lunes, 30 de enero de 2023
ORACIÓN POR EL TÍO GILBERTO BERMÚDEZ BERMÚDEZ
Que Dios te reciba con la alegría que derramaste en vida, a la hora de la convivencia, a la hora de ir a dejar sombreros a la frontera con Guatemala, a la hora de brindar con los compadres, a la hora de correr por la casa de tía Juanita Bermúdez y de tío Guillermo Bermúdez.
Que te reciba con el aroma de los pinos del rancho de tus padres: Hierbabuena; que te dé el azul del cielo, el frío sabroso de la madrugada, la caricia del sol al aparecer tras las montañas.
Que oigás el mugido de las vacas y el salto armonioso del venado, el canto de los pájaros y el vuelo de los patos que migran.
Que bebás agua limpia del nacedero, que al poner tus dos manos la recibás como recibiste los dones en vida, agradecido.
Que destine el mejor árbol para vos, el de dos ramas con el mismo apellido: Bermúdez. Árbol pródigo, generoso.
Que te tenga destinado un buen asiento, como el que todas las mañanas recibía a tía Juanita, hermana de mi abuela paterna, a la hora que extendía la mano para recibir la moneda que dejaba el niño que, gozoso, iba al patio trasero donde estaban los tanques para nadar.
Que te bendiga con el aroma de los cartuchos (alcatraces) que crecían generosos en el jardín y cuidaba Chepito.
Que te dé un lugar privilegiado para cuidar a tu familia, a la tía Maty, a tus hijos Reynaldo, Mario, Miguel, Gil y Ofe, a tus nietos y demás gajos de tu gentil árbol.
Que las mejores palabras te acompañen, que brinqués la cuerda de la vida eterna; que tu carne sea una con tu espíritu y todo sea parte del infinito.
Que lo sembrado en la tierra dé frutos en tu nuevo espacio y tu árbol siga dando sombra, oxígeno y sea hogar para cien chupamirtos y diez mil orquídeas.
Que cada charco sea como un mar lleno de peces, sardinas, tortugas; que el arco del delfín sea como tu sonrisa.
Que tus ganas de vivir sean el camino que ahora anden tus pasos; que no necesités bastón para caminar ni usés cubreboca, que tu aliento sea el mismo que acarició el patio de tu casa.
Tu casa, donde una vez me recibiste porque mis padres fueron de viaje; tu casa, donde escuché en radio la transmisión del partido inaugural del México 70. Patio generoso, donde jugué chinchinagua con Mario, Gil y Miguel.
Que Dios te lleve a lugares bonitos, como vos nos llevaste una vez a Los Lagos de Montebello; que Él te provea lombrices para ensartar en los anzuelos y pescar pececitos en la Laguna Encantada o Esmeralda.
Que tus manos sigan arando la tierra, poniendo estrellas en el cielo, acariciando nubes en lo alto.
Que te sea fácil nombrar el tiempo sin tiempo, que no haya más espera que la vida eterna.
Que los años por delante sean una eterna primavera, que siempre haya rosas, que todo esté verde, húmedo, que haya luz por doquier, que todo sea como una esquina iluminada.
Que Dios te conserve en un rincón amable, por los siglos de los siglos.
Que descansés en paz.