viernes, 17 de julio de 2020

CARTA A MARIANA CON UN JUEGO DE IMAGINACIÓN




Querida Mariana: Todo ha sido una bendición. El juego del “Imaginá que te llamás”, propuesta de ARENILLA-Video, ha superado las expectativas. Siempre sucede así en juegos donde la imaginación es la que reina, la que abandona el trono y se trepa a bicicletas o a carretones, abre las manos y piernas y se descuelga desde lo alto de una lomita. Los que saben dicen que Santa Teresa, sí, ¡Santa Teresa!, la del famoso poema que comienza así: “Nada te turbe, / nada te espante. / Todo se pasa, / Dios no se muda.”, decía que la imaginación era “la loca de la casa.”
Sí, la que trastoca las cosas, la que abre la ventana y tira los papeles que están sobre la mesa. La imaginación abre senderos donde, minutos antes, sólo había terrenos enmontados.
Ah, pero la imaginación, si no estimula el pensamiento de los otros nada logra, es como un viento que, como tornado, sólo levanta techos y provoca desgracias.
La imaginación debe estimular el pensamiento, debe hacer que imaginemos mejores mundos. La imaginación es la que ha impulsado los grandes avances en todos los campos de la ciencia, la que ha hecho que hoy, por ejemplo, gocemos de las bondades del Internet, de los celulares y de las redes sociales. Elementos tecnológicos que nos permiten, sin salir de casa, estar en comunicación y jugar el juego que se llama “Imaginá que te llamás”.
Esta semana tuvimos la participación de Segundo Guillén, destacado empresario comiteco, siempre pendiente del desarrollo de la comunidad.
Segundo, en su respuesta a la primera pregunta, nos mostró un auto muy bien conservado y nos enteramos que es un Ford Fairlane 1959, rojo, con franjas blancas, propiedad de su papá, don Toñito Guillén. La primera pregunta fue: Imaginá que te llamás auto, ¿qué marca y modelo serías y quién te gustaría que te manejara?
La respuesta de Segundo fue: “Si yo fuera un auto del pasado, sin duda sería este Ford Fairlane 1959. Este auto fue uno de los primeros autos con el que mi papá empezó a trabajar en este largo camino que lo ha llevado a construir lo que hoy es su empresa de transporte. Este auto sería, sin duda, el que elegiría ser, porque mi papá me estaría conduciendo y me estaría manejando, como lo ha hecho también en mi vida, con buenos consejos, con buena dirección, pero, sobre todo, porque escucharía tantas historias de todo lo que él tuvo que pasar para llegar a su presente: sus sueños, sus anhelos, sus objetivos, los retos a los que se enfrentó. Sin duda, este auto, un auto con historia, es el que elegiría para ser: un auto Ford Fairlane 1959, el de mi padre.”
Y la siguiente pregunta fue: Imaginá que te llamás auto, y sos un auto que inventó un comiteco en el año 2050, ¿qué innovaciones tenés? ¿Por qué te compran tanto en Europa?
Y la respuesta, llena de tintes locales, pero universales, fue: “Si fuera un auto del futuro que inventó un comiteco y que tiene un gran éxito en ventas en Europa, pues sería un auto que este comiteco, seguramente, le puso un aspersor de una sustancia que logró extraer el buen carácter y los valores que tienen los comitecos; esto es, la amabilidad, la calidez y la característica de ser buenos anfitriones. Por eso ha tenido tanto éxito en Europa este auto, porque está siendo utilizado para la movilidad urbana en las nuevas plataformas de esta clase de servicios de transporte, y por eso está teniendo un gran valor, porque la gente que se sube ahí, automáticamente, se contagia de buena vibra y le cambia el humor a una cosa muy positiva, como ha distinguido siempre, por años, a los comitecos.”
Posdata: Como mirás, querida niña, en cada juego de la imaginación y de la palabra hay elementos que nos mueven a la reflexión y, sin duda, a la acción. Segundo dijo que el auto de 2050, inventado por un comiteco, tiene tanto éxito en Europa, porque tiene un aspersor que riega valores íntimos de nuestro pueblo: la amabilidad, la calidez y el distintivo que nos identifica en todo el mundo como buenos anfitriones. Valores que debemos preservar, que debemos presumir, que debemos estimular para nuestra sana convivencia comunitaria y para que, ahora que los turistas vuelvan a hacer maletas para viajar a los mejores destinos del mundo, Comitán sea la opción a considerar.
¡Que viva Comitán y sus hijos más preclaros!