viernes, 16 de junio de 2023

CARTA A MARIANA, CON LIBRO EN MOVIMIENTO

Querida Mariana: tengo en mis manos el libro más reciente del poeta Arbey Rivera: “El primer movimiento de la luz”. Me parezco un poco a Xiomara, quien toma un libro y al leer el título hace predicciones acerca del contenido. Dije que me parezco un poco, no tengo la habilidad ni la perspicacia lectora de Xiomara, pero sí disfruto cuando encuentro un título afortunado. El título del libro de Arbey es genial, mirá, leelo con calma: “El primer movimiento de la luz”. Es muy buen título, ¿verdad? Sé que si lo viera Xiomara diría que ese libro es muy buen libro. Pues sí. No sólo el título es luminoso, también el contenido; además tiene un mojol de lujo. Pensé en los poetas que, muy chentos, difunden que su obra ha sido traducida al inglés, al francés o a otro idioma de caché. ¿Sabés cuál es el mojol de lujo del libro de Arbey? Que está traducido a dos lenguas de nuestra región: el tojol-ab’al y el tzeltal. Hay pocos libros que tengan esta virtud. El libro de Arbey permite que sus poemas sean leídos por lectores de lengua castellana, pero también por lectores de lengua tojol-ab’al y lengua tzeltal. Esta propuesta parece ser un sino en la obra de Arbey, porque cuando realiza el Festival Balún Canán no sólo presenta actos culturales en la cabecera municipal, sino que, con gran emoción, lleva poesía, narrativa, danza, teatro y más a comunidades rurales. Ahora, con su libro extiende la mano y dice: acá está mi poesía, que la lean en castellano y en dos idiomas indígenas. Mirá qué dice Arbey en la nota introductoria, acerca de esas traducciones: “…puede ser leída no sólo por académicos, sino también por todos los hablantes de las lenguas mayas referidas…” Hace años la poesía de esta región únicamente pertenecía al establo de la lengua castellana, era imposible pensar en poetas indígenas; un día, bendito Dios, comenzaron a aparecer poetas que presentaban su trabajo en sus lenguas originarias. Te he contado que en una ocasión escuché un recital con poetas tojolabales y poetas tzeltales y (cuestión de gustos) pensé que la lengua tzeltal suena más cálida, más cercana al espíritu de la colmena. Hoy, y esto es para celebrarlo, la obra de Arbey está disponible para lectores de esas lenguas que han resistido todo, bueno, con decir que resistieron el embate de los conquistadores. ¿Cuál fue el primer movimiento de la luz? Hablo en pasado, porque en el instante que la sombra universal se partió en dos por el advenimiento de la luz todo se puso en movimiento, pero, el poeta dice: “este libro es un comienzo, un proceso para intentar comprender la luminosa existencia”. Sí, él camina por el sendero de luz, ve hacia todos lados, se inclina para recoger un guijarro, abre la mano y enseña ese minúsculo hallazgo. Este descubrimiento lo hace no sólo en una lengua, la que hablamos desde hace quinientos años; ¡no!, lo hace también en lenguas que vienen de más allá, las que están más cerca de la fogata original. Mirá qué dice la doctora Rocío Noemí Martínez, en el prólogo: “El primer movimiento de la luz, de Arbey Rivera, podría leerse entre imágenes poéticas y múltiples historias, que no por casualidad el escritor y artista plástico, asocia con la portada a una pintura de Antún Lojtom Lam…” ¿Ya viste el cuadro de Antún? Dos personas escudriñan dos piedras, la luz que proviene de ahí sintetiza ese movimiento luminoso primigenio. Tiene razón la doctora Martínez, el libro de Arbey puede leerse a partir de ahí, a partir de una sensibilidad poética frente a otra mirada luminosa. Arbey lee el mundo, lo traduce y nos lo entrega, ahora, ¡genial!, lo hace en tres lenguas. Posdata: ya sé que me preguntarás dónde se puede comprar el libro: en la Casa de la Cultura, de Comitán. Si tenés suerte podés hallar al autor, porque él dirige el Centro Cultural Rosario Castellanos, y chance te llevás el poemario con firma. ¡Tzatz Comitán!