lunes, 12 de febrero de 2024

CARTA A MARIANA, CON FOTO DE DIEZ

Querida Mariana: paso copia de una fotografía tomada el 10 de febrero de 2024. Es una más del titipuchal de fotografías que fueron tomadas en la Entrada de Flores. Vos sabés que ese día (que dicen los expertos es el mero día de San Caralampio) se realiza en Comitán lo que ahora se llama romería, todo en honor a Tata Lampo, que es el santo católico (ortodoxo) consentido de los comitecos. Las personas se reúnen en el sitio llamado El chumís (porque ahí hay un árbol de esta familia) y cuando ya hay un nutrido grupo caminan hasta llegar al templo de San Caralampio. Los participantes lo hacen con gran fervor, claro, hay maneras de demostrar el cariño, algunos (los tradicionales) vienen de rancherías cercanas y traen ofrendas florales. En sus manos, llenas de callos por la labranza, traen flores llenas de colorido; otros (los “modernos”) llevan cervezas en sus manos, cervezas que consumen en la ruta de su carnaval particular. Ruta que también se ha modificado, porque al inicio el trayecto era del Chumís al templo, en La Pila. Ahora, la ruta se da una vueltita por el parque central, para que la romería pase donde están las autoridades, cómodamente sentadas, aplaudiendo. En la foto que te envío ves al contingente de nuestro Colegio Mariano N. Ruiz. Cada año, desde hace varios, muchos, mi jefe, el maestro Huguito (acá va con un mostacho y cubierto con un sombrero, tocando un enormísimo tambor) impulsa esta tradición. El doctor Hugo, como parte de una materia que impartía, fomentó la tradición. Todos los integrantes, o bien tocan el tambor o el pito (tradición tojolabal) o van disfrazados de diablitos (las chicas de hoy ya no portan las máscaras de cartón que antes usaban, y esto es así, decimos, porque ahora el registro fotográfico debe quedar para la posteridad, con sus caritas y no detrás de unas máscaras. Pero la presencia de diablitos y diablitas recupera una tradición ancestral. Hace falta el fomento de las características máscaras). Año con año el Colegio participa. En esta ocasión ves que dos diablitas llevan una lona donde aparece el logotipo (rumbo a los 75) y, al lado de fotografías de San Caralampio y de un grupo participante en años anteriores, aparece la leyenda “Siempre católico” y un “Viva San Caralampio”. Los mensajes sintetizan el espíritu de todos los participantes en la Entrada de Flores, del 10 de febrero. Todos los participantes preparan con tiempo sus disfraces, lo hacen porque son católicos, porque la tradición impera y porque es una manera de honrar al santo. Quienes son católicos entienden mucho mejor esta manifestación divina. Los no creyentes pueden preguntarse: ¿por qué lo hacen? Pero esta Entrada de Flores tiene el mismo origen que, por ejemplo, las “antorchas” en honor a la Virgen de Guadalupe. Por supuesto que el acto trasciende. En la actualidad, la Entrada de Flores, del 10 de febrero, se ha convertido en un elemento cultural insoslayable de la cultura comiteca, miles de participantes, miles de testimonios y miles de fotografías dan cuenta del suceso. Cada año, Comitán se prepara para la conmemoración que ya es un tachilgüil entre lo sacro y lo pagano. Esto es ahora. Algunas instituciones procuran el rescate de la esencia. En 2024, un grupo de ciudadanos mandó a hacer tres gigantes (que anteriormente eran parte indispensable del festejo) y un grupo se disfrazó en forma maravillosas con personajes de la película Pinocho, del gran cineasta mexicano. De todo hay en la Viña del Señor, comparsas con disfraces ingeniosos y atractivos, asimismo comparsas con elementos que llegan al extremo de lo soez. De todo, pero todo inspirado en las dos frases que aparecen acá en esta fotografía. Lo hacen porque son católicos y porque es una manera de gritar por todo lo alto un ¡Viva San Caralampio! Posdata: la manera de preservar una tradición es inculcar los valores en las nuevas generaciones, el pase de estafeta es importantísimo. Mi educación primaria la estudié en una escuela primaria pública, la secundaria la estudié en el Colegio Mariano N. Ruiz, un colegio dirigido por un sacerdote católico. Ahí entendí que ya se daba este tachilgüil que ahora aparece en nuestras tradiciones. Al lado de la vida y obra de Benito Juárez y demás héroes mexicanos estudiábamos pasajes de la Biblia, gracias a estos pasajes me enamoré de la literatura. A fin de mes, los alumnos debíamos confesarnos, era todo un desafío mental, ¿y ahora qué le digo al padre, algo que supere lo que dije el mes pasado? Todo está en el terreno de la imaginación. La Entrada de Flores activa la imaginación de todos los participantes. ¿Qué disfraz nos pondremos en esta ocasión, disfraz que supere al anterior? ¡Tzatz Comitán!