lunes, 9 de mayo de 2022

CARTA A MARIANA, CON UN RICO CAFÉ

Querida Mariana: ya hay Café Molinari. Lo produce una empresa en Huixtla, Chiapas; es una empresa del licenciado Donald Molinari. Ah, genial. Vos sabés que el apellido Molinari no es común en México, hay muchos más López y Martínez, por ejemplo. El apellido Molinari es italiano. Donde sí hay muchos Molinari es en Argentina y en Uruguay. En esos países sudamericanos llegaron muchos inmigrantes italianos y, entre muchos otros apellidos italianos, el apellido Molinari fue semilla en tierra pródiga. Ahora, en Chiapas, ya hay Café Molinari, café ciento por ciento de altura, de la zona del Soconusco. ¿Ya miraste el lema? Dice: ¡el auténtico sabor puro de las delicias del Soconusco! El café de Chiapas es exquisito y ahora, ¡qué maravilla!, cuando alguien pregunte “¿qué estás tomando?” la otra persona, con una sonrisa de satisfacción dirá: ¡un café Molinari! ¡Qué bendición! Algunos amigos, cuando viajan al extranjero, me envían fotografías de una cafetería que se llama Molinari o el famoso sambuca con ese apellido, porque, insisto, el apellido no es muy común. En Comitán, ¡faltaba más!, tenemos la revista Arenilla, de Molinari. Así está registrada la marca. Originalmente era sólo Arenilla, pero al hacer el registro la autoridad sugirió que fuera más personalizada, porque Arenillas hay muchas, bueno, con decir que hay miles en algunos riñones. Un día, una amiga, generosa, me envió un mensaje en el celular: “¿Sabés con quién me acosté anoche? Con Molinari”, y luego me envió una foto donde mi libro “La tarde que conocí el cine”, estaba al lado de la lámpara de su buró. ¡Qué espléndida! Cuando vi la etiqueta del licenciado Donald Molinari pensé que mucha gente dirá frases similares. Lo menos que una chica huixtleca podrá decir es lo siguiente: “¡Molinari está delicioso!” “¡Me gusta bien calientito!” “Lo primero que hago al despertar es calentarme con Molinari”. “¿Ya probaste a Molinari? Su aroma es excitante”. “Molinari es intenso”. “Yo digo que Molinari es el mejor del Soconusco”. “Me encanta Molinari. No lo cambio por nada”. Y muchas más frases serán aplicadas al Café Molinari, es una de las delicias del Soconusco, y vaya que en aquellas tierras tienen muchas. Aparte del apellido (mi primo hermano Cuauhtémoc Molinari Becerra fue presidente municipal de Huixla) me une un lazo luminoso con Huixtla: mi mamá nació en aquella ciudad en 1930. Ella tiene gratos recuerdos de su pueblo natal, de los momentos que vivió en la finca donde mi abuelo trabajaba; de las idas al río; de los viajes en carreta; del instante en que fue reina; del calorcito rico y de la hora en que mi abuela, en el corredor de la casa, se servía café en un pocillo, auténtico café chiapaneco, y rezaba sus oraciones. Sólo en una ocasión estuve en Huixtla, en los años ochenta me trepé en mi vochito y estuve ahí una o dos horas, no más. Busqué un libro que hablara del Huixtla de la infancia y adolescencia de mi mamá, no lo hallé. Fue un viaje de paso, porque acudí a Tapachula, para notificar cambio de domicilio en la zona militar. Hice mi servicio militar en la Ciudad de México y, como buen ciudadano, avisé que radicaba en mi pueblo natal. Cuando entré a Huixtla me bajé del carro, vi el cielo e invoqué los espíritus de mis antepasados que vivieron bajo esos cielos. Y ahora me entero que en Huixtla ya hay Café Molinari. Casi casi diría que el complemento ideal para una buena lectura de Arenilla de Molinari es una taza de Café Molinari. La chica bonita bien podría decir: “¡Estoy plena! Molinari satisface mi cuerpo y mi espíritu”. Posdata: sí, debo confesar que me sentí bien cuando mi amiga me dijo que yo estaba con ella. Una vez, mi amiga Rocío me envió una foto que le tomaron en la Feria del Libro de Guadalajara, en sus manos tenía una de mis novelitas, dijo: “acá estás”. Sí, en esa ocasión estuve en la FIL sin estar presencialmente, jamás he estado allá, pero en esa edición, uno de mis librincillos estuvo a la venta en el stand de Coneculta. Para no causar conflictos, jamás te regalaré una bolsa de Café Molinari, porque sé que tu novio se molestaría si vos dijeras: “Hoy en la mañana me eché un riquísimo Molinari”.