jueves, 3 de junio de 2021

CARTA A MARIANA, CON ALGUNOS DESAPARECIDOS

Querida Mariana: acá está un croquis del parque central de Comitán. Lo tomé del libro de Armando Alfonzo: “Comitán 1940”. Así es, el dibujo es de Armando Alfonzo y fue el diseño que tuvo el parque en ese año. Don Armando lo dibujó en 1978. El genio de Armando Alfonzo le permitió adelantarse al futuro. Digamos que acá hizo una toma a vista de pájaro, como si tuviera en sus manos un dron y fotografiara al parque desde arriba. Por supuesto que ya muy pocos elementos se conservan, muchos han desaparecido, comenzando con los portales señalados en la parte oriental, portales que pertenecían a la manzana que fue derruida para ampliar el parque. Desaparecieron, por supuesto, los dieciséis pirúes que estaban sembrados en los andadores laterales. Dieciséis árboles, ocho de cada lado, en una simetría absoluta. Como sabés ignoro casi todo del mundo, así que cuando vi esta imagen entré al Internet para ver cómo es el árbol del pirú y me enteré que está considerado como el árbol sagrado del Perú. Tiene un bonche de cualidades medicinales. Imagino que en ese tiempo, los hombres y mujeres sabios del pueblo cortaban algunas ramitas de pirú para curarse algunos males. ¡Jorge, el niño está estreñido, andá a cortar unas hojas de pirú en el parque para que yo le haga un tecito!, y el señor corría a hacer el mandado. La información dice que sirve también para calmar el dolor de muelas y, ¡salve Santo Domingo!, hasta para casos de gonorrea, así que pudo darse el caso de que el señor se guardara algunas hojas para uso personal. Desaparecieron, por supuesto, dos espacios que fueron importantes para el entretenimiento de la sociedad comiteca: el Teatro Belisario Domínguez y el Casino Fronterizo. El Teatro Belisario Domínguez, ya en los años sesenta se convirtió en el Cine Montebello, donde exhibían películas extranjeras (norteamericanas, sobre todo), porque las películas nacionales se exhibían en el Cine Comitán. El actual Teatro Junchavín está ahora en ese lugar. ¿Y el Casino Fronterizo? ¡Ah, era el espacio de reunión de los potentados de Comitán! ¿Recordás el cuento Vals “Capricho”, de Rosario Castellanos? Ahí menciona al Casino Fronterizo: Germán, papá de Reinerie, la muchacha que es ignorada por la clase alta del pueblo, alquila el Casino Fronterizo “para festejar un hipotético cumpleaños de su hija”. A la mera hora, ninguno de los invitados asistió. ¡Pucha máquina, los finolis de ese tiempo, despreciaron a la hija y al padre! Y eso que Germán había echado la casa por la ventana para demostrar que tenía mucho dinero. Rosario narra muy bien el arreglo del Casino y el desenlace de ese frustrado festejo: “Los preparativos fueron estrepitosos y las invitaciones muchas. Se adornaron las salas con guirnaldas de orquídeas y los pisos con juncia; se alinearon las marimbas; se dispusieron las mesas bien abastecidas. Bajo el candil de cien luces Germán Trujillo, asfixiado por el traje de etiqueta, daba el brazo a su heredera y ofrecía el flanco libre a sus hermanas. La sonrisa de bienvenida de los anfitriones fue congelándose paulatinamente en sus labios. Transcurrían las horas; bostezaban los marimbistas; sonreían con disimulo los meseros. A las dos de la mañana tuvo que aceptarse la evidencia: ninguno había honrado la recepción asistiendo a ella”. Pero, bueno, lo narrado por Rosario es ficción, ¿o no? El Casino Fronterizo tuvo mejores noches, fue el principal centro de reunión de la sociedad de esos años. Y desaparecieron, ¡qué pena!, las presencias de dos héroes: Miguel Hidalgo y Costilla y Belisario Domínguez. Menos mal que, en este 2021, aún existen dos de los héroes cuyos bustos permanecían en el parque que se llama Benito Juárez y que todo mundo le dice parque central: los bustos de Benito Juárez y de J. Pantaleón Domínguez. Posdata: lo que sí continúa es la permanencia del número 8. En 1940, el parque central tenía ocho pirúes sembrados en una lateral y otros ocho pirúes en otra lateral, y tenía ocho entradas. En 2021, la dirección de Proyección Municipal hizo notar que el kiosco tiene una forma octagonal y también la fuente. Los románticos dicen que el elemento restante para formar las nueve estrellas del pueblo es ¡el pueblo mismo!