domingo, 8 de mayo de 2022
CARTA A MARIANA, CON UN MAESTRO
Querida Mariana: todo mundo de acá sabe que el de la foto es el maestro Ovidio. Tal vez algunos le dicen Porfirio, pero a mí me encanta oír que muchas otras personas le dicen maestro Ovidio, que es su segundo nombre. Y digo que me encanta, porque en la prepa, el maestro Óscar, una mañana luminosa nos leyó algo del poeta romano llamado Ovidio y recuerdo (yo que soy de memoria tan enclenque) que dijo que Ovidio había escrito temas relativos al amor. Pucha, imaginá lo que eso significó en la entrada de la adolescencia. El ejemplo que leyó el maestro fue apenas un fragmento de un texto donde el gran Ovidio hace una comparación entre el soldado y el amante, por ahí dice: “¿Quién, a no ser un soldado o un amante soportará los fríos de la noche y las nieves mezcladas con la tupida lluvia?” ¡Ah, genial! Sí, ya te conté en que esos años tuve amigos enamorados que se paraban en la banqueta enfrente de la casa de la amada, esperando ver aunque fuera la sombra de su amor platónico. Años después viví ese verso de Ovidio en la pantalla cinematográfica: en la película “Cinema Paradiso”, el joven enamorado Totó se para frente a la casa de su amada, durante cien noches, no le importa la lluvia ni el frío. ¿Por qué hace esto? Porque su viejo amigo, Alfredo, el proyeccionista, le cuenta una leyenda que tiene como base, sin decirlo, el verso de Ovidio: sólo un soldado o un amante soporta los fríos y las nieves mezcladas con la tupida lluvia por un ideal, en el primer caso (se supone) por el amor a la patria, en el segundo caso por el amor a una chica. Ovidio me encantó desde mi adolescencia. Ovidio fue un pícaro. ¿Sabés cuántas mujeres tuvo? ¡Tres! Sus biógrafos dicen que no se conformó con las tres esposas, tuvo varios voladitos por fuera. Fue un gran conocedor de los misterios del amor y de la pasión.
Una tarde conocí al maestro Porfirio Ovidio. En ese instante lo llamé maestro Ovidio y pensé que él había sido bautizado con el nombre del poeta romano (de la gran Italia, mi niña), del poeta que escribió acerca del amor. Sentí un hilo de cercanía con el maestro, por llevar el nombre del paisano de mis ancestros. El Ovidio romano nació en una pequeña ciudad de Italia que se llama Sulmona, en el año 43 A. C. (estos datos los estoy tomando del Internet, no vayás a pensar que me sé de memoria su biografía).
Bueno, pero hablo del Ovidio que está en la fotografía. Nuestro Ovidio nació en Juncaná, municipio de La Trinitaria, un hermosísimo lugar. Lo conocí en algún acto de promoción de la lectura. Nuestro Ovidio es docente y un excelente promotor de la lectura. Un día, nuestra gloriosa Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar convocó a escritores no profesionales para la publicación de una Antología de Cuentos. El maestro Ovidio envió un simpático texto que fue elegido: “El pata bola”, que cuenta una anécdota del burro de ese nombre, que era “muy enamorado”.
El otro día vi un video de promoción donde él lee un álbum ilustrado y me sorprendí gratamente por su capacidad lectora, por su capacidad para transmitir las palabras. Pienso que la fotografía que te mando (y que me robé de su muro del Facebook) da idea de lo que digo: la capacidad de transmitir emociones, que es el ideal de un escritor y de un lector de cuentos en voz alta. ¿Mirás el gesto de su rostro? ¿La forma cómo su mirada es una daga en el aire? ¿Ya viste la fuerza contenida en el puño? Y en la mano izquierda, como garra de águila, el motivo detonante: el libro.
Conocí a Ovidio y me dio gusto. Es un hombre respetuoso, respetuoso del concepto de amistad, por lo tanto de la vida. Desde Juncaná para el mundo: Ovidio, gran promotor de la lectura. Por ahí mirás el letrero de la playera: “Cuctic, juntos en la lectura”. ¿Qué significa Cuctic? No sé. Imagino que es palabra de algún idioma indígena. Lo leo separado en dos sílabas sonoras: cuc – tic. La terminación es la misma de Chin – kul – tic. Por ahí debe andar.
Posdata: la fuerza que captó esta fotografía demuestra la pasión que nuestro Ovidio pone a esta noble tarea de transmitir la cultura, el gusto por la lectura. Él, desde su nacimiento estuvo marcado por el amor, porque fue bautizado con el nombre de Ovidio, igual que el gran poeta romano. En este caso, nuestro Ovidio comparte con los niños su amor por la lectura. ¡En buena hora!
Un amigo me dice que Cuctic significa juntos, de ahí el lema de “Juntos en la lectura”. ¡Genial!