domingo, 17 de abril de 2022

CARTA A MARIANA, CON UN DIÁLOGO

Querida Mariana: siempre relaciono la Semana Santa con el árbol de jacaranda. Ahí hay un diálogo con la naturaleza. Recuerdo que, de niño, acudía al templo con mis papás y veía unos mantos de color morado cubriendo las imágenes. Ahí también hay un diálogo simbólico, los expertos en religión saben escucharlo. Digo esto, porque el otro día pasé por este bulevar, en Las Flores, y vi la jacaranda con flores en diálogo con las esculturas que ahí están. Estas esculturas son producto de uno de los tres simposios que procuró nuestro destacado paisano, el escultor Luis Aguilar. Estas obras están desperdigadas en el pueblo. El ideal era un espacio que las concentrara. Conocí en Xalapa un espacio escultórico sensacional, que en ese tiempo estaba dirigido por Manuel Velázquez, soberbio artista plástico chiapaneco. Me detuve tantito para escuchar el rumor que se daba en ese ambiente. Acá existe un soberbio diálogo. Ah, las esculturas (parece alucinante) ya se apropiaron del carácter del pueblo, andan en el chisme galán. Son ellas las que dialogan o ¿somos nosotros los que les ponemos, como coronas de flores en día de cumpleaños, las palabras sobre sus testas? ¿Qué nos dice el árbol de jacaranda en época de floración? ¿Hay algún reclamo, porque cuando no tiene flores casi casi lo ignoramos? Las flores son como una bandera que nos hace señales y hace que veamos el árbol, que lo admiremos. Debo confesar que eso me ocurrió al pasar frente a este conjunto escultórico. El árbol soberbio, en floración, atrajo mi mirada, me detuve alelado, sentí la sombra exhalar sobre mi piel y luego, ya con el encanto en mi espíritu, mis ojos se detuvieron en las piezas de metal. Y vi la procesión maravillosa, como si fueran eternos suscribientes de las migraciones infinitas, las que se dieron desde tiempos de Moisés. Hay dos figuras que son fácilmente identificables: tienen formas de animales, pensé entonces en el momento que Noé, desde la proa de su Arca llamó a todos los animales para salvarlos del diluvio universal. ¿De verdad fue universal? ¿Tuvo repercusiones en todos los planetas? Debe ser una exageración, pero el momento en que Noé salvó a los animales está inscrito como uno de los instantes más sublimes de la historia de la humanidad, porque es la reafirmación de las prioridades del inicio de la vida. Antes que el ser humano, la vida inició con los seres no racionales, pero vitales. Ah, mirá cómo el animalito de atrás (tiene horma de cuchito simpático) camina rumbo hacia la sombra del árbol; y el otro animal, soberbio, alado, con la testuz levantada, otea el ambiente y dirige la caravana. En esta fotografía no se aprecia bien, pero, en la base del árbol, hay una plancha metálica, que es como un fragmento de mar, y encima de esa ola espléndida ¡una piedra! ¡Ah, qué guateque tan sabroso! Vi y escuché un diálogo maravilloso entre la madera viva, las flores, las hojas, el metal, la piedra, la tierra, la luz, la sombra. Escuché el lento caminar del cuchito y el rasgar del aire a la hora que el otro animal, soberbio, levantó la cabeza y vio hacia la tierra prometida. Pensé que cuando el grupo de personas bajó estas esculturas de camiones y las colocó ahí no lo hizo bajo un plan premeditado, si acaso hubo un integrante de ese grupo humano que le echó ojo para que se viera bien, para que formara una forma visual atractiva. Y ahí se quedaron esas esculturas, al lado de la jacaranda, dando la bienvenida a los automovilistas que entran al bulevar, despidiendo a quienes se retiran. Son elementos visuales que hacen la diferencia. Alguien podría decir que ahí están olvidadas, aventadas a la buena de Dios, pero, por fortuna, cumplen su función esencial de diálogo, porque otra cosa sería que estuvieran arrumbadas en bodegas, como están muchas obras de arte en los grandes museos. En el propio Louvre hay muchas pinturas que no están colgadas en muros para disfrute de los espectadores, hay obras que están arrumbadas en la sombra y en la humedad de bodegas. Es comprensible, son tantas obras de arte que es imposible destinar más paredes. Las esculturas se colocan sobre el piso; en ocasiones no tienen la base que merecen ni el espacio visual más selecto. Son ellas las que otorgan dignidad al espacio. Comitán, gracias a la iniciativa de Luis, posee esculturas realizadas por artistas de varios países del mundo. Una tarde, en la plaza del pueblo, varios escultores trabajaron al aire libre, a la vista de todos y, al final de la jornada, legaron sus obras para que se quedaran en el pueblo. Y acá siguen esas obras, en un diálogo infinito, entre ellas y la comunidad. Posdata: Hacé un ejercicio de imaginación, mi niña amada, quitá la jacaranda de acá, quitá las esculturas, dejá sólo los promontorios de tierra que se ven y decí cómo se transforma el diálogo. Cada vez que se siembra un árbol hay una plática bonita con el universo; lo mismo sucede cada vez que alguien siembra una escultura, una pieza musical, un texto, una pintura en el espíritu del ser humano.