lunes, 16 de diciembre de 2019

CARTA A MARIANA, CON UN SITIO RECUPERADO




Querida Mariana: Alejandro Hiram Morales Torres me invitó a celebrar con él (y con muchos comitecos más, artistas y público) el primer aniversario de su página electrónica, donde los usuarios de las redes sociales se enteran de casi casi todos los actos realizados en la región.
El acto lo celebró en grande, en el Teatro Junchavín, el domingo 15 de diciembre de 2019, a partir de las seis y media de la tarde. El programa anunció la participación de excelsos artistas de la comunidad: Chuy Anzueto, Xun Gabriel, Tadeo Infante, Alejandro Morales (el papá del papá de la criatura cumpleañera), Maximiliano Domínguez, Roberto Domínguez, José Enrique Martínez, Luidwing Zárate, el dueto Pablo y Lara y Compañía Artística Tenam. Fue un evento con causa. Todos los asistentes llevaron un kilo de ayuda (Al final del acto, Alex anunció que habían recaudado media tonelada de alimentos.)
Alex me brindó el honor de abrir el programa, así que antes que los músicos llenaran con notas el teatro y los danzantes iluminarán el escenario con movimiento, la palabra apareció para la reflexión. Te paso copia del textillo que leí:

La invitación es precisa. Hoy celebramos el primer aniversario de El Sitio de Chiapas. Los comitecos de antes, de ahora y de siempre, sabemos que las casas tradicionales de Comitán tenían dos espacios simbólicos: el oratorio y el sitio. El oratorio era el lugar donde las abuelas y los abuelos católicas colocaban las imágenes de los santos y vírgenes; y el sitio era el lugar donde los papás y mamás sabios sembraban los árboles frutales.
Por desgracia, los comitecos, con los años, hemos ido perdiendo los oratorios y los sitios. El espacio comiteco pareció hacerse pequeño y obligó a los propietarios de nuevas residencias a pedir a los arquitectos que, en sus proyectos, agregaran estudios, salas de televisión y bares. De igual manera, el sitio posterior, ahora se usa como cochera para dos o tres autos.
No sé ahora dónde los comitecos católicos rezan; no sé ahora, dónde los comitecos sabios siembran los árboles de durazno, los de jocote; no sé dónde, ahora, montan los tapescos llenos de chayotes, que eran los espacios predilectos para que los niños jugaran a las guerritas y los espacios favoritos para que los muchachos jugaran a besarse y toquetearse.
Por fortuna, Alex Hiram pensó a las redes sociales como un hogar y creó el Sitio de Chiapas, lugar donde los internautas podemos pasearnos como Pedro por la casa. En el sitio de la casa de Alex todo mundo está invitado y puede enterarse de los sucesos más importantes que suceden en el pueblo.
No podía esperarse otra cosa, Alex es cronista, deja constancia de su tiempo. Es proverbial que el cronista de la Ciudad de México, Carlos Monsiváis, parecía poseer el don de la ubicuidad, porque andaba metido en mil ajos; lo mismo sucede con el creador de El Sitio de Chiapas, igual lo encontramos en un acto deportivo que en un acto cultural, lo mismo en un acto social que en un político. Si llegamos a un lugar y lo hallamos podemos respirar tranquilos, porque sabemos que él hará una trasmisión en vivo y así, el sitio se convierte en el lugar que todo mundo aprecia desde el estudio o desde la sala de televisión. Su labor de hormiga gigante ha recuperado para nuestra identidad un lugar entrañable, una palabra con identidad. La casa comiteca tiene sitio, el sitio es para Comitán.
Aplauso para Alex, quien hoy celebra el primer aniversario de un sitio virtual.

Posdata: Cada persona celebra su cumpleaños como desea. Mi amigo Luis desaparece y lo celebra solo; otros, como Paco, echan la casa por la ventana y organizan comidas celebérrimas. Alex celebró el cumpleaños número uno del Sitio, con un acto que pensó en los demás. Una mañana de éstas acudirá a algún espacio para donar lo que los asistentes donaron. No sólo pensó en él, pensó en los otros. Su sitio tiene la misma pretensión, piensa en él (es muy válido), pero piensa en los usuarios de las redes. Por esto, los amigos internautas acudieron al teatro y aportaron un kilo de ayuda y gozaron de la palabra, de la música y de la danza. ¡Bien!