miércoles, 19 de agosto de 2020

CARTA A MARIANA, CON UN FESTEJO




Querida Mariana: Acompañame a cantar: Una, dos y... ¡Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David, hoy por ser día de tu santo te las cantamos a ti! Gracias, querida niña, estas mañanitas son para Alexandra Del Castillo Castellanos, quien físicamente no está ya con nosotros, pero en espíritu está más presente que nunca. Ella nació el 19 de agosto de 1982.
El otro día, Lourdes De La Vega subió en redes sociales la foto de su mami, ya fallecida. La subió el día de su cumpleaños, yo vi la foto y escribí ¡Felicidades!, un querido amigo me llamó para decirme si lo había hecho con conocimiento de causa, ¿sabía que doña Nena había fallecido? Sí, por supuesto, acompañé a Lourdes y su familia el día que cremaron el cuerpo de su mami. Escribí ¡Felicidades!, para que esta palabra luminosa llegara a los confines del universo y tocara el espíritu de doña Nena.
Hoy, de igual manera, escribo ¡Felicidades!, y la palabra la dedico a Alexandra. Es la manera que tenemos los mortales de celebrar la inmortalidad de la vida eterna, la que continúa, la que no cesa.
Quisiéramos, ¡sí!, que Ale, hijita de mis amigos Memo y Julia Alicia, siguiera físicamente acá con nosotros, regando su alegría, abonando los gajos de su sonrisa, pero el destino es contundente, sus hachazos son brutales, despiadados, cuando tumba un árbol lo hace en forma rotunda. Pero la vida es generosa. ¿Vos has visto cómo de un árbol tumbado crecen renuevos? Sí, esos renuevos son la confirmación de la continuidad.
Es tan sencilla la vida. En la clase de Física que estudiamos en secundaria aprendimos que Monsieur Lavoisier dijo que “la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma.” El cuerpo es materia. Pero, además, en doctrina con doña Esperancita aprendimos que el espíritu es eterno, inmutable. Si la materia se transforma, el espíritu permanece intocado.
¿Recordás la película Coco, de dibujos animados? Ah, la película fue muy exitosa. Los genios de la cinematografía tomaron el tema del Día de Muertos y explicaron que mientras, en el altar, exista la fotografía de nuestro difuntito, él seguirá viviendo por siempre, para siempre. Por eso Lourdes compartió la foto de su mami, por eso, ahora, nosotros compartimos la foto de Ale.
Y Ale vive por siempre, para siempre, para gloria de este pueblo. Porque el espíritu de Ale lo celebramos a diario, a través de la Fundación que lleva su nombre y que tiene como lema el siguiente: “Tu palabra permanece para siempre”, y, vos lo sabés, la palabra es el espíritu con que Dios nos manda mensajes, por eso, la palabra es sagrada, es el alma del genio creativo, es la llama que nombra el mundo.
Antes que llegara la pandemia, tuve el honor de asistir a muchas escuelas de educación primaria o de educación secundaria y compartí lectura con los muchachos y, en nombre de Ale, entregué, en cada ocasión, diez ejemplares de un cuentito bien bonito: “El osito que volaba”, publicación patrocinada por la Fundación Alexandra Del Castillo Castellanos. Los alumnos participaban en dinámicas y los diez ganadores se llevaban el librito a sus casas.
En el cuento, el osito vuela; en nuestra vida real, Ale hace volar a los niños, les da alas, los impulsa al vuelo. Ale sigue volando entre nosotros, acá está su carita, su alegría, su don de gente noble y buena. Ale permanece a través de la palabra, permanece para siempre.
Ahora, con la pandemia no es posible acudir de manera presencial a las escuelas y leerles cuentitos a los niños, pero el compromiso de vida es perenne, a través de ARENILLA-Revista, digital, la Fundación de Ale sigue llevando cuentitos a los niños de la región y de todo el mundo, sigue convocando a papás a compartir la lectura con sus niños. ¿Mirás?, Ale sigue reuniendo a las familias, continúa enviando un mensaje de aliento para consolidar la familia.
Ale, durante su presencia física en la tierra, convivió con su familia, la honró, lo sigue haciendo; su familia, por siempre, sigue conservando la fotografía sobre el altar de la vida, para decirle que no la olvidamos. Ahora, el círculo de amigos se ha ampliado. Ale tiene muchos amiguitos que agradecen su presencia, a través de la lectura de los cuentitos. Si no fuera por Ale, no existirían esas historias donde niños de Comitán son tocados con la magia de la literatura.
Posdata: Sí, querida niña. Ale sigue con nosotros, ella es vida que permanece para siempre, a través de la palabra, a través de su Fundación, a través del cariño inmodificable de sus padres, de sus hijos, de su abuelito, de su hermano, de todos los que la amaron y la siguen amando. Por esto, pido que me acompañés a echar una porra para Ale. Una, dos y… ¡A la bio, a la bao, a la bim bom ba, Ale, Ale, ra ra ra!
Que Dios ilumine el espíritu de Ale, por siempre; que Dios bendiga a sus familiares y amigos; que el universo siga prendiendo luz en el corazón de todos los padres y niños lectores que se benefician con los cuentitos que la Fundación Alexandra Del Castillo Castellanos difunde, a través de ARENILLA-Revista, digital.