martes, 15 de diciembre de 2020

CARTA A MARIANA, CON UN ÓSCAR QUE ABANDONÓ SU WONGNASTERIO

Querida Mariana: el poeta Óscar Wong falleció. El domingo 13 de diciembre entré al Facebook y hallé la noticia desgraciada. Óscar vivía en la Ciudad de México, pero, en los años ochenta, vivió en Comitán y, en los últimos tiempos, manifestó su deseo de regresar a esta tierra. Vivió en Comitán junto a sus hijos Guiomar y Fernando. Los muchachos estudiaron en el Colegio Mariano N. Ruiz durante su estancia en el pueblo. Una vez saludé a Óscar en su departamento. ¿Sabés dónde vivían? En un departamento del edificio de tres plantas que está entre la Farmacia Luz (de Cirito) y el Supermercado San Luis (de Víctor, que en paz descanse). Óscar vivió en un departamento del número 52, de la 2ª. avenida oriente sur. Le gustaba Comitán, le gustaba caminar sus calles, le gustaban las muchachas bonitas de este pueblo. Por eso manifestaba su deseo de regresar a vivir a este pueblo. El primer día de diciembre de este 2020 envió saludos a través de las redes sociales. Por ahí está la evidencia: “Saludos hasta Cotzitán de las Flores”. Sí, travieso del lenguaje, llamaba Cotzitán a Comitán. Quienes no saben preguntarían por qué llamaba así al pueblo. Ah, bueno, todos los comitecos saben que la palabra cotz es parte intrínseca de la personalidad del pueblo, él sólo le agrega el tan de la campana sonora del nombre y, por supuesto, le añadía el maravilloso apelativo de las Flores. Ahora, ¿quién le dirá Cotzitán a Comitán? Óscar ya se fue, ya no cumplió su deseo de regresar a vivir al pueblo, de caminar sus calles, de mirar a las muchachas bonitas que tanto le gustaba mirar; ya no cumplirá el deseo de muchos de oír de su voz el nombre de Cotzitán. Para quienes no lo saben, la palabra cotz es una palabra que significa guajolote, pero que también tiene el significado de acto sexual. Cuando alguien invita a otro a echar cotz debe preguntarse en cuál de las dos acepciones emplea el término: ¿comer una pierna de guajolote o llevarse la pierna del mencionado a la cama? El himno nostálgico de Comitán dice en sus primeros versos: “Comitán, Comitán de las Flores, donde están mis amores, donde quieren de verdad…” Ah, parece que estoy escuchando cantar a Óscar, parado frente a la ventana, mirando el cielo azul, azulísimo: “Cotzitán, Cotzitán de las Flores, donde están mis amores, donde quieren de verdad…” Una noche de 2016, Marvey Altuzar, Luis Armando Suárez y yo acompañamos al poeta Óscar en la mesa de honor, en la presentación de su libro: “El cuento. Caracol luminoso del lenguaje.” La presentación fue en la Librería Porrúa, en el Centro Cultural Rosario Castellanos. En 2011, ¡uf, hace nueve años!, invité a Óscar a responder un cuestionario con diez preguntitas traviesas. Como muchos otros intelectuales de Chiapas, de México y de otros países, Óscar aceptó el juego. Ahora que falleció busqué en mi archivo esa entrevista y, como él siempre enviaba saludos desde su Wongnasterio, hallé esta pregunta y su respuesta: ¿Cuántas celdas existen en tu Wongnasterio y a qué hora es la hora del Angelus? “El Wongnasterio es más herético que cristiano. Más cátaro y templario que todos los mitos y mitotes que en el mundo han sido. La hora del Ángelus se presenta todo el día, porque la comunicación celestial es directa: simplemente te pones en posición de flor de loto y emites el máximo mantra que se ha generado en el mundo: Wooooong.” Posdata: Óscar dijo que la hora del Ángelus se presenta todo el día y, orgulloso, dijo que debemos repetir el máximo mantra que se ha generado en el mundo: ¡Wooooong!” Era un juguetón de la palabra, era un juguetón de la vida. Ahora, Óscar ya se fue, ya no se parará frente a la ventana y cantará: “Cotzitán, Cotzitán de las Flores, donde están mis amores, los que quieren de verdad…”; por eso, en su nombre, los que pueden se ponen en posición de flor de loto (yo lo hago sentado en un sofá) y dicen (decimos) el mantra: Woooong, Woooong, Wooooong…