lunes, 13 de julio de 2020

CARTA A MARIANA, CON UN CHORRO DE LUZ




Querida Mariana: Paso copia de una fotografía de 1948. Seguro que no reconocerás a ninguno de los tres personajes que acá aparecen. La fotografía fue tomada en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México. ¿Mirás que en el fondo aparece el fragmento de un mural? Digo esto, porque puede ser una pista para identificar el lugar; pero, bueno, lo más importante es decirte que quien está en el centro, muy guapa, con una cadena y dije en el cuello, aretes de gota y un chongo hecho a propósito para la ocasión, es doña Lolita Albores, la cronista vitalicia de Comitán. Ella sostiene en las manos un reconocimiento. En ese momento ella tenía veintinueve o treinta años de edad. La cronista Sofía Mireles Gavito, quien actualmente es la Presidente de la Asociación de Cronistas de Chiapas, menciona que doña Lolita “en el año 1948, siendo gobernador el general César Lara, es becada para estudiar declamación en la ciudad de México, ingresando al Estudio María Lomelí…” Es probable, entonces, que esta fotografía corresponda al día en que recibió diploma del curso de declamación. Puede ser, porque en el primer plano de la fotografía hay un velo de flores blancas (el reverso de la fotografía informa que quienes acompañan a doña Lolita son Estelita Vargas y Nacho Vargas.)
Pero el envío de esta fotografía es feliz pretexto para comentarte algo relevante. ¿Recordás que el sábado pasado, en la carta que te mandé, hablé del libro “Así te recuerdo Comitán”, libro escrito por doña Lolita, y en la posdata escribí lo siguiente:

A veces pienso que, en estos tiempos de chunches electrónicos, sería muy fácil que alguien, ducho en papalotes cibernéticos, digitalizara el libro y lo compartiera con medio mundo. A veces lo pienso y digo: ¿Quién hará la caridad? Pero luego pienso en los derechos de autor y pienso que, tal vez, la familia no autorizara dicha publicación digital; pero cuando veo que un compa subió a Youtube los discos malcriados de doña Lolita, sin ninguna pretensión pecuniaria, sólo por el gusto de compartir con los demás la riqueza de nuestro lenguaje y de nuestras costumbres y medio mundo está agradecido con dicha acción, pienso que, de igual manera, alguien debe digitalizar el libro y ponerlo a disposición del mundo. Sería un homenaje merecido a la memoria de doña Lolita, quien jamás pensó en enriquecerse con el producto de la venta del libro. Su libro lo escribió, como ella lo dijo, “para que recuerden cómo se vivía un año en esta tierra de las que tantas cosas se dicen, de su clima, de sus gentes, de nuestra manera de hablar.”

La Arenilla tuvo varios comentarios, dos fueron directamente con la propuesta de hacerlo libro digital y compartirlo con medio mundo. La maestra Lucy Flores comentó: “Tal vez tú podrías digitalizar el libro o convencer a los familiares de doña Lolita para que lo hagan.”, y Francisco Domínguez, el creador de la página “Imágenes históricas, leyendas y personajes de Comitán”, comentó: “Buena idea la de digitalizar el libro, hay que ver quién puede hacerlo, y no creo que nadie de la familia se oponga.”
A las dos y media del mismo día recibí una llamada telefónica, era Malú Puig Albores, hija de doña Lolita. Me dijo que había leído la Arenilla y que ella, como bien predijo Francisco, no tenía inconveniente alguno para que se digitalice y se ponga a disposición de todo el mundo, en forma gratuita.
La llamada me provocó mucho gusto. En tiempos de pandemia, el pueblo de Comitán se une en lo esencial, sigue demostrando su calidad humana. Va pues. Y como a las ideas nobles hay que subirlas al tren para que pronto lleguen al andén deseado, tomaremos fotografías de las páginas del libro (así, de manera modesta) y luego lo haremos libro y lo subiremos en PDF para disfrute de todos los interesados. Lo haremos tan pronto que, antes de finalizar la semana, estará disponible. Ya te avisaré.
Con esta sencilla acción honraremos la memoria de la inigualable Lolita Albores y honraremos a la crónica comiteca y al pueblo ilustre que nos alimenta a diario con sus cielos azulísimos.
Posdata: ¡Que viva doña Lolita Albores! ¡Que viva Comitán! ¡Que viva la vida!