martes, 14 de julio de 2020

CARTA A MARIANA, QUE CAMINA POR CAMINOS INÉDITOS




Querida Mariana: A veces digo que divido el mundo en dos. Hoy podría decir que hay personas que caminan por sendas trilladas, y personas que, como diría el poeta, hacen camino al andar. Todos los seres humanos son vitales para el desarrollo del mundo, pero quienes más aportan a su desarrollo son los que abren brechas, los que se atreven a caminar por lugares donde nadie más ha pasado.
Con el juego “Imaginá que te llamás”, nuestros invitados abren caminos insólitos, ventanas que dan a espacios llenos de imaginación.
Iniciamos la semana pasada con el juego, al que están invitados todos. Jugamos a imaginar que, por un instante, nos llamamos piano, computadora, cielo, zapato, calcetín con hoyo, mesa, botella, calzón nuevo (también sucio) y mucho más. Es un juego donde la palabra estimula a la imaginación y ésta provoca vida.
Cada semana tendremos estas ventanas que se abrirán por cielos jamás advertidos anteriormente. Nuestros invitados abren caminos y nos invitan a caminar con ellos. Algunos caminos serán jocosos, otros serán solemnes, algunos más serán como changos trepadores, y otros serán como gallinas cluecas (culecas, decimos en el pueblo). Todo es pretexto para celebrar la vida, para regresarle al lenguaje su capacidad de formular nuevos mundos.
Damaris Disner, promotora cultural, dramaturga y fundadora de la Galería Disner, de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, inauguró la nueva serie de ARENILLA-Video. A ella (como lo haremos con todos nuestros invitados) le lanzamos dos preguntas, dos preguntas que pepenó al vuelo (igual que lo harán los demás participantes) e imaginó que se llamaba escenario, que era un escenario y jugó y nos regaló dos ventanas para imaginar.
La primera pregunta fue: Imaginá que te llamás escenario, si van a representar el monólogo de un sueño, ¿a quién elegirías como actriz? Su respuesta fue: “Y como es de sueño, y como es de imaginar, elijo a Amparo Dávila, que es una de mis escritoras favoritas y nos regaló toda su magia, todo un mundo de sueños, un mundo de fantasía, quien, realmente, se adentró a la condición humana. Ella falleció en abril de este año, a la edad de noventa y dos años. Yo la elegiría a ella, si vamos a soñar, soñaré que ella representa el monólogo de muchos sueños, porque toda su vida construyó muchísimos para nosotras, sus lectoras.”
La segunda pregunta fue: Imaginá que te llamás escenario y que servís para la representación de una comedia chiapaneca, en el año 2050, ¿de qué trata la obra y qué mensaje de humor da a los espectadores? Ésta fue su respuesta: “Soy un escenario y hay una obra que es del año 2050, donde los chiapanecos y las chiapanecas pierden la posibilidad de hablar, pero vamos a regresar al 2020, donde hay una pandemia y todos deben usar mascarillas y cubrebocas, pero llega una mañana en que se petrifica a sus rostros estas mascarillas y, entonces, ya no pueden hablar, están totalmente mudos por esta situación. ¿Y qué sucede? No se pueden comunicar, como no habían aprendido a hablar desde el corazón, ¡nadie se entendía! Pero, ¿qué pasó?, los animales ¡sí podían entender. Cuando los humanos se dieron cuenta de eso, trataron de imitar maullidos, graznidos, ladridos, trinos… Eso se volvió, realmente, ¡un caos! Los animales se los quedaban viendo, con cara de: ¡Ay!, ¿así maúllo tan feo? Ya imaginarán a los gatos y a las gatas, alzando sus colitas y diciendo “Yo no maúllo así”; y los perros: “¿Así ladramos?” Todo se volvió un relajo, ¡un relajo! Y lo que pasó es que los humanos, avergonzados, se fueron a vivir al Cañón del Sumidero, se fueron a vivir a las montañas, y comenzaron a construir casas. Los animales se fueron a las casas de los humanos, pero no les gustaban, estaban demasiado cuadradas, simples, no era nada grato estar ahí. Entonces, lo que sucedió es que, desesperados, no tenían una comunicación posible, hasta que, por fin, una mañana, se despertaron con la inquietud de comunicarse desde el habla y ahí, en ese momento, los lenguajes se fueron a cada una de las especies. Fue un gran espectáculo ver cómo millones y millones de pájaros llevaban un avión, o bien, cuando los gatos y las gatas manejaban combis y ellos, que eran muy respetuosos, trataban con mucha consideración a los humanos. Éstos recordaron eso, y cuando amaneció, lograron hablar desde el alma y pudieron entenderse perfectamente. Ya no había diferencias entre humanos y animales. Por eso, los chiapanecos y las chiapanecas decidieron ser vegetarianos, pero esta historia no acaba aquí, porque, entonces, las plantas hicieron una reunión…”
Posdata: Sí, querida mía, Damaris nos dejó picados. ¿qué sucedió en la reunión convocada por las plantas? Ah, eso, como diría Nana Goya, es otra historia, para otro juego, para otro tiempo, para otro “Imaginá que te llamás”.