miércoles, 23 de diciembre de 2020

CARTA A MARIANA, CON SONIDO DE CAMPANAS

Querida Mariana: todos los seres humanos llevamos en el espíritu el registro de campanas. Claro, hay de campanas a campanas, todas son como pájaros que “cuando cantan” miramos hacia el árbol. Tuve una amiga que se llama Ana y siempre me dijo que ella, en realidad se llamaba campana, pero que sus padres sólo pronunciaban el eco. Eso me gustaba, era como si sus papás estuvieran al fondo de la cañada y ella estuviera en la cima y pronunciara su nombre y los padres decían: Ana, Ana, Ana. En el Imaginá que te llamás, el juego de ARENILLA-Video, participó Maximiliano Domínguez Mayorga. Maximiliano es un joven estudiante de bachillerato y un excelso pianista. Su oído está acostumbrado a escuchar. No todos los seres humanos, a pesar de disfrutar del sentido del oído, sabemos apreciar los sonidos de la naturaleza, los naturales y los artificiales. Maximiliano sí sabe reconocer si el sonido que proviene del fondo del escenario es el de un oboe o de una viola. Por eso, cuando lo invitamos a jugar le hicimos la siguiente pregunta: Imaginá que te llamás campana, ¿qué sonidos podría Mozart sacar de vos? Los que saben dicen que en las salas de concierto, a veces asoman campanas. ¿De veras? Sí, pero son campanas tubulares. Cuando son tocadas dan un sonido similar a las campanas que cuelgan en los campanarios de los templos. Las campanas son chunches especiales, por eso, los arquitectos saben que es el único instrumento que tiene nichos especiales: los campanarios. Por eso, las campanas son prodigiosas. ¿Cuál fue la respuesta del joven músico comiteco? Él estaba frente al piano y antes de responder tocó tantito para dar el contexto y luego dijo: “Imaginá que te llamás. Mozart fue un compositor austriaco, del periodo clásico. Él podía escuchar la música en una orquesta sinfónica o en una campana, en cualquier lugar que hubiese sonido. Si yo me llamara campana, él hubiera escuchado un sonido alegre, que le trasmitiera positivismo, ya que él fue conocido por su música bastante alegre, y sus sinfonías bastante particulares, y en lo personal me hubiese gustado que él hiciera una pieza en mí, considerando la alegría.” ¡Ah, genial respuesta! ¿Mirás todo lo que provoca este juego? Maximiliano dice que le gustaría que Mozart compusiera una campanera sinfonía alegre. Digo que, tal vez, el sonido de la campana es el que más ha tocado al género humano. Acá en Comitán las escuchamos convocando a misa o avisando que llega el camión de la basura. Pero, las campanas de la iglesia, a veces, no suenan tan alegres, a veces avisan que hay misa de difunto o, en ocasiones, ¡Dios nos libre!, avisan sucesos nefastos, como un incendio. Sí, los camiones de bomberos llevan campanitas, como también los lleva el amigo que vende helados. Por eso, la siguiente pregunta a Maximiliano fue: Imaginá que te llamás campana, ¿en dónde elegís estar: en un templo o en una escuela? Acá va la respuesta del talentoso Maximiliano: “Si yo fuese una campana me gustaría estar en una escuela, ya que ellas anuncian la entrada, el regreso al aula, pero al final sé que siempre son las mismas que anuncian el recreo y la vuelta al hogar.” Posdata: La respuesta de Maximiliano nos pone lo evidente frente al rostro. ¿Mirás todo lo que significa un sencillo sonido de campana? A mí me gustó eso de que es símbolo del retorno al hogar. Ahora, en tiempos de pandemia, muchos sonidos de campanas se han extraviado. En las escuelas ya se habían extraviado desde antes. Las campanas fueron sustituidas por chicharras eléctricas. Las chicharras tienen sonidos más estridentes. ¡Ah, sería maravilloso que, como en una sinfónica, las chicharras fueran sustituidas por campanas tubulares! Más de un estudiante tomaría el hilo vocacional y decidiría estudiar música.