miércoles, 14 de junio de 2023
CARTA A MARIANA, CON UNA CAMINATA
Querida Mariana: el químico Nacho me recomienda estar en movimiento, caminar. Dos grandes escritores escribían de pie. Mandaron a hacer unos chunches especiales, como atriles, para colocar ahí las computadoras portátiles y de esa forma redactar sus novelas. ¡Nada de estar sentado! El famoso Chespirito dijo en una entrevista que su éxito no se debía a la suerte, sino al trabajo, aseguraba (en tono de broma) que, en cuanto se sentaba las ideas subían; fue su forma de decir que la disciplina abona a la victoria.
No sé cómo trabajan mis amigos escritores, de Chiapas y de Comitán. No sé qué manías les acompañan, qué rituales hacen. Jaime Sabines siempre escribió a mano, en unas libretas. No sé si tenía preferencia por alguna pluma o escribía sus poemas con un sencillo bolígrafo. Porque esa es la maravilla de la creación literaria. Una poeta comiteca siempre ha dicho que para crear un poema o un cuento o una novela no se precisa más que de papel y un lápiz. ¡Es cierto!
Chespirito se sentaba para escribir, Hemingway (dicen sus biógrafos) escribía de pie. Las obras de uno y de otro tienen grandes diferencias. Por supuesto, está el talento literario, pero, además, aseguran los que saben, también hay contrastes en escribir de pie que sentado, parece que el numen creativo fluye mejor estando de pie que sentado.
No sé si a vos te ha pasado, pero a veces, cuando redacto algo, sentado ante la computadora, me gana el sueño y me venzo. ¡Pucha! ¿Qué ideas pueden asomar sus cabecitas en una mente en duermevela?
El químico Nacho me sugiere estar siempre en movimiento, sabe que soy un viejo que necesita activarse. Le hago caso. Procuro caminar. Todavía no le he pedido al carpintero que haga el tripié que necesito para colocar la computadora y así escribir de pie. Pero ando ahorrando para hacerlo. Me gusta mucho una fotografía donde Octavio Paz camina, siempre pienso que en esa caminata va pepenando algunas ideas para un poema o un ensayo. Debajo del brazo lleva un paquete de papeles, viste una chamarra larga, con bolsas al frente, al fondo camina una mujer en sentido contrario, todo el entorno muestra que Octavio camina en un sendero rodeado de árboles y de setos, el camino es de tierra, está delimitado por una línea de piedras. Te cuento esto porque sé que podrás visualizar la diferencia de este instante donde Octavio camina, al instante donde una fotografía muestra a Paz sentado ante su escritorio.
Tengo la fortuna de laborar en un entorno semejante al de Octavio Paz. Cuando llego al Colegio Mariano N. Ruiz destino quince o veinte minutos para caminar en los campos deportivos. A veces detengo mi caminata y veo a mi alrededor, todo está circundado por árboles donde llegan muchos pájaros. A veces, mientras camino, me ha tocado ver un gavilancillo que aletea sobre mi cabeza, se detiene en el aire, su vuelo está detenido, pero sus alas están en movimiento. Tal vez esto es lo que debe buscar el creador, moverse en forma constante, pero detener la mente para captar el instante preciso, el momento donde la luz se abre como flor.
Pienso que si un aspirante a escritor solicitara un consejo bien podría decírsele: ¡escribí de pie!, no te sentés, la creación exige estar en movimiento. Ya el mojo de lujo sería obsequiarle copia de la foto donde Octavio camina, sólo para que sirva de inspiración, porque si bien el poeta no está con la pluma en la mano esa caminata oxigena su cerebro con aire creativo. El trabajo del poeta, del escritor, del músico, del artesano, del escultor, del pintor inicia no a la hora que toma el chunche para desarrollar la obra, inicia en el instante que abre los ojos en la mañana y observa lo que está frente a él; incluso, en ocasiones, inicia en el sueño mismo.
Posdata: el químico Nacho me recomienda estar en movimiento, le hago caso, por el momento camino un rato antes de sentarme ante la computadora, pero pronto, así lo espero, así lo deseo, le diré al carpintero que haga un atril para que coloque la computadora y escriba de pie. Por el momento, cuando tengo tiempo, hago ese ejercicio, redacto de pie, caminando, luego me siento y paso el texto a la computadora. Me cuesta aceptar que es un buen ejercicio, pienso que es doble trabajo: escribir a mano y luego pasarlo a computadora. Algún día entenderé que eso también es parte de la recomendación de estar en movimiento.
¡Tzatz Comitán!