jueves, 12 de diciembre de 2019

¡SALUD!




En Comitán son muy conocidos. Pero, por ejemplo, los habitantes de Nopala, no saben quiénes son estos personajes. Para quienes no los conocen, diré que el hecho de que el Camión de Valores aparezca detrás de ellos no es casualidad de la vida, ¡no! Bueno, tampoco se trata de tomar de manera literal la expresión, porque no son integrantes del Clan Slim. ¡No! Hablo de valores, de los buenos, de los que no se devalúan. Ambos personajes son hombres de valores cimentados. La honestidad, la responsabilidad, la amistad y la ética son valores fundamentales con los que crecieron y siguen atesorando ahora ya de grandes. Iba a decir viejos, pero me mordí la lengua, me la mordí, porque así, como están en esta fotografía, rebosan juventud. ¡Claro!, esa juventud, como diría José Alfredo, la obtienen de su pasado, porque en esta imagen se sintetizan muchos, muchos años de amistad. ¿Cuántos? Sólo Dios y ellos lo saben. Bueno, tal vez si alguien revisa los archivos de la Secundaria del Estado puede, más o menos, hallar la fecha en que Miguel y Roberto se conocieron. Ambos personajes han sido maestros, lo fueron durante muchos años en las aulas de la Secundaria del Estado y lo siguen siendo ahora en sus diversas trincheras, porque ambos siguen dando lecciones de humanismo.
¿Sonrieron para la foto? Tal vez sí, pero la actitud de ambos es natural, se les da de por sí. Acá sonríen y levantan, como si fueran copas, los conos de nieve. Se mira que son nieves de vainilla, de esas que preparan los neveros comitecos y salen a vender con sus carritos de madera. Levantan los conos de nieve, en una mañana soleada del diciembre de 2019, y, en el acto, hay una celebración por la vida, por la amistad, por vivir en este bendito pueblo de Dios. Así como acá levantan los conos de nieve, han levantado la cerveza, ¡faltaba más! Y así como acá sonríen, han sonreído en la plática del receso de clases, mientras los niños juegan pelota o platican en los arriates o se toman de las manos y se dan un beso a escondidas, para reafirmar su noviazgo; de igual manera han sonreído a la hora que recuerdan mil anécdotas comunes, porque la amistad es como un puente que se forma con el cimiento de vivencias diarias. Por supuesto, lo sabe medio mundo, la vida no sólo es sonrisa, también es el rictus de pesar. Pero ambas actitudes se comparten con los amigos, para que la carga sea menos pesada.
Ahora, ambos personajes laboran en diversos espacios: Roberto es regidor primero del ayuntamiento y continúa dando consulta en su gabinete odontológico; Miguel sigue fortaleciendo los trabajos de la Asociación Civil del Colegio Mariano N. Ruiz. Ambos siguen en Comitán. Miguel llegó de la ciudad de México, muy joven, y acá se quedó; Roberto, por un rato fue a aquella ciudad, para estudiar odontología en la UNAM, pero volvió y acá se quedó. Por este “quedar” es que ambos tienen los conos de nieve levantados y brindan, brindan porque, con algún achaque menor que no altera al universo, ambos disfrutan los cielos y las nieves de este pueblo.
Yo tengo el privilegio de conocer a ambos, también desde hace muchos años, ambos son mis compadres. Una mañana, Roberto me dio la oportunidad de apadrinar a uno de sus hijos; y otra tarde, Miguel me dio la oportunidad de apadrinar, a su hijo varón, y a una de sus hijas. Sí, igual que ellos me quieren ¡yo los quiero a ellos! Por esto digo que no es casualidad que el carro de valores aparezca detrás de ellos en esta fotografía, el destino lo colocó ahí para gritar a los cuatro vientos que Miguel y Roberto han blindado, desde siempre, los valores supremos de la vida: la ética, la responsabilidad, el amor y la amistad. ¡Salud, amigos! ¡Salud, compadres! Salud con nieve de vainilla, con cielos iluminados, en medio de árboles, tejados y portales prodigiosos. ¡Salud por siempre! ¡Salud por todos aquellos amigos que se conocieron en ambientes educativos, bien siendo maestros o siendo alumnos!