sábado, 7 de enero de 2023

CARTA A MARIANA, CON UNA CELEBRACIÓN FASTUOSA

Querida Mariana: a mí me encanta que el Restaurante 1813 haya puesto en nuestro calendario esta fecha, fecha que celebraban sólo los conocedores. Ahora, gracias a esa maravillosa iniciativa, medio mundo de acá sabe que 1813 fue un año decisivo para nuestra historia local. Si entrás a Internet y revisás la página electrónica “Comitán de las flores” encontrarás el decreto que expidió la Asamblea Constituyente, llamada las Cortes de Cádiz, con el cual se concede el título de ciudad a nuestro pueblo. Comitán celebra en este 2023 ¡210 años de ser ciudad! ¿Mirás qué orgullo? No se trata de andar en competencia con otros pueblos, pero debemos consignar que los historiadores locales dicen que, en esa fecha, la hoy capital de Chiapas fue nombrada Villa; es decir, Comitán fue nombrada como ciudad antes que Tuxtla Gutiérrez. Se dice sólo como mero dato histórico anecdótico. Sin duda que es ejemplo de la importancia que tenían esos pueblos en ese momento. Comitán fue un pueblo que tributó bastante a la corona española. En fin, esto es cosa para especialistas. Y lo simpático es que después de estarnos pavoneando por ser ciudad resulta que en 2012 nos sentimos chentos porque nuestra ciudad fue nombrada como Pueblo Mágico. Alguien podría decir que nos bajaron de categoría, porque los índices demográficos insisten en decir que la cualidad de ciudad es más relevante que la de pueblo. En realidad, Comitán es una ciudad por su crecimiento poblacional que preserva las características culturales de un pueblo único. Somos una ciudad bien pueblo, un pueblo citadino. Digo que los chefs del Restaurante 1813 honraron a Comitán con ese nombre y colocaron en nuestro imaginario colectivo el año en que nuestro pueblo fue nombrado como ciudad. Sí, el nombramiento vino del otro lado del charco, porque en ese momento nuestra comunidad aún pertenecía a la Corona Española. Ya estaba por venir el instante donde Fray Matías, Barnoya y Josefina García (de acuerdo con la leyenda histórica) lanzarían el grito para que Comitán fuera independiente, iniciativa que fue seguida por los demás pueblos de Chiapas. Ah, sonará medio pretencioso, pero los historiadores señalan la importancia que nuestro pueblo ha tenido en la historia. Los del otro lado del charco, los picudos de entonces, dijeron que Comitán fuera el primer poblado en la región en ser ciudad, y luego, los de este lado lanzaron la iniciativa de ser libres. Sí, parece un contrasentido. Los de allá podrían decir: ¿así pagás mi galantería de nombrarte ciudad? Pucha, mejor te hubiera dejado como estabas, ya te creés mucho. A nivel federal 2023 fue nombrado como Año de Francisco Villa. Esto pone en la reflexión pública la imagen del revolucionario. A nivel local, Comitán celebra el cumpleaños 210 de haber sido nombrada ciudad. Gracias al nombramiento de Año de Francisco Villa nos enteramos que sus restos mortales reposan en el Monumento a la Revolución, en la Ciudad de México. El otro día, un historiador dijo que ahí están los restos de Venustiano Carranza, de Francisco I. Madero, Plutarco Elías Calles y de Pancho Villa. ¡Falta Emiliano Zapata!, dijo él, pero luego aclaró que cuando hubo un intento de llevar los restos del revolucionario, los habitantes de Cuautla, Morelos, no lo permitieron. Recordé que los restos de Belisario Domínguez descansan en la ciudad donde nació: Comitán. Belisario nació en 1863; es decir, el año en que Comitán conmemoró el cincuentenario de su designación como ciudad. Esto es mera curiosidad histórica, porque el asesinato de Belisario ocurrió en 1913 y cien años después, en 2013, el Senado de la República nombró el año como Año de Belisario Domínguez. La presencia del número tres está presente en esta vaina de hechos históricos. El decreto que se reproduce en “Comitán de las flores” dice que fue el 29 de octubre de 1813 el día que se expidió en la Real Isla de León, España. Pucha, nadita. ¡Real Isla de León! Este nombre ya le da gran categoría al nombramiento. Eso que dije del número tres, que es un mero juego de coincidencias, también puede aplicarse a lo de los leones, incluido el Club de Leones que tantas historias formó en los comitecos. La leyenda del origen de Comitán habla de un león. Un día, algunos escrupulosos dijeron que en la región nunca hubo leones, que acá es territorio de jaguares y pumas, no aceptaron la simbología. De España nos llegaron leones. No hay que darle mucha vuelta. Tenemos leones rampantes en el escudo de Chiapas. Tuvimos un león rampante en la fuente discreta de una esquina del antiguo parque central, que ahora anda, todo sholco, en el Tanque de los caballos. Tuvimos un león de melena en la escultura de piedra que los vecinos mandaron a hacer y estuvo al lado de los chorros de La Pila. Y ahora nos enteramos que el decreto de ciudad fue expedido en la Real Isla de Léon. No podemos negar este hilo. ¿Dónde dejamos la maravillosa historia del local que estuvo en la manzana de la discordia: “Telas León”, cuyo fundador fue don Hernán León? Mirá cómo inicia el decreto: “Don Fernando VII, por la gracia de Dios y de la Constitución de la Monarquía Española, Rey de las Españas…”. El rey dio a conocer que las Cortes “en consideración a los buenos servicios y cuantiosos donativos” concedieron el título “de Ciudad de Santa María al pueblo de Comitán y el de Villas a los de Tusta (Tuxtla), Tonalá, Tapachula y Palenque”. Digo pues que no es competencia, pero en España vieron que, en ese año, Comitán era un pueblo que entregaba buenos servicios y cuantiosos donativos. ¡Pucha! Pues sí, los historiadores nos han dicho que los frailes dominicos fueron propietarios de grandes haciendas en la región comiteca. No sé qué pensarán los muy nacionalistas, los que rechazan todo lo español. Pero debemos reconocer que conmemoramos el nombramiento de ciudad otorgado por un Rey y lo hacemos en el idioma que nos heredaron, la bellísima lengua castellana, lenguaje en el que está escrito esa obra cumbre de la literatura mundial: El Quijote. Comitán es ciudad y es pueblo. Hoy, la fecha de 1813 la tenemos muy cercana. ¡Genial! Antes que los chefs Karla Albores y Mario Maldonado abrieran su restaurante, la fecha no estaba en el imaginario colectivo comiteco. Ahora, ¡qué bendición!, la fecha aparece a cada rato, en muchas conversaciones. “Comadrita, buen día, ayer desayunamos con la Cristy en el 1813”. ¿Mirás? Esto no es poca cosa, ¡no! Sobre todo, cuando existe una tendencia a buscar nombres ajenos para denotar clase. Acá hay un elemento fundamental de identidad. El prestigio del restaurante lo otorga la calidad de su cocina, con el agregado de un nombre auténtico, que tiene su origen en un luminoso hecho histórico. He escuchado que algunas personas preguntan por qué el restaurante se llama así. Lo hice al principio. Dije que no todo mundo reconocía la fecha. Ahora sí ya es parte de nuestro día a día. Ya muchos podemos responder: es que es el año en que las Cortes de Cadiz dieron el nombramiento de ciudad a Comitán. ¡Pucha! Lo decimos con un tono de Carlos Monsiváis revuelto con Octavio Paz, como si fuéramos grandes conocedores. Todo se debe a un acto maravilloso de dos chefs, orgullo de esta ciudad y pueblo mágico a la vez. ¿De qué manera las autoridades conmemorarán los 210 años del nombramiento de ciudad? No lo sé. Ahora, todo mundo puede acudir al maravilloso restaurante, cualquier día del año, y celebrar con lo mejor de la gastronomía comiteca, en un ambiente muy agradable. Ya te conté, el otro día, que a mí me encanta entrar al restaurante, porque es como un sitio comiteco, con hierbas, plantas y árboles. Sabés que me encantan los espacios al aire libre, disfruto mucho comer a la sombra de árboles cobijado con el maravilloso clima comiteco. Claro, si está lloviendo pues me meto en un apartadito, pero si el sol se regodea basta buscar una buena sombra para disfrutar la vida. Posdata: los historiadores dicen que por acá no llegó la revolución, pero algunos testimonios cuentan que algunos comitecos sí participaron. Óscar Bonifaz, en su libro “El pulso de mis letras”, escribe: “A la dulzura de mi madre, contrastó siempre el recio carácter viril de mi padre, uno de esos famosos Dorados de Villa que se quedó en mi casa para contarnos de una época sangrienta en nuestra historia…” ¡Tzatz Comitán!