lunes, 24 de agosto de 2020

CARTA A MARIANA, CON UNA DISCULPA PARA MODIGLIANI




Querida Mariana: Hoy uniré a dos grandes, uno que brilla a nivel mundial, genio de la pintura: Modigliani; y otro, que brilla a nivel más modesto, hábil artesano de la palabra: Sabines.
El poeta Sabines, cuando se enteró de la muerte de su amiga, nuestra paisana, la escritora Rosario Castellanos, le mandó un recado, al saber que nuestra paisana había sido enterrada en la Rotonda de Las Personas Ilustres, dijo lo siguiente: “¡No me vayan a hacer a mí esa cosa de los Hombres Ilustres, con una chingada!” (en ese tiempo, la rotonda se llamaba de Los Hombres Ilustres, tiempo después, a petición de grupos feministas se cambió el nombre y se llamó como hasta la fecha: Rotonda de Las Personas Ilustres.)
¿En dónde está enterrado Amadeo Modigliani, el genio de la pintura? Está enterrado en un panteón de París. Sus biógrafos dicen que en el cortejo estuvieron amigos artistas que hoy son la más alta cumbre del arte del siglo XX. Sí, Picasso anduvo entre los dolientes.
¿En dónde está enterrado Sabines? Sus familiares hicieron caso a su última voluntad: ser enterrado al lado de sus padres, al lado del Mayor Sabines, en el panteón Jardín, de la Ciudad de México.
Sí, su petición en el Recado a Rosario fue respetada: no le hicieron esa cosa de los hombres ilustres, ¡con una chingada!
A final de cuentas, todos los mortales terminan bajo tierra o convertidos en ceniza, sin importar la grandeza del genio.
Los cronistas cuentan que al entierro de Sabines hubo poca asistencia, no más de ciento cincuenta personas. Parece que sus amados lectores prefirieron acompañarlo en vida, en ese acto multitudinario del Palacio de Bellas Artes, recinto que fue insuficiente para dar cabida a la muchachada que quería escuchar, en voz de Jaime, eso que dice: “Los amorosos callan. El amor es el silencio más fino, el más tembloroso…”
Hablo, pues, del destino final de dos grandes. Sí, uno debe reconocer que hay distancias, que Modigliani es más reconocido en el mundo que Sabines.
Y digo esto, porque ayer vi una subasta donde un cuadro del gran Modigliani fue vendido, ¿en cuánto creés? Fue vendido en ciento cincuenta millones de dólares. Sí, no bromeo. Yo pienso que sí lo vale. Por supuesto que sí. Vos sabés que soy admirador de la pintura del buen Modi y si yo… Ciento cincuenta millones de dólares. ¿Hacemos la conversión a pesos mexicanos? Sólo como juego. A ver, si ayer estuvo el dólar a veintidós pesos. Hmmm, sacamos la calculadora y hacemos una operación sencilla: un millón quinientos por veintidós, igual a treinta y tres millones de pesos. Ay, perdón, me equivoqué, no es un millón quinientos mil dólares, ¡no!, es ciento cincuenta millones de dólares. Sí, ahora sí, perdón, son tres mil trescientos millones de pesos mexicanos. ¡Uf! Por un cuadro, pintado en óleo, sobre tela, con bastidor de madera, con medidas de 90 centímetros, por un metro y medio.
Sí, mi niña, el arte no se vende por metros cuadrados, como se venden las residencias, los palacios o los pedazos de tierra en los panteones. ¿Cuál es la medida del arte? No tiene medida. Bueno, sí tiene. En el mercado del arte, por supuesto que tiene.
Nunca, en la vida, en una subasta, alguien pagará un millón de dólares por un poema original de Sabines. ¡No! Sin embargo, don Jaime, hermano de un gobernador de Chiapas, diputado federal él mismo, no padeció las penurias económicas que sí padeció Modigliani, pintor cuyas obras ahora se cotizan en millones de dólares.
Por esto, querida mía, el título de esta carta tiene la intención de ofrecer una disculpa al maestro Modigliani, porque se me hace una verdadera estulticia lo que el mundo hace con sus genios. Lo que se aplica para Modigliani se aplica para Van Gogh, quien también, ¡qué jodido!, tenía que sobrevivir con ayudas miserables que le pasaba su hermano Theo, y ahora, bueno, vos sabés, cuál es el precio que alcanzan sus obras.
Posdata: ¿Esto es justo? Por supuesto que no. Esto sólo demuestra que el mundo es asqueroso.
En esta contingencia sanitaria mundial, ya quedó ampliamente demostrado que el arte es un elemento esencial para la sobrevivencia digna del hombre. Quienes permanecen en sus casas han disfrutado del arte y éste ha sido como una trasfusión de vida, de aire limpio. Han gozado con la danza, con el dibujo, con la escritura, con la pintura, con el cine y con la música. Pero muchos artistas viven el destino de Modigliani, pocos son los que viven el destino de Sabines. Sabines vivió cerca del poder y se benefició de ello. La política, bien entendida y bien aplicada es una esencia creadora, pero, en ocasiones, es una práctica que destruye, pero cuyos practicantes gozan de la gloria en vida. Si Rosario hubiese muerto sin ser Embajadora de México en Israel, segurísimo que no le habrían hecho eso de la Rotonda, ¡con una chingada!