jueves, 19 de diciembre de 2019

RESPUESTAS VARIADAS A PREGUNTA USUAL




Una persona pregunta a otra: ¿Cómo estás? La pregunta es una fórmula de cortesía. Las personas malcriadas podrían responder: ¡Qué te importa!, pero, por lo regular, no es así. La persona interrogada responde con educación, porque se asume que quien pregunta lo hace de buena manera, sin mala intención.
Una vez me tocó una persona a quien le pregunté cómo estaba y, como si hubiese estado esperando la pregunta desde siempre, me respondió contándome todas sus aflicciones. Yo esperaba una respuesta breve, de cortesía. No fue así, dicha persona me agarró como confesionario y vomitó todos sus pesares. Recuerdo que cuando pregunté: ¿Cómo estás?, él, de inmediato, dijo: “Estoy mal…” y comenzó a enumerar todos sus males, sin omitir detalle. Y sus males eran ¡incontables!, pero contables.
En la Arenilla de ayer conté cómo responden algunos amigos: el maestro Temo, el maestro Óscar y el maestro Jorge. Cuando terminé de escribir el texto recordé que cuando saludo a mi primo Enrique, quien, no sé por qué, siempre lo encuentro en su auto, con el cigarro prendido, él, a mi pregunta de ¿Cómo estás?, con su voz de Caterpillar dice: “¡Estoy! ¡Ya es ganancia!” Nunca le otorga un valor a su respuesta, para él, el hecho de ser y de estar ya es ganancia.
Amigos que leyeron la Arenilla le entraron al juego. Malolys, por ejemplo, dice que responde: “¡Creciendo!”, es una respuesta abierta, tan abierta que abarca casi todo el universo, porque éste, dicen los científicos, después de miles y millones de años sigue ¡creciendo! Malolys, quien es chaparrita, y ya tiene más de treinta años de edad, sabe que un crecimiento físico ya no se le da, pero, como en la parábola de los peces, el espíritu sí puede multiplicarse.
Me gustó la respuesta de Malú Herrera Anzueto, ella, a la pregunta ¿cómo estás?, responde: “Más guapa que ayer.”
Y luego me entero que hay muchas mujeres (¡bendito Dios!) que pertenecen a la cofradía amante de vírgenes y acuden al santoral para responder. ¿Qué responde Rocío Cancino? ¿Cómo estás? “¡Como Santa Elena!” ¿Qué responde Elsa Evely Ballinas? ¿Cómo estás? “Como Santa Eduviges, ¡buena por donde te fijes!”, y así le dan vuelta a todo el santoral. Mónica, quien tiene un ligero malestar en la vista, responde con humor: ¿Cómo estás? “Como Santa Prisca, ¡muy buena!, pero un poco bizca.!
Y veo que este tema es inagotable. En la forma que respondemos existe un cordel para saber qué tipo de personas somos. El doctor Alfonzo, quien es un gran humorista, responde: ¡Bien, pero ¿qué le vamos a hacer?”
Ahora que escribo esta Arenilla, recuerdo que una tarde, en una comunidad cercana a Comitán escuché, en el atrio de un templo, una respuesta que era como una fanfarria celestial. Una mujer, con vestido por debajo de la rodilla, muy por debajo, le preguntó a un hombre que estaba a su lado: ¿Cómo estás?, el hombre sonrió y casi como si levitara respondió: “Bendecido, prosperado y en victoria.” Casi miré cómo del cielo bajaban ángeles y hacían una ronda en torno a ese hombre optimista al mil por mil.
Juan José Castillo responde con un mexicanísimo “¡A todo dar!” Frase que, si la analizamos tantito, significa que quien lo dice va más allá del plano personal, porque “dar” significa que se otorga algo a otro. A todo dar, entonces, implica estar tan desbordante que se entrega dones por doquier.
Me he topado con respuestas inusuales. Como la pregunta es una mera fórmula de cortesía, uno espera recibir la misma flor del invernadero, pero en una ocasión llegué a la universidad y le pregunté a una alumna que estaba sentada en una silla naranja adentro del salón: ¿Cómo estás?, ella levantó la vista y dijo: “Mal, como siempre, muy mal.” Yo me quedé turulato, no esperaba tal reacción. Ella bajó la vista y siguió viendo la paleta de la silla.
Asimismo, cuando le pregunto a Miguel: ¿Cómo estás?, él, con una mueca que parece grieta, responde: “Jodido, pero contento”, y deshace la mueca.
Todas las respuestas anotadas pueden escucharse en cualquier lugar de Latinoamérica. Sólo hay una que es exclusiva de estas tierras. Ramoncito, siempre que le preguntan cómo estás, contesta: “¡Mero lek!”, voz tojolabal que significa bueno, bien.