jueves, 24 de diciembre de 2020

CARTA A MARIANA, CON EL 2021 EN EL HORIZONTE

Querida Mariana: el 2020 ya tiene un pie en la puerta de salida y el pichito 2021 asoma su carita. Hay que prepararse para el nuevo año. Si como dice el maestro Jorge (quien radica en Tapachula) el año que fenece fue un año de aprendizaje, debemos recibir el nuevo año con una nueva actitud. ¡Nada de que vuelta a la página y a otra cosa mariposa! Si aprendimos algo debemos mantener abierto el libro del 2020 y, como hacen los escritores, ver las acciones ya escritas para continuar escribiendo y que el texto, ¡la vida!, no pierda continuidad. Porque los seres humanos somos la suma de instantes y jamás debemos relegar los instantes pasados, porque (lo han dicho los expertos) corremos el riesgo de olvidar los hechos y cometer los mismos errores. En primer lugar, muchos que ya aprendieron la lección deberán modificar hábitos y deseos. ¿Fuiste del grupo de mujeres que la noche del 31 de diciembre salían con una maleta a dar vuelta a la manzana para invocar muchos viajes en el año nuevo? ¿Fuiste de ellas? Pues ahora tal vez tengás que sosegar tus deseos, porque, en estos tiempos, viajar al extranjero no es la mejor forma de celebrar la vida. Martha, quien sí fue una del grupo, dice que no saldrá, dice que ha salido todas las mañanas, con careta y cubrebocas y zapatos especiales, a dar una vuelta a la manzana, pero no para pedir viajes, sino para estirar los músculos y distraerse tantito del encierro que lleva por más de nueve meses. Lo hace rapidito, cambiándose de banqueta cuando ve que viene un tipo sin cubrebocas; lo hace con cierto temor, porque sabe que algún delincuente la puede enfrentar y pedirle su celular o dinero. La pandemia ha traído mucha necesidad, mucho despido laboral. Martha sale sin celular (uf, se incomunica) y lleva veinte pesos por si algún teporocho la persigue. Ella lanzaría el billete y echaría a correr. ¿Fuiste de las que cada fin de año estaba con su familia en la cena y después de comer las doce uvas y pedir doce deseos salías para reunirte en otras casas con amigos? Tal vez este año te convenga no hacerlo, tal vez te convenga sosegar en casa. Además, disculpá que me meta, pero tal vez te convenga también modificar tu lista de doce deseos. Parece que el año 2020 nos enseñó (si es que aprendimos algo) que la extensa relación de deseos se resume en dos o tres, no más. Los demás se han vuelto irrelevantes, porque la situación mundial nos ha devuelto una imagen más sencilla, menos ostentosa, menos vanidosa. ¿Para qué querés viajar a todo el mundo si exponés, más que nunca, tu salud? El viaje (es parte de la vida, por supuesto) siempre entrañó riesgos, pero fueron riesgos que no eran motivo de la imprudencia. Ahora, la posibilidad de contagio hace que todo sea como caminar sobre un estanque congelado, en cualquier instante se quiebra esa delgada capa helada. ¡Nada de dar vuelta a la página! ¡No! Que la página, ahora más que nunca, esté abierta, para que, como si fuese lección de escuela, releamos los párrafos que escribimos en el año incruento, año que no advertimos, que llegó de sopetón con su máscara de diablo panzón. ¿Fuiste de las que el año pasado hizo lista de buenos propósitos? No sé. Nunca he hecho una lista semejante. Son piedras auto impuestas. ¿Qué necesidad de cargar piedras pesadísimas? Tal vez, digo sólo que tal vez, este año convenga modificar la lista. Quien tiene la página abierta tal vez ya se dio cuenta de que su propósito de ir a París se canceló. Tenía la paga que había ahorrado, pero cuando asomó la pandemia, esta serpiente lo obligó a modificar planes. Posdata: ¿Vuelta a la página y a otra cosa mariposa? No. Este año nos enseñó que la cosa es la misma, la de siempre y que no podemos dar vuelta a la página, porque corremos el riesgo de olvidar lo aprendido. Repasemos la lección ¡una y otra vez!, hasta que nos quede bien claro que hay cosas esenciales, que la vida no se focaliza en los deseos vanidosos de antes. Que el libro esté abierto. No le demos vuelta a la página. La tengamos abierta y dejemos que nos hable al oído, muy cerca. Algo bueno nos dejará. Cuando menos vos y yo y, gracias a Dios, millones de seres buenos, seguimos leyendo el libro de la vida. Pero, tal vez lo que más te convenga en el 2021 es no hacerme caso. Ay, cada año me vuelvo más viejo. Esta carta no abandonó su tono de viejo mandón. Lo siento. Sí, mantené abierta esta página, para recordar que vos debés hacer lo que querás, lo que tu conciencia bien te dicta. Tal vez tenés razón y más de siete mil millones de personas en el mundo escribirán en su lista de buenos propósitos el propósito de ser más responsables, más positivos, más respetuosos del entorno, y con ello el rostro del 2021 será otro, uno más afectuoso, menos incierto. Tal vez a mí me convenga hacer, por primera vez, lista de buenos propósitos, y escribir: No me meteré en vidas ajenas, menos en asuntos de mi niña querida. Mientras tanto te deseo una buena noche buena. Cuidate mucho y cuidá a los tuyos. Ahí va el burro otra vez. Pero ¡qué necio! Perdón. Hacé de cuenta que borro esta línea y sólo digo que te deseo una buena noche buena.