lunes, 7 de junio de 2021

CARTA A MARIANA, CON UN CHILE

Querida Mariana: sin albur, ¿a vos te gusta el chile? Acá te mando uno. ¿Ya miraste su nombre científico? Capsicum annuum. Lo bueno que dije ¡sin albur!, porque la última palabra suena a ano y ya los expertos mexicanos han nombrado a muchos chiles mexicanos como chiles campana, porque pican al principio y repican al final. Bueno, el inicio de esta carta suena muy pedestre, pero, en realidad lo que quiero compartirte es lo que Rubén Álvarez subió a redes sociales, dijo que la fotografía fue tomada en el Museo del Hombre, en París, Francia. Sí, así se llama este museo, en Francia no se están con complejos, saben que el término Hombre se refiere al ser humano en general. Rubén dijo: “Ya somos famosos, un chile de Comitán aparece en el Museo del Hombre, en París, Francia”. La fotografía la tomó un hijo de Rubén, estudiante de maestría en una universidad francesa. Una tarde se dio una vueltita por el Museo del Hombre y de pronto vio la ficha con el chile y el dato: “Fruits secs. Comitán de Domínguez, Carranba?” ¿Carranba? ¿Por qué aparece esta palabra que no parece pertenecer al francés, sino al más genuino mexicano Caramba, pronunciado con doble erre? Ahora que lo pronuncio en voz alta sueno como extranjero apreciando el chile comiteco: ¡Oh, carramba! Este caso es para la Araña Negra o, más bien dicho, para el Inspector Clouseau, de la Pantera Rosa. El chile fue colectado por Pauline Rameau, en 2014. Año que se deduce anduvo por estas tierras. Ahí está consignado el nombre con que se conoce en la región, Miracielo. Algunos compas me dicen que también les dicen Mirapa’rriba. Bueno, en la ficha, lo pusieron, más bien, mirando para el suelo, mirando para abajo. Pero ahí está el chile comiteco en un museo francés. Los estudiosos del chile (sin albur) podrán decir si esta variedad es endémica de la región o es cultivado en otras partes de América. Rubén me dijo que le miró forma de chile siete caldos, pero yo, sin ser experto en chiles (ah, pues, Mariana, dije que sin albur), le dije que no tiene horma de siete caldos, tiene la horma de lo que dice la ficha: Miracielo, mirapa’rriba. A mí siempre me ha llamado la atención el nombre que los comitecos le damos al chile siete caldos. Un día le pregunté a Juan Ramón, experto comelón de chiles, y me dijo que su nombre se debe porque es tan picante que sirve para remojarlo en siete caldos. ¡Pucha! No lo entendí. Ni lo entenderé. ¿A qué se refería? ¿A que el chile se corta de la punta y se remoja en siete tazas o que se guarda y se remoja durante siete veces? Pero mi sorpresa mayor es que los expertos come chiles comitecos no remojan este chile en caldo alguno, ¡no!, lo que hacen es tomarlo con dos dedos y darle una mordida. De la forma de comer el chile sólo los expertos nos pueden orientar. Juan Carlos Gómez Aranda siempre se ha manifestado como un excelso degustador del chile siete caldos. No dudo que en los viajes que ha hecho a muchos países del mundo ha sido como el clásico mexicano que lleva en una bolsita tres o cuatro chiles para acompañar la comida. Juan Carlos no lleva chile jalapeño ni chile habanero, ¡no!, lleva el famoso chile siete caldos. No soy experto en chiles pero sí sé que el chile tiene una sustancia que se llama capsaicina, sustancia que se usa en medicina para evitar el dolor. Es otra característica que llama mi atención, al comerlo, el chile causa irritación (ya dije lo del chile campana), pero tratado científicamente mitiga el dolor. ¡Qué genialidad! Posdata: el nombre se me hace bello. Me refiero al Miracielo. No sé cuál haya sido la experiencia de Pauline al probar el chile, con un buen plato de frijoles, con queso y tortillas hechas a mano. ¿Qué miró a la hora que sintió que su boca comenzaba a irritarse? ¿Qué miró a la hora que su rostro tomó el color rojo del Miracielo y se paró de la mesa y comenzó a mover sus manos como si tocara un tambor inexistente y abrió su boca como perrita con sed? ¿Al ver el cielo aparecieron tormentas, rayos, truenos cercanos al fin del mundo?