado por piezas que fueron ensambladas no en el instante presente, sino en momentos pasados. Digo, pues, que todo es así. Nuestra vida presente está cargada de hilos con historia.
Instalado en la duda entré al Internet para ver el origen de la palabra presente, a ver si por ahí descubría por qué a un obsequio se le llama presente. Y volví a pensar en algo bobo: Buscaba en el pasado el origen de un concepto que aludía al instante actual. Y corroboré lo que dije líneas anteriores. ¿Mirás, niña? Ya nos han explicado los que saben: Apenas vivimos el instante presente se convierte en pasado. Pucha, qué materia tan vaporosa el presente.
No sé si por eso a mí nunca me han causado emoción “los presentes”. Yo puedo vivir perfectamente sin obsequios. Tal vez, porque, de igual manera, sé que los chunches se deterioran, no tan rápido como el instante presente, pero conforme se llenan de pasado se hacen talco.
Antes, lo hemos comentado, los chunches duraban más; ahora, todo es desechable. Los grandes fabricantes crean los objetos con materiales perecederos y a la hora que prendés una televisión se pone negra la pantalla o tenés una computadora que tarda mil horas en prender.
No queda más que salir a comprar un chunche nuevo, uno que tenga las actualizaciones, porque el que tenías ya era un chunche caduco, inservible. El presente de los presentes ya viene contagiado con la plaga del óxido.
La página que abrí dice que la palabra presente viene del vocablo latino “praesens” y que tiene muchos usos. Sí, pues, uno de esos es el de obsequio. Presente se usa para señalar algo relacionado con el tiempo. Incluso todos recordamos que una de las conjugaciones verbales es precisamente el tiempo presente, ya luego viene el pasado y el futuro y una serie de ramas que contienen algunas tan simpáticas como esa que se llama futuro pluscuamperfecto, que, según la misma página, significa ¡más que perfecto! Pucha, no sé si alguna vez tu novio te ha dicho que sos pluscuamperfecta, pero yo te lo digo.
No hay una explicación precisa de lo que menciono. Lo que hallé dice que se le llama presente a un obsequio, porque se recibe en nombre de alguien que se hace presente. Así pues, cuando recibí el libro que me envió el tío Andrés, la imagen del tío ¡se hizo presente!
Y digo que no me gusta recibir presentes, porque, por experiencia, termino extraviándolos o mandándolos a la bodega, por estorbosos, y esto me provoca cierta desesperación. Tal vez, digo que tal vez, el único presente que recibiría con agrado y daría gracias al benefactor, sería el obsequio de un terrenito con casa en un bosque lleno de pinos, casa con todas las comodidades, no vayan a salir con chozas románticas mal hechas. Y digo esto, porque eso me garantizaría no extraviar el presente, sino tenerlo apresado cada mañana a la hora de tomar mi té de limón, sentado en el corredor, mirando el cielo y los pájaros, respirando el aire y el aroma de la juncia.
Posdata: ¿Me querés dar un presente? Pintalo con azules del cielo comiteco, con amarillos chinculguaj, con blancos tenocté, con cafés de nuégados bañados en panela, con rojos temperante y con el verde de tu esperanza infinita.