lunes, 12 de junio de 2023

CARTA A MARIANA, CON UNA NOVELA (última parte)

Querida Mariana: hace un día no estaba en mi memoria el nombre de Ariane. Ahora sí lo está y, tal vez, lo esté para siempre. ¿Ariane? Sí, mi niña. Es el personaje de la novela “Belisario en París”, de Gabino Flores Castro, con prólogo de nuestro paisano Eduardo Ramírez. Sigo con atención la promoción cultural que nuestro paisano realiza en y desde el Senado de la República. Mirá, hace tiempo nuestro querido amigo maestro Temo Alcázar escribió: “Voy por la grande”, se refería a un acto donde él y varios relevantes deportistas de Chiapas recibieron un reconocimiento en El Senado; asimismo, nuestro amigo, el doctor Joaquín Ramírez y otros personajes del sector salud de Chiapas asistieron al Senado para ser reconocidos. Todos en nuestro pueblo aplaudimos tales iniciativas, porque sabemos que Temo y Joaquín son ciudadanos honorables que han trabajado en favor del engrandecimiento de nuestra sociedad. ¿Recordás que el querido Max Domínguez Mayorga, joven pianista, ofreció un concierto en la antigua sede del senado? Asimismo, Mario Pinto Pérez, excelente acuarelista, presentó una muestra de su obra en el vestíbulo de la sede actual. ¿Y qué decir de la muestra gastronómica chiapaneca que hubo en Nueva York y de las muestras artesanales en el zócalo de la gran Ciudad de México? El mojol de lujo es que, gracias a una propuesta del senador Eduardo, el Senado de la República ahora, además de entregar la medalla Belisario Domínguez, también entrega la Medalla Rosario Castellanos. ¿Mirás? Los nombres de dos excelsos comitecos brillan en el cielo cívico de la República. Él hace un trabajo de voy y vengo, lleva nuestra cultura a otras latitudes y trae cultura a nuestro pueblo, es un Hermes contemporáneo. El diez de junio 2023 presentó, en compañía de la talentosa Angélica Altuzar y del autor, la novela donde aparece ese personaje femenino: Ariane. Cuando leás la novela te enterarás quién fue ella y qué papel jugó en la vida de Belisario. La trama creada por Gabino es fruto de un atrevimiento, porque narra cómo Belisario adoró a esa chica francesa. Pero nosotros no nos espantamos, porque acá también somos atrevidos, mientras en la patria todo mundo trata al héroe como Belisario Domínguez o el doctor Domínguez o el Senador Domínguez, los comitecos le decimos tío Belis, todos somos sus sobrinos. Ahora alguien contará: fijate que Belisario Domínguez llegó a París, el mismo día en que llegó a la casa donde vivió, fue a dar una vueltita a los Jardines de Luxemburgo y, de regreso, en una botica choca con una chica, eso provoca que caiga la bolsa con una pomada y el comiteco de diecisiete años recibe su bienvenida: ¡muévete, asno!, le dice ella. Cuando Belisario se sienta a cenar ve que la chica con la que chocó es hija de los dueños de la casa. Pucha, de ahí en adelante, Ariane será una mujer laberinto para la personalidad del comiteco. En el prólogo, el senador escribe: “París es el laberinto moral de Belisario”. Sólo la ficción logra el prodigio de hurgar en la vida de un jovencísimo Belisario. Al más puro estilo Woody Allen, Gabino hace que Belisario, al lado de Ariane, conozca a Toulouse-Lautrec, a Vincent Van Gogh y a Gauguin. Pucha, hay un instante en que Toulouse le dice a Belisario: “Encantado de conocerle, Belisario. Siéntese, por favor”. ¿Imaginás ese prodigio? ¡Miralo! En la mesa está sentado Belisario Domínguez y el enormísimo Toulouse. Esto provoca el autor y esto alienta el senador Eduardo. Posdata: sólo tengo un reparo (pucha, como si fuera caballo). Preguntaré a mis amigos de Tzimol si el nombre de Tzimoleras (centro turístico) ya existía en el Comitán del joven Belisario, porque el autor dice que Belisario recuerda en París “los senderos en torno a las lagunas de Montebello (…) las pozas que se forman debajo de las cascadas del Chifón (sic) o entre las Tzimoleras…” Y quienes preguntan por el origen del pan compuesto, que no se rasguen las vestiduras, porque el autor de la novela dice que Belisario contaba que su padre le había dicho que “la torta de pan compuesto era la predilecta de los tíos Gregorio y Pantaleón”. Un verdadero travieso es Gabino. En la ficción todo se vale. Su novela fue publicada por el Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, así que tiene el aval de estudiosos y expertos en la vida y obra del máximo héroe civil de México. Disfruté la novela, agradezco que este barco haya llegado a nuestras orillas, porque hace más grande la ventana histórica y la del mito. ¡Tzatz Comitán!