miércoles, 21 de junio de 2023

CARTA A MARIANA, CON RESPLANDORES

Querida Mariana: dos preguntas son muy comprometedoras: ¿cuánto me querés? y ¿qué es lo mejor de Comitán? Ambas preguntas son como telarañas, donde los incautos caen como moscas en las redes. Cuando la chica pregunta ¿cuánto me querés?, el chico se ve en problemas, casi casi como si estuviera en un foso frente a cuatro leones hambrientos. Ahora sí que, como aseveran los policías en las series de televisión, todo lo que diga puede ser usado en su contra, ¡es usado en su contra! El chico sabe que la respuesta siempre será insuficiente, la chica jamás quedará satisfecha con lo que él diga, no bastan cuatro universos alternos para satisfacer los deseos de la chica. ¿Y qué decir ante la segunda pregunta? ¿Lo mejor de Comitán? Depende de qué rama del árbol se trate. Hay tantos deslumbres, tantos resplandores de nuestro pueblo. Es imposible elegir un solo concepto. Como simple juego es complejo. A ver, sólo como juego, hacé de cuenta que tu novio te invita a ir a París, pero te dice que sólo irán de pisa y corre (sin albur), porque irá a la firma de un convenio y media vuelta. Imaginá que te dice que elijás un sitio para pasear una hora, porque al siguiente minuto deben estar ya en el aeropuerto para el regreso. ¡Un solo sitio! ¿Qué elegirías para disfrutar una hora? Difícil, ¿verdad? Ah, ya sé que en la vida esto no se da, por eso dije que era como un juego. ¡El Sena! Caminar por la orilla del famoso río, aprovechar desde ahí a ver la Torre Eiffel y los paquebotes que por ahí bogan. ¡No, mejor la Torre Eiffel! Para subir y desde ahí tener una panorámica sensacional de la ciudad. ¿Y si elegís Montmartre y desde la cima ven un París más cercano, más afectuoso? ¡El Louvre, para ver, cuando menos, la Gioconda en vivo y a todo color! No, mejor el Museo de Orsay, donde están los maravillosos Impresionistas. En fin, la elección es dificilísima, hay tanto por ver en París. Bueno, pues lo mismo con Comitán, ¿qué lugar elegir como el más bonito, como el más representativo? Igual que en París, igual que en cualquier ciudad del mundo, Comitán tiene para dar y repartir. ¿Hay algún lugar que sea el más simbólico? ¿La Pila, origen del pueblo y lugar donde está el templo del santo más consentido? ¿San Sebastián, lugar emblemático donde inició la Independencia de Comitán, de Chiapas y de Centroamérica? ¿El templo de Santo Domingo, primer templo católico que se erigió en el pueblo, gracias al trabajo de cientos de indígenas que fueron convertidos a la religión impuesta? ¿El Museo Rosario Castellanos, espacio que honra la memoria de la gran escritora comiteca? ¿Y si la persona a la que le hiciste la pregunta no le gusta tanto los sitios históricos sino la verdadera cultura popular? ¿El Mercado Primero de mayo para tomar un vaso de jocoatol o de atol de granillo? ¿O una visitadita a uno de los múltiples botaneros de la ciudad para probar el chicharrón de hebra o una lengua en pebre o unas pellizcadas con asiento? ¿Qué elegir? No faltará el compa que diga: ¿se puede decir dos o tres lugares? No, compa, sólo uno. El chiste del juego es discriminar, hasta quedarse con sólo un sitio, para disfrutarlo al máximo. ¿Qué le dirías a tu novio? De las opciones que te dije, ¿cuál elegirías? ¿Qué decís? Yo no tengo problema. Mi vida es simple, casi sencilla. Si vos me invitaras a ir a París y visitar sólo un lugar, durante una hora, elegiría el Museo de Orsay. Sí, un baño de Impresionismo me bastaría para ser inmensamente feliz. Ni treparía a lo alto de la Torre, ni caminaría a la orilla del Sena, ni me embarraría con miles de turistas en el Louvre o en Montmartre. Sin dudar, caminaríamos con rumbo al de Orsay y en la caminata vería casi casi todo lo demás. De igual manera, no dudaría en elegir un lugar en Comitán. Que los Pileños se queden con su Pila; que los batanecos se queden con su San Sebas; que los del centro se queden con su parque, con su biblioteca o con su templo de Santo Domingo. Elegiría una hora en el atrio del templo de Yalchivol, debajo de un árbol, tomando una limonada sin azúcar ni hielo. Posdata: tampoco dudaría en responder a la primera pregunta: te quiero hasta donde mi corazón dé su último latido. ¡Tzatz Comitán!