viernes, 11 de diciembre de 2020

CARTA A MARIANA, CON LA PRESENCIA DE UNA ESCRITORA

Querida Mariana: dije el otro día que vi en la FIL 2020 a tu tocaya, la escritora Mariana Enríquez; nosotros, en el juego de ARENILLA-Video: Imaginá que te llamás, también tuvimos la participación de una escritora comiteca que se llama igual que ustedes: Mariana. Nuestra escritora Mariana no tiene las tablas que tiene la Mariana argentina, por una sencilla razón, la argentina tiene 47 años de edad y nuestra Mariana tiene 12 años. Mariana Enríquez es leída en muchas partes del mundo, Mariana Gómez Guillén comienza a ser leída en algunas partes de este mundo. ¿Hasta dónde llegará la palabra escrita de nuestra Marianita? No lo sabemos. Lo único que es una certeza es que ella, a su edad, le encanta la escritura y anda ya caminando por el camino de la creación. Uf, tiene todo el universo por recorrer. Si lo hace con dedicación, con paciencia, con talento, con humildad, con deseo de pepenar el conocimiento de la tradición, es casi seguro que volará por altos cielos. Ojalá sea así. Mientras tanto ¡juega! y, se sabe, cuando una pasión la hacemos en forma divertida y sencilla, sin solemnidades, la pasión se convierte en el gran juego de la creación. Mariana cursa, en forma virtual, el primer grado de educación secundaria, en el ITAES, de Comitán. Sabe que todo es aprendizaje, que todo es conocimiento, que todo es preparación. A Mariana le preguntamos: Imaginá que te llamás ángel, ¿de qué material están hechas tus alas?, ella, desde su casa, respondió lo siguiente: “Si yo fuera un ángel y tuviera qué decidir de qué material fueran mis alas, creo que tendría unas alas de papel, porque el papel permite todo, un poema, un dibujo, cualquier pensamiento posible. Por ejemplo, voy a poner un ejemplo, cuando yo iba a la escuela, los niños lanzaban aviones de papel en la cabeza… No sé, sería como ser un avión de papel, para llevar cositas pequeñas a cualquier parte del mundo.” Ah, la imaginación es una gran alfombra voladora. ¿Mirás qué hizo tu tocaya? Comenzó siendo ángel y terminó siendo un avioncito de papel. No sabemos bien a bien de qué están hechas las alas de los ángeles. No pueden ser como las alas que tienen las gallinas y los pollos, ni como son las alas de las águilas o de los chupamirtos. No, las alas de los ángeles son de un material sublime, pero estoy seguro que ahora que los ángeles leen la respuesta de Mariana Gómez Guillén piensan que a ellos también les gustaría tener alas de papel para llevar poemas, cuentitos y recados de amor. ¿Las alas de papel se incendian? ¡Claro que sí! Pero, los ángeles, por su condición divina están lejos del fuego de allá abajo, donde sólo vive su primo hermano lejano llamado Lucifer. A nuestra Mariana comiteca le preguntamos: Imaginá que te llamás ángel, ¿cuál es tu sueño recurrente?, y ella respondió: “Si yo fuera un ángel, mi sueño recurrente sería las cosas felices de la tierra que pasé en mi vida, y saber que puedo seguir siendo feliz con los recuerdos que me quedan.” Por ahí los que saben dicen que nuestra vida está hecha de instantes. Marianita escritora nos regala su sueño más recurrente, el que rescata los instantes de felicidad. ¡Claro! ¿Quién atesora instantes negros? Deseamos recuperar los instantes de plenitud. Mariana debe tener muchos. Posdata: Y vos, querida Mariana, tocaya de la Enríquez y de la Gómez Guillén, ¿cuándo jugarás con nosotros? No me digás que lo jugás con tu novio en la ventanita del Messenger. Ah, me daría mucho gusto. Recordá que el Imaginá que te llamás tiene mil posibilidades, ¡muchas más! Podemos imaginar que somos todo lo que existe en este universo y ¡todo lo inexistente! Si digo que imaginés que te llamás Xsicoltín ¿qué imaginás? El que no acostumbra imaginar dirá que es el nombre de una medicina, pero quien está acostumbrado a caminar por territorios imaginarios volará mucho. Vos sos una muchacha bonita y lista, tan lista y bonita como nuestra amiga Mariana Gómez Guillén, por eso sé que nos darías una respuesta de papalote. A mí me encantan las respuestas papalote, las que, conforme les soltás el hilo, se encumbran. ¡Genial!