miércoles, 26 de agosto de 2020

CARTA A MARIANA, CON UN AMULETO DIVINO




Querida Mariana: Te cuento una historia fascinante. Me siento muy bien cuando encuentro el hilo de la tradición enredada en los destinos. Hoy (¡felicidades!) es cumpleaños de doña María Adriana Guillén Arreola, quien, en los años sesenta, tuvo un restaurante muy famoso frente al parque central (estuvo en servicio de 1962 a 1982. Fueron veinte años de historia de la gastronomía comiteca). En los portales que aún existen, donde está la mercería del contador Aguirre, por ahí andaba el Restaurante Diana, de doña Adriana. ¡Ah, cuánta gente llegaba al Diana! Llegaba porque la sazón de ella era insuperable.
Digo que es una historia con tradición, porque María Elena Jiménez Guillén, hija de doña María Adriana, renovó la tradición. María Elena, a quien vos conocés bien, una empresaria y promotora cultural de este pueblo, condujo en radio IMER un programa de gastronomía comiteca, donde invitaba a las grandes cocineras de este pueblo, para que compartieran las recetas con la audiencia. Imagino que los escuchas andaban con la libreta en su mano y anotaban los ingredientes y el modo de hacer las enchiladas comitecas; imagino que alguien (nunca falta) decía que no, que le faltaba tal cosa para que el guiso saliera más sabroso. Hay agregados que siempre aparecen y enriquecen las recetas originales.
Doña María Adriana (¡estas son las mañanitas que cantaba el Rey David!), quien nació el 26 de agosto de 1933, nunca imaginó que su hija iba a pepenar el hilo de la tradición gastronómica, para llevarlo hasta la radio y difundirlo y resguardarlo.
Y ahora, ¡qué bella historia!, la nieta, Adriana Culebro Jiménez, en este día de cumpleaños de su abuelita, rompe la reja de papel de china en el local “Amor a granel”, donde ofrece la materia prima para preparar ricos guisos. El nombre es muy atractivo, muy simbólico: Amor a granel. No el amor en bolsa sellada, no en empaque de plástico. ¡No! El amor tanteadito.
¿Cuántas veces has necesitado un poco de algún producto y tenés que comprar toda la bolsa de un kilo? Muchas ¿verdad? Pues no te preocupés, porque ahora ya podés comprar la cantidad que necesitás. Seré exagerado, pero si querés diez granos de ajonjolí, en “Amor a granel” te venden ¡los diez granos de ajonjolí!, y, faltaba más, sólo pagás por eso. ¿No se te hace una genialidad? Todo es parte de la tradición, de la tradición que inició la mamá de María Elena, la abuelita de Adriana, doña María Adriana. Ella es como el amuleto divino para que el negocio de su nieta tenga el éxito que se merece.
Doña María Adriana se casó con don Antonio Jiménez Franco, quien ya falleció. Doña María Adriana, un poco delicadita, por el Alzheimer que, alevoso, la acompaña desde hace nueve años, celebra hoy 87 años de vida. Ella, cuando tenía su Restaurante Diana, compraba el betabel en el mercado Primero de Mayo, ¿qué diría si supiera que su nieta vende betabel deshidratado, como botana saludable, como sustituto de esas botanitas que son dañinas para los hijos? ¿Qué diría si supiera que su nieta vende esencias de Ayurveda, como jatamansi o Triphala, que son parte de la medicina tradicional hindú? ¿Qué diría si supiera que las personas de nuestro pueblo encuentran en “Amor a granel” muchos productos de la despensa general, como albahaca, ajonjolí, almendras, arroz, canela, bicarbonato de sodio, chiles, ciruela pasa sin hueso, consomé de verduras, hinojo, lentejas, maíz palomero (sí, para ver películas en casa, con la familia), orégano, paprika española, sal de ajo, azúcar de coco, harina de almendra y más, mucho más? Son más de trescientos productos y todo, como ya dije, a granel. ¿Querés el kilo completo? ¡Adelante! Pero, sólo querés veinte gramos, pues eso te venden. Por eso se llama Amor a granel.
Posdata: Soy un hombre mesurado. Sé que vos me das cariño tanteado. Es un despropósito esperar un cariño de a kilo. No sirve, se echa a perder. Caduca. Cuando es de a poquitos nada se echa a perder en la cocina de la vida. Uno va tanteando el cariño, lo va dando de poco a poco. Así todo se mantiene fresco, todo se renueva.
Adriana Culebro Jiménez ofrece a su clientela de Comitán un amor a granel; su mensaje es que la comunidad compre lo que necesita, ¡no más!, para que no se eche a perder.
Doña María Adriana tiene en sus manos la receta de la vida y nos la obsequia. Cuando cocinaba en su restaurante Diana agregaba la sal, el ajo, el comino, en dosis precisas, exactas, medidas, tanteaditas. La buena mano sabe que todo es en su justa medida, ni tanto que queme al santo, ni poco que no lo alumbre.
¿Cuánto necesitás de sal rosa del Himalaya para sazonar tus papas? ¡Esa cantidad te venden en “Amor a granel”!
¡Salud! ¡Bendiciones!